Pollajerías en la mira: robaron en El Mondongo y en Monasterio

Con algo más de una hora de diferencia, dos pollajerías platenses -una del barrio El Mondongo y otra del barrio Monasterio- sobre el final de la tarde del jueves fueron escenarios de dramáticos asaltos cometidos a mano armada, en uno de los casos padecido también por dos clientes.

El primero de ambos atracos se desarrolló en el comercio “Los Hermanos”, que funciona en la cuadra de 85 entre 12 y 13, del barrio Monasterio, en jurisdicción de Villa Elvira.

Hasta allí llegaron dos delincuentes que se colaron en el local, apenas un cliente abrió la puerta para irse, con lo cual evitaron que se cerrara con el sistema eléctrico con el cual es manejada.

“PARECÍAN CLIENTES”

Ayer a la tarde, Micaela Gómez (24), hija de la propietaria de esa pollajería, relató en detalle el angustiante momento que debió afrontar por el único caso de inseguridad que tuvo ese negocio en el año que lleva abierto.

“Fue a las 18.30 que terminé de atender a un cliente que hizo su compra y me pidió de guardarle la mercadería porque iba a realizar otro mandado cerca. Y apenas abrió para salir, aprovecharon estos dos ladrones, uno como de 50 años y el cómplice debe tener entre 20 y 30 años”, reflejó.

Fue el mayor de ambos quien se le acercó inicialmente y la sorprendió con una acción que la desconcertó y colmó de miedo.

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Al respecto, citó que “tenía una funda de guitarra, pero le abrió el cierre y sacó de ahí una escopeta. Me quedé helada cuando la vi”.

Viendo a la víctima asustada, el ladrón de inmediato enseguida siguió con su plan.

Micaela contó en tal sentido que “pasó del otro lado del mostrador y detrás suyo lo hizo quien lo acompañaba, que llevaba una mochila donde guardó la plata que había en la caja registradora, unos 5.000 a 6.000 pesos de las ventas de esa tarde”.

Pero no fue lo único que los maleantes guardaron en ese bolso. “También mi riñonera, donde tenía unos 1.000 pesos, mi celular y el cargador correspondiente”, amplió la joven.

Luego mencionó que “lo que más les importaba era llevarse el dinero y una vez que lo obtuvieron se apuraron para irse. Habrán estado acá dos minutos”.

Si bien este comercio no cuenta con un sistema de cámaras de video, igualmente las que están instaladas en la esquina de 13 y 85 captaron el momento en que ambos asaltantes emprendían a la fuga a la carrera. “Pero se los ve nada más que de espaldas, con la vestimenta que usaron”, aportó después la chica.

Seguidamente, reveló que “nos dijeron que estos delincuentes se desempeñan como limpiavidrios en la esquina de 1 y 72, que los han visto varias veces ahí”.

Agregó que “la Policía tiene ese dato, así que vamos a ver si los detienen y podemos recuperar lo nuestro”. Las damnificadas radicaron la denuncia por el atraco en la comisaría octava.

Asimismo, Micaela también consignó que, una vez consumado el asalto, “vino mi hermano y me ayudó a rastrear la zona donde se encontraba mi celular y nos dio por última vez en 89 entre 18 y 19”.

“TODOS AL PISO”

Por otra parte, también se vivieron momentos de altísima tensión en la sucursal de diagonal 79 entre 65 y 66 de la cadena de pollajerías “Pimpollo”.

En este caso, actuó una banda de cuatro delincuentes, que se movilizaban en dos motos. Y lo hicieron un rato más tarde del asalto anterior, a las 19.45 del mismo jueves.

Jonathan Wakun (23) es uno de los dos empleados que estaban en ese momento y ayer le contó a EL DIA que “al local entraron dos de ellos, encapuchados y al menos uno de ellos con un arma de fuego. Justo había dos clientes, uno de ellos con su hija de 5 años, y el restante estaba solo.

Fue a este último a quien uno de los ladrones, apenas entraron, le pusieron el arma en la cabeza.

“Ahí gritaron todos al piso y comenzaron a reclamar la plata. Les entregué 38.000 pesos, que guardaron en parte en una mochila que le quitaron a uno de los clientes, y el resto en los bolsillos”.

Jonathan citó que “al hombre que estaba con la nena le robaron la billetera y el celular. Al otro cliente le sacaron las zapatillas y documentación de su moto”.

Las penurias para los damnificados duraron “menos de un minuto, pero fue muy intenso”, reflexionó el empleado. Y recordó que “en el 2019 hubo otro asalto todavía más bravo acá”.