Expertos platenses y la Fuerza Aérea buscan juntos la pista de los ovnis

En enero de 1976, a sus quince años, Carlos Ferguson volvía de jugar al fútbol con unos amigos cuando en el barrio de Saavedra fue testigo de algo que iba a marcar su futuro. Lo que dice haber visto es lo mismo que "más de una docena de vecinos y automovilistas": "un objeto metálico discoidal de tres metros de diámetro sobrevolando la terraza de una casa a plena luz del día y a un tiro de piedra". Desde entonces, Carlos -fundador de la Red Argentina de Ovnilogía- se ha pasado la vida tratando de entender qué fue lo que vio esa tarde; y la vida acaba de darle ahora una oportunidad que ni siquiera entraba en sus sueños.

Lejos de intentar probar la existencia de vida extraterrestre, la Comisión sólo investigará denuncias que involucran el espacio aéreo nacional

Carlos Ferguson, que vive en La Plata y trabaja en el área de logística de la dirección de Educación, es uno de los cinco civiles convocados por la Fuerza Aérea Argentina para integrar la Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales (CIFA). Creado el 26 de mayo último, este organismo representa la oficialización en Argentina de un fenómeno que, aunque despierta cuestionamientos, es investigado de manera formal por muchos países: Francia, Rusia, Inglaterra, Estados Unidos, Chile, Brasil y Uruguay entre otros.

Pero Ferguson no es el único platense convocado para sumarse ad honórem a la nueva comisión. Con él se encuentra Carlos Iurchuk, un analista de sistemas de 41 años que lleva quince de ellos investigando el fenómeno ovni. Ambos forman parte de un equipo compuesto además por pilotos, meteorólogos, técnicos en radar y posicionamiento satelital y otros expertos en diversas disciplinas a cargo del capitán Mariano Mohaup.

Su tarea, lejos de intentar probar la existencia de vida extraterrestre, apunta a "la investigación científica de denuncias que involucran el espacio aéreo nacional y se han venido incrementado en los últimos años". Y es que según señalan desde la Fuerza Aérea Argentina, "la cantidad de personas que afirman haber visto ovnis es mucho mayor de lo que cualquiera creería".

CONFUSIONES, FRAUDES Y DELIRIOS

Lo cierto es que el enorme caudal de denuncias que de algún modo habría llevado a crear la Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales constituye a su vez uno de sus principales obstáculos a superar. Ocurre que un alto porcentaje de los reportes de avistamientos de objetos voladores extraños resultan ser confusiones, fraudes o delirios místicos que es necesario separar de los casos que merecen ser investigados. Y ahí es donde entran personas como Ferguson o Iurchuk.

"¿Por qué me convocaron? No lo sé exactamente. Hace 35 años que me dedico a investigar el fenómeno ovni y tengo contacto con la comisión que funciona en Uruguay, pero supongo que tal vez haya sido por la base estadística que armé a lo largo en todos estos años, una base de 1.600 casos ponderados según su grado de verosimilitud", explica Ferguson desde su departamento vecino a la Plaza Paso.

Con estudios en bibliotecología e historia, Ferguson desarrolló un criterio de evaluación propio para determinar en qué medida los casos podrían responder a "confusiones, fraudes o misticismos". En base a él asegura que en nuestro país hay al menos "unos 170 casos irreductibles por su alto grado de verosimilitud; casos que uno podría discutir tranquilamente en una universidad", sostiene.

"El valor de un caso está dado por muchos factores: la cantidad de testigos, la calidad de esos testigos, el hecho de que sean respetados por su entorno, que no se conozcan entre sí, que no estén buscando notoriedad y hasta que posean una buena agudeza visual; pero también que las condiciones ambientales hayan sido óptimas para que existiera un avistamiento y que los relatos tengan razonabilidad. Si a eso se le suma un registro de radar o alteraciones electromagnéticas, entonces tenés un caso sólido", explica.

De ahí que "ni la mejor foto o filmación sirven de mucho por sí solas", comenta por su parte Carlos Iurchuk adelantando uno de los criterios que seguiría la Comisión Investigadora. "Con la incorporación de cámaras en los celulares y la frecuencia con que suelen registrar manchas extrañas en el cielo, es de esperar que nos lleguen miles de fotos de ovnis. Pero no van a ser investigadas si no existe un testigo atrás", dice.

DENUNCIAS VIA INTERNET

Ubicada en una oficina del Edificio Cóndor, en la ciudad de Buenos Aires, la Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales recién está empezando a organizarse operativamente. Aún así, hace ya más de una semana que recibe denuncias sobre ovnis, para lo cual cuenta con una sección habilitada dentro de la página web de la Fuerza Aérea Argentina: www.fuerzaaerea.mil.ar.

"La idea es reunirnos al menos una vez por semana a analizar los casos y tal vez hacer alguna investigación de campo cuando sea necesario", comenta Ferguson. "Tengo entendido que sólo vamos a investigar las denuncias que involucren algún fenómeno aéreo; es decir, no nos ocuparíamos de marcas en el suelo salvo que estén asociadas a algún avistaje", explica Iurchuk.

En plan de colaborar con la puesta en marcha la Comisión, los investigadores platenses han estado trabajando en el diseño de los formularios para entrevistar a los testigos, una herramienta fundamental a fin de poner a prueba la solidez de los casos denunciados. Y es que a falta de elementos probatorios, "la ovnilogía requiere de una fuerte base testimonial", dice Ferguson, quien menciona que ese aspecto es precisamente el que le granjea las mayores críticas como disciplina.

"Como no podemos predecir en qué momento ocurrirá el fenómeno ovni y, por ende tampoco podemos medirlo, lo nuestro no encaja dentro de lo que sería el método científico, pero no por eso deja ser una disciplina que puede practicarse con seriedad. Por desgracia, la existencia de muchos chantas y una mala prensa que trata el tema en forma liviana nos han jugado en contra durante años", reflexiona Carlos Ferguson. Es por eso que para él y otros argentinos que creen en los ovnis, la nueva comisión es el punto de partida para recuperar terreno perdido.