La Ciudad necesitada de recobrar en plenitud su actividad económica

Los datos de la realidad, lo que marcan las estadísticas, los testimonios de los empresarios y la opinión de los especialistas coinciden en señalar que La Plata viene sufriendo en la actualidad una de las peores crisis en la historia de la actividad económica, en un proceso que se agudizó a partir de la pandemia que causa hasta hoy una grave mella en los sectores comerciales y productivos y que debiera ser revertido.

Si bien se vienen advirtiendo algunos signos positivos -relacionados básicamente a un freno en los índices mensuales de inflación- la actividad económica de La Plata, al igual que la de muchos otros sectores de la economía de nuestro país, no sólo sigue sin poder crecer sino que se vino mostrando estancada en los últimos meses y necesitada de una urgente reactivación.

Antes de toda otra consideración, debe señalarse que en La Plata ha caído en forma drástica el empleo privado y que, además, no cuenta con planes certeros para lograr inversiones. Ello a pesar de que la Ciudad dispone de la aptitud comprobada de un polo tecnológico de primer nivel y, además, con una plena capacidad para desarrollar el sector de la industria tradicional. Sin embargo, esas posibilidades no son aprovechadas.

Como contexto macroeconómico deben mencionarse los informes mensuales del INDEC de este año, que revelan caídas en muchos sectores en la comparación interanual, con cinco informes consecutivos en baja. Las caídas se vienen incrementando sin solución de continuidad desde noviembre de 2023.

En el caso de La Plata, el sector de la construcción aparece con los más altos índices negativos. Según se reflejó en este diario recientemente, los corralones de materiales de la construcción informan que las ventas se redujeron en forma abrupta desde diciembre hasta ahora y que las promociones y descuentos son lo único que los mantiene a salvo. Se sabe que esta actividad sufre por partida doble, ya que no sólo se ve condicionada por la crisis global, sino también por la decisión del Gobierno nacional de eliminar la obra pública.

Otro sector platense muy golpeado tiene que ver con la actividad hotelera, que cayó un 16 por ciento en relación con el año anterior, mientras que la cantidad de viajeros que visitaron la Ciudad alcanzó un promedio mensual de 10.886, lo que significa un descenso del 10 por ciento. En parecidos términos debe hablarse del rubro inmobiliario, con drásticas caídas en las compraventas de propiedades. El nulo acceso al crédito para la vivienda y la merma de la actividad comercial y de ingresos en la Ciudad son factores explicativos adicionales. Está claro, además, que la recesión golpeó con fuerza al sector comercial y que fueron centenares los locales que debieron bajar sus persianas.

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Lo cierto es que, pese a todo, comercios, industrias y servicios luchan por sobrevivir y proyectarse hacia un futuro mejor. Para ello hacen falta medidas crediticias, impositivas y de otro tipo de estímulos que debieran promoverse cuanto antes. Los problemas que plantea esta recesión son de enorme magnitud y el empresariado puede dar fe de ello.

No resulta excesivo afirmar que la situación económica platense es deficitaria. Sin una política de inversiones imprescindibles para el sector privado, La Plata se ha convertido hoy en la ciudad cuya población dispone de un muy bajo poder adquisitivo en comparación con el que exhiben los habitantes de capitales de otras provincias. Es de esperar que el Estado asista a tanto pequeños como grandes empresarios que, optimizando su gestión, podrán resurgir y darle nuevamente vida económica de la Ciudad.