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Información General |EN LA TIERRA DE “KIRICOCHO” Y EL BRUJO MANUEL

Furor por las cábalas: budines de la suerte, figuritas congeladas y mucho sahumerio

Hasta los más racionales tienen su propio ritual. Algunos son religiosos, otros, de indumentaria, y los hay gastronómicos y gestuales. Los expertos coinciden en que es un “intento por controlar el azar”, que se agudiza con la implicancia emocional en el hecho. Toda la fe enfocada en un sueño

Furor por las cábalas: budines de la suerte, figuritas congeladas y mucho sahumerio

El budín marmolado que prepara Paola Marsico se sirve en el segundo tiempo y se postea con un gol argentino adentro / el dia

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

18 de Diciembre de 2022 | 04:59
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Ya está, las cartas están echadas. O quizás no; quién sabe. ¿La “suerte” que defina el destino de la Copa Mundial dependerá de sucesos irreversibles y misteriosamente escritos de antemano -eso que llaman destino-; o del circunstancial choque de talentos en el campo del Estadio Lusail?

Para ser justos, no son pocos los que creen en una tercera variable, poderosa como el aleteo de una mariposa e infalible como la sucesión de las estaciones del año: las cábalas, esas costumbres tan particulares como quienes las practican e incomprobables como los fantasmas, la cura del empacho o el poder anticipatorio de los sueños.

“El pensamiento mágico es un modo de razonamiento no científico que genera conclusiones basadas en supuestos informales, y a veces erróneos, estableciendo asociaciones forzadas y confundiendo relaciones de causa-efecto que no se pueden demostrar”, dice Diego Sarasola, médico especialista en neuropsiquiatría y director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria.

Está convencido de que “es una suerte de intento por controlar el azar”, una batalla perdida de antemano, considerando que es un “partido de fútbol que se juega a kilómetros de distancia”.

Mientras tanto (por las dudas), en una oficina cercana a Plaza Paso, “Mili” pega en la pared un sticker y cuelga dos globos -uno celeste y uno blanco-, justo al lado del dibujo de Maradona que garabateó “Nico” con un lápiz. July “incensa” con un sahumerio de color azul y revienta el globo celeste, para que “Nico” lo guarde en un cajón mientras “Mili” infla uno nuevo. Cierran el ritual cantando fuerte a coro la canción de La Mosca. “Después de perder con Arabia empezamos a hacerlo así antes de cada partido”, dicen con la compostura y la gravedad que merecen las cosas serias.

Fueron los españoles de origen vasco los que, a principios del siglo XX, con la gran inmigración, introdujeron en nuestro país el término “cábula”, que más tarde derivó en “cábala”.

“Genera en quienes las hacen alguna tranquilidad, como genera intranquilidad cuando no las hacen, aunque no sea un pensamiento racional”, reflexionó Sarasola justo después del triunfo que puso a nuestra Selección en la final; “basta con pensar que (aquel martes 13) había millones de cábalas argentinas y millones de cábalas croatas al mismo tiempo. Y ninguna era superior a otra”.

Si hablamos de rituales, hay para todos los gustos: religiosos (rezar, prender velas o hacer promesas); de indumentaria (ponerse la camiseta argentina o la ropa que antes trajo “suerte”); de lugar (ver los partidos en el mismo sitio), gestuales o conductuales (respetar cierta rutina previa al partido), infinidad de combinaciones entre todos los anteriores y una variable más, entre muchísimas que no vienen al caso: la culinaria.

El ritual en la pared de una oficina, cerquita de Plaza Paso. Globos, stickers y dibujitos / EL DIA

“EN EL BUDÍN ESTÁ LA M DE MESSI”

Paola Marsico (50), por ejemplo, arrancó con su cábala cuando Argentina se impuso a México por 2 a 0. Para ser exactos, con el primer gol en el segundo tiempo, que llegó justo cuando ella apoyó en la mesa ratona del living el budín marmolado que había preparado el día anterior para acompañar el mate, y su hijo y un amigo la conminaron a no moverse de allí convencidos de que “fue el budín”.

“Yo trato de que mis dos hijos tengan fe, de que crean en algo y, para ellos, éste es el budín de la suerte; verlos felices y poder compartirlo con ellos es maravilloso”, dice Paola, que es empleada administrativa en una agronomía de Lobos (donde viven), perdió a toda su familia en un par de años y escribió dos libros con historias anudadas por el amor y las recetas de cocina. Ojo, que el ritual es mucho más complicado de lo que parece: Marsico prepara el budín el día anterior, respetando la receta a rajatabla (ver aparte), mira el primer tiempo en su pieza y lo sirve en el segundo. Se toman una foto, claro, pero no la suben a las redes antes del primer gol de Argentina (cuando a Paola le tocó trabajar, la etiquetaron), a pesar de que cada vez son más los seguidores que le preguntan con insistencia si acató la cábala.

