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Qatar2022 |LA SCALONETA SE IMPUSO SIN DEJAR DUDAS, PASÓ A OCTAVOS DE FINAL Y LA GENTE SALIÓ A FESTEJAR. TRAS EL PARTIDO, BOCINAZOS GANARON LOS BARRIOS. AHORA, A PENSAR EN EL SÁBADO

Triunfo, alegría y los festejos volvieron a 7 y 50

No fue un día de miércoles. El Mundial y la Selección todo lo pueden. Las obligaciones se cortaron un rato antes del partido. Los chicos y chicas fueron retirados antes de las escuelas; los comercios colgaron el cartelito de “cerrado”. Los bares y los hogares sirvieron de tribunas

Walter Epíscopo

Walter Epíscopo
wepiscopo@eldia.com

1 de Diciembre de 2022 | 04:48
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El plan para ver el partido ayer ante Polonia fue totalmente diferente a lo que habíamos vivido ante Arabia Saudita y México. La lógística fue otra totalmente diferente. Y la Ciudad lo sintió.

Por que mientras los árabes en el debut hubo que madrugar mucho, tras el final del partido a las 9 de la mañana, quedaba por delante todo el día por transitar (encima con la bronca de la inesperada derota); el sábado pasado por la tarde, fue pleno descanso, con un almuerzo y una sobremesa extendida, o el inicio de una reunión que siguió luego con una picada.

Pero ayer era distinto. Había que atravesar un día laborable, cumplir con las obligaciones, ir al trabajo, a la facu o al cole, pensando en quedar libre un rato antes de las 16. O al menos, que el partido te agarrara en algún lugar con tele, sea una casa o un bar.

En la Ciudad de Bs As hubo fan fest y se reunieron miles de personas

Y el pulso en la Región se fue acelerando a medida que se acercaba la hora del partido. Por la mañana, en los colegios estuvo todo normal, en cada oficina también. Ya pasado el mediodía, por ejemplo, en el centro platense el paso se fue apurando para ir a los bancos o hacer trámites. Las camisetas se empezaron a ver cada vez más, entre los vendedores ambulantes que ofrecían banderas, camisetas, gorros y todo lo celeste y blanco que podía haber.

El sol y el calor era agobiante, el tránsito una locura a dos horas del partido. Todos querían pasar primero, todos querían llegar primero. El reloj se miraba cada dos minutos y el tiempo no pasaba. Alguno como para ir calmando la ansiedad de reojo miraba la derrota de los franceses con Túnez.

Las avenidas se fueron poblando, circunvalación también, la gente buscando salir del centro, escapar para los barrios fuera del casco. La cosa era estar en casa de vuelta a la hora del partido.

La atención al público en los comercios se dio hasta un rato antes del partido, “entre las 4 y las 6 no se atiende a nadie. Después vemos, según como salgamos”, decía un comerciante que no dudaba en poner el cartelito de “cerrado”.

¿Las escuelas a la tarde? No. Para nada. No hubo lugar para televisores en salones. Los chicos y chicas fueron retirados un rato antes del partido. Y en el mejor de los casos, hubo “faltazo” directamente.

Muchos grupos de alumnos que no fueron a la escuela, eligieron igualmente juntarse en alguna casa para ver el partido todos juntos.

 

El ritmo de la Ciudad se aceleró a medida que se acercaba el partido. Otra vez, hubo calles desiertas

 

Al mismo tiempo, los bares del centro, se fueron poblando de gente que aprovechó para comer y tomar algo, y agarrar una buena mesa delante del televisor. Los más rezagados fueron quedando parados o ubicándose donde podían.

El primer tiempo fue lleno de tensión. Frenético. Argentina llevó por delante a Polonia vy nadie sacaba la mirada del televisor. Afuera, las calles prácticamente vacías, mientras el viento volaba todo y movía los árboles, el cielo se oscurecía y caían algunas gotas.

La tarde se ponía fea afuera, ¿pero qué importaba? Adentro todo era calor hinchando por la Selección. El grito de gol que quedó atragantado por el penal que el arquero polaco Szczesny le sacó a Messi. Pero Argentina estaba bien, y el gol parecía que estaba al caer en cualquier momento...

En el entretiempo hubo conformismo en los comentarios de todos, por que la “Scaloneta” iba una y otra vez contra el arco polaco.

