La llegada del frío exige asegurar la debida asistencia a los sectores carenciados

La llegada de las bajas temperaturas a nuestra Región, en una temporada aún otoñal que se caracterizó por una inusual sucesión de jornadas lluviosas, exige ahora la adopción de diversas medidas por parte de las autoridades y de la propia población, especialmente en lo que concierne a las críticas situaciones que podrán presentarse en las zonas periféricas, donde se concentran las mayores y más angustiantes necesidades.

Tal como informó el Servicio Meteorológico, las masas de aire frío llegaron a abarcar a todo el territorio nacional, representaron un anticipo del invierno y obligaron a muchas personas a utilizar ropa de abrigo apropiada y a encender estufas y otros elementos productores de calor. Al mismo tiempo, se pronosticó que las bajas temperaturas se extenderán por lo menos hasta el lunes próximo.

Se consignó que la irrupción del frío fue propulsada por un poderoso anticiclón, ubicado en el sur de Chile y Santa Cruz, que reforzó el viento del sudoeste en prácticamente todo el país, promoviendo que el aire frío se desplace del sur al norte. Los meteorólogos reseñaron también que la semana pasada se registraron intensas nevadas en toda la zona precordillerana y cordillerana