“Me mata cómo se engancha la gente”, se ríe Marsico, apuntando que, según ellos, “en el marmolado se ve la M de Messi”. El de las cábalas es un territorio conocido para Paola, que creció viendo a su papá cambiar el televisor familiar para cada Mundial de Fútbol.

La carta para la selección, con su papelito, la vela ganesha y el buda

Resalta Sarasola que “la mayoría de quienes hacen cábalas, si lo razonan un segundo, reconocen que no tiene sentido, pero algo los lleva a no poder dejar de hacerlas. El famoso ‘por las dudas’, en el que se mezclan varios fenómenos psicológicos”.

“En algunas ocasiones -agrega- es un sesgo consistente en hallar relaciones causales donde simplemente hay correlaciones azarosas. Por ejemplo, te fuiste al baño en el momento en que el rival hace un gol, y pensás: ‘por las dudas no voy más’. Es un pensamiento primitivo que se mantiene en la actualidad, porque nuestro cerebro está preparado para hacer este tipo de asociaciones, sin poder causal, cuando nos da resultado”.

Según el neuropsiquiatra, esto es así porque tendemos a fijar lo bueno, “como aquel que pierde 84 veces en el casino pero recuerda la que ganó”. Y cuanto “más implicancia emocional tengamos en el hecho, más fuerza toma ese pensamiento mágico”. Eso explica que las costumbres se hayan agudizado a medida que Argentina avanzaba en el fixture.

“Yo pongo un papel con el nombre del equipo contrario en el freezer. Sahúmo el televisor todo el partido, desde que salen del vestuario. En el himno, además, le pongo todos los símbolos de reiki a Messi. Imagino en nuestro arco una pared de ladrillo; pongo en un altar una carta de tarot con una vela y otro sahumerio y me quedo parada al lado de la cocina desde que empieza el partido hasta que termina”, dice Gabriela (47), una profesional platense convencida de que todo aquello “no es mucho”.

El pensamiento mágico ayudó a los inmigrantes de principios del siglo XX a darle sentido y esperanza a su vida, sobre todo en un contexto duro. Y, a partir de la crisis de 1930, los nativos abrazaron la tendencia, reflejada en letras de tangos que hablan de la “mala pata”, el golpe de suerte y las cábalas. Estas prácticas se han asociado desde siempre con el juego y el deporte, que suelen operar como placebos en tiempos difíciles.

Para el psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa, “en el fondo es un sustrato del pensamiento rígido u obsesivo, casi una racionalidad extrema, en la cual mi mente me dice que todo funciona si me siento y toco la cabeza del perro tres veces con la mano izquierda. El problema es que, al tener un sesgo confirmatorio, lo voy a volver a hacer”.

Sarasola considera importante distinguir entre dos tipos de rituales, en virtud de la implicancia que tenga cada persona en aquello sobre lo que pretende influir. “Una cosa es mirar un partido de Argentina desde un sillón y otra es hacer una cábala porque tengo que rendir un examen. Si no la hago puede haber una influencia psicológica de temor o inquietud que repercuta negativamente; no porque tenga un poder real o verdadero, si no por el poder de condicionarlos psicológicamente”.

DE CARAMELOS SUGUS Y ZODÍACO

A esta altura no está en duda el talento de los jugadores y del cuerpo técnico de la Selección; ellos mismos son conscientes de eso, pero, por si acaso, no descuidan -por lo menos- una cábala: en el reconocimiento de campo que hacen una hora antes de cada partido, Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Alejandro “Papu” Gómez comen los caramelos Sugus que les hizo llegar el hermano de Emiliano “Dibu” Martínez. La “costumbre” (como solía decirles Carlos Salvador Bilardo) arrancó con la goleada contra Ecuador en cuartos de la Copa América, en 2021.

Las cábalas no aplican sólo para el fútbol. El tenista español Rafael Nadal nunca deja de asegurarse que su rival cruce primero la red en los cambios de lado, alinea sus botellas de agua con las etiquetas mirando hacia la cancha, siempre tienen que estar paradas y las consume respetando el orden establecido, sin tomar dos veces seguidas de la misma. Novak Djokovic lleva siempre a los torneos a su caniche blanco y evita bañarse en la misma ducha del vestuario. En el mundo del automovilismo y motociclismo, el número 13 es sinónimo indiscutible de mala suerte, mientras que para el ex campeón mundial de ajedrez, Garry Kasparov, siempre resultó señal de buena fortuna. Nacido el 13 de abril de 1963 (múltiplo de 13), ganó su primer título tras imponerse en 13 partidas contra 11 de Anatoly Karpov. Y cada año en el que fue a jugar el torneo español de Linares pidió expresamente que le reservaran la habitación N° 13 del hotel Aníbal.

