El Parque Saavedra, entre los paseos que necesitan un mayor mantenimiento

La Ciudad en su casco histórico dispone de dos paseos sobresalientes, por haber sido y seguir siendo lugares tradicionales y dos de los espacios más privilegiados. Ellos son el del Bosque y el correspondiente al Parque Saavedra, ambos con sendos lagos. Sin embargo, también los dos suelen coincidir en que no cuentan con el mantenimiento que merecen y que sufren, por consiguiente, del contraste que implica disponer de un patrimonio tan valioso y, al mismo tiempo, no poder exhibirlo en buenas condiciones.

En las últimas jornadas y a través de distintos medios, vecinos del Parque Saavedra expresaron su malestar por el estado que muestra ese espacio público, en especial por el deterioro que caracteriza a su lago cuyo espejo de agua se ve interferido por plantas acuáticas, así como por ramas y residuos en las orillas, entre otras deficiencias.

El manifiesto esplendor con que fue diagramado y construido el paseo por los fundadores de la Ciudad, la riqueza forestal, la majestad de su lago y el patrimonio arquitectónico que contiene desde sus primeros días fueron siempre cualidades que lo identificaron, aunque, como se ha dicho, ha sido también evidente la escasa atención que se le ha prestado.

El funcionamiento intermitente, cada vez más discontinuado, del motor que limpia y oxigena el agua, con el resultado de las plantas y malezas se convierten en una suerte de selva que impide la alimentación y la sobrevida de algunas especies como peces y tortugas, han contribuido negativamente para convertir al espejo de agua en un virtual pantano.

Cabría reseñar que en 1885, tres años después de la fundación de La Plata, se instaló en el Parque Saavedra el primer abastecedor de agua potable por bombeo de la ciudad, la planta aún ubicada sobre 14 y 68. Y aquellos primeros platenses, vecinos del predio, a finales del siglo XIX se ocuparon de ornamentarlo colocando sauces y aromos, además de construir los senderos originales del Parque.

Muy pronto comenzó a funcionar allí el jardín botánico que fue cercado en 1938, en tanto que en el resto del predio se encuentra la casilla que fue obrador donde el ingeniero Pedro Benoit realizó los planos de la Ciudad. Tal como lo describe una publicación del barrio de Meridiano V esa casilla que el autor del diseño había instalado provisoriamente frente a la iglesia de San Ponciano, fue emplazada luego, en 1940, en el Parque Saavedra, donada a la Ciiudad por el empresario Carlos Servente y señora. En 2006 sufrió un incendio y fue restaurada en 2010.

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El Parque Saavedra cuenta además, en sus catorce hectáreas con un amplio lago, pérgolas, bicisendas, calesitas, una biblioteca popular y un centro que congrega múltiples actividades culturales, todo enmarcado por arboledas frondosas. Mucho de ello conforma ahora un escenario deteriorado. No sólo ahora, sino desde hace muchos años, los vecinos del Parque Saavedra vinieron protestando por semejante declinación.

Como se dijo ya en anteriores ocasiones, resulta necesaria, entonces, la existencia de una política continuada de preservación de los paseos públicos, en la que, por cierto, no debe faltar un eficiente mantenimiento de esos lugares tan valiosos para la Ciudad.