A todo esto, en las calles no quedaron ni los vendedores en las veredas, mientras el clima mejoraba. Una resolana cubría todo y ya no llovía.

No bien terminó el partido desbordó de hinchas la esquina de 7 y 50

El inicio del complemento fue increíble. Muchos se estaban terminando de acomodar en sus lugares tras haber ido al baño, fumado varios cigarrillos en solo 15 minutos del entretiempo, cuando apareció Alexis MacAllister para poner el 1-0 y desatar el grito sagrado.

“Nadie se mueva de sus lugares. Se quedan todos en los lugares que están”, decía alguien en el bar. Las cábalas empezaban a aflorar a pleno, y hasta cambiaban tras el gol argentino. Ese complemento fue con una tensa alegría. Por que Argentina ganaba, pero solo 1-0, aunque el equipo iba por más.

Y a los 22 minutos llegó el golazo de Julián Alvarez para poner el 2-0, y desatar el festejo en cada rincón de la Ciudad. En cada casa, en cada bar, en alguna oficina o negocio donde algún laburante debió quedarse.

Mientras la Selección tocaba y tocaba y merecía meter el cuarto gol antes que el tercero, se empezó a ver lo que pasaba con México y Arabia.

Los goles mexicanos llegaban pero no le alcanzaba para pasar a los Octavos de Final. “Tomá Canelo”, gritó uno en un bar cerca de la ventana. Está claro, el boxeador días atrás “tocó” a Messi y el mundo lo reprobó. Ahora es centro de todas las dedicatorias y cargadas.

 

Tras la victoria de la Scaloneta, la gente festejó. Bocinazos por las calles y a pensar en el sábado

 

El reloj marcaba las 17:55 cuando se empezaron a escuchar los primeros bocinazos. Con el correr de los minutos las calles volvieron a poblarse y cada uno siguió con su rutina.

Abrir un rato el negocio, ir al gimnasio, cumplir con un entrenamiento, en definitiva, empezar a cerrar el día pero con una alegría desbordante y la sonrisa clavada en la cara.

Algunos vendedores en el centro volvieron a exponer todo lo celeste y blanco que tenían, y con el pase a Octavos, la camiseta había tenido un toquecito en el valor.

“Qué partidazo jugó Messi. Hoy el equipo jugó bien”, comentaba al pasar uno en una parada de taxi céntrica. “Ahora si apareció el equipo. Bien Scaloni con los cambios”, tiraba otro muy cerca.

Rápidamente el centro platense comenzó a llenarse, buscando la mítica esquina de 7 y 50, donde los platenses han festejado históricamente cada alegría deportiva, sea de la Selección Argentina, como de sus equipos.

La familia Feller y un grupo de amigas para alentar a la Selección / EL DIA

De repente no pareció un miércoles, el tiempo paró y solo hubo lugar para los festejos, para gritar por la Selección, por Messi y por la ilusión de seguir avanzando en la Copa del Mundo. Las camisetas de Messi con el “10” empezaron a dominar la escena local, como también en distintos puntos del país.

La amargura matinal de Arabia Saudita quedó en el recuerdo; el grito de alivio ante México fue un gran envión; el disfrute por el triunfo y el juego demostrado ayer ante Polonia ilusiona a todos.

“Ahora sí apareció el equipo. ¿Qué me importa Brasil, Francia... Yo quiero que Argentina siga creciendo”, decía un kioskero cerca de 7 y 50 mientras miraba pasar a muchos jóvenes disfrutando de esta alegría, enfundados en banderas atadas al cuello.

El festejo siguió cuando las primeras sombras de la noche empezaban a aparecer. El “Vamo, vamo, Argentinaaaa, vamo, vamo, a ganaaar, que esta barra quilombera, no te deja, no te deja, de alentaaar”, se cantó una y otra vez, como tantas otras veces donde el pueblo soñó. “Que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar”, cantó la gente.

La fase de grupos es historia. Ahora empieza otro Mundial. El sábado a las 16 con Australia y a pensar en cómo vivirlo. Pero hasta ese momento, quién nos puede quitar el derecho a festejar y soñar. El equipo, ayer, nos invitó a hacerlo. Después, ¿qué importará el después...?

En lo de la familia Garmendia, se juntaron compañeras de escuela / EL DIA

 

 

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