Mientras tanto, en un departamento cercano al Parque San Martín, José, un periodista platense de 46 años, plancha su ropa a pesar de los casi 40 grados de este diciembre implacable, con la confianza de que eso evitará que Argentina caiga derrotada en Qatar. A unas cuantas cuadras de ahí, Federico (46) abre el freezer de su casa y se encuentra con las figuritas del seleccionado de México, que su hijo Valentín, de 8 años, acomodó entre las cubeteras. “Ya tiene preparadas las de Francia”, anticipa.

“El pensamiento mágico se da mucho en el deporte, pero sucede, en realidad, en todos los ámbitos”, afirma Sarasola, lo cual justifica, a su criterio, “la existencia de la astrología y otras pseudociencias, que son un fenómeno mundial. ¿Qué tiene de racional suponer que porque Júpiter esté alineado con otro planeta puede influir en lo que te pase al día siguiente? Sin embargo, todos sabemos de qué signo somos”.

Hablando de eso, el polémico ex DT de Francia, Raymond Domenech, reconoció que consultaba el zodíaco de sus futbolistas antes de convocarlos y que vetó a algunos por sus signos por considerarlos “poco beneficiosos para el grupo”. Parece que Ricardo La Volpe también tuvo en cuenta a los astros a la hora de dirigir el seleccionado azteca en Alemania 2006. Como sea, si les hablaron, ninguno de los dos los escuchó bien.

“Es la secuencia de la semiología del pensamiento y cómo funciona nuestra mente, que busca constantemente la certidumbre; y la certidumbre puede estar en lugares no racionales”, opina Enrique De Rosa.

“Congelamiento” de la selección francesa

RELIGIÓN Y BRUJERÍA

Diego Sarasola considera que “hay muchas similitudes” entre las cábalas y la religión, y, aunque rescata de esta última “el bagaje cultural y saber filosófico que la estructura” entiende que “no hay diferencia entre aquella persona que se invoca a un santo antes de un partido o quien le reza al Gauchito Gil”. En el fondo, resume, “la fe es creer sin evidencia y el pensamiento religioso no es científico”.

 

El polémico ex DT francés, Domenech, reconoció que consultaba el zodíaco

 

El terreno del fútbol es fértil también para los mitos de milagros y gualichos. Entre los más famosos está el de la Bruja Dora, de Chascomús, que en 1991 hizo un “trabajo” que los dirigentes de Quilmes nunca pagaron y les auguró “trece años de mala suerte”. Con el regreso a Primera División, la mala racha del club se cortó, justamente, en 2004.

En nuestra Ciudad fue famoso el Brujo Manuel, amuleto de Estudiantes en la Copa Libertadores 2009, quien llegó a viajar a Ecuador con la Selección el día de la sufrida clasificación a Rusia 2018. Fue victoria 3-1, con tres goles de Messi. Después del partido, Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de AFA, reconoció que Manuel había tenido “mucho que ver”. Y ni hablar de la famosa “maldición de Tilcara” por una supuesta promesa incumplida de los campeones del 86. Por las dudas, “anulo mufa”.

“El pensamiento mágico es tan antiguo como la humanidad -cierra Sarasola-; después de que la Revolución Rusa anuló los símbolos religiosos, las personas que buscaban suerte acariciaban las estatuas del obrero, el estudiante o la mujer embarazada. La gente cambió los rezos por otro tipo de pensamiento mágico, porque el tema de la suerte es un fenómeno transversal que puede cambiar con las culturas, pero mantiene el núcleo”.

En una casa de Ringuelet, cuatro personas miran los partidos de la Selección desde “su puesto” inamovible en el amplio sillón. “En el segundo tiempo se prende una velita blanca y un poco de palo santo”, dice Analía, profesional de 52 años, que ante cada avance del rival cruza los “pies, las manos y dedos” mientras susurra una palabra irreproducible.

El chat de un grupo de amigas de La Plata se activa en el entretiempo de cada partido, con una misma foto que todas comparten desde el encuentro con Polonia: es la que se tomaron en el entretiempo del choque con México, mientras pasaban unos días en Pinamar. Es que luego de aquella selfie, juran, llegaron los goles. Creer o reventar: negociemos, Don Inodoro.

En Ringuelet, los integrantes de una familia no alteran por nada su sitio en el sillón / EL DIA

“Historias lindas”
Paola Marsico admite que en la preparación del budín marmolado se juega mucho más que la hechura de una rica receta. “Mi marido murió cuando mis hijos eran muy chiquitos (tienen ahora 19 y 22 años); no vivieron esto de ver un partido con su papá. Por eso me llena de emoción cocinar, verlos felices y que la gente se enganche con historias lindas”, celebra.

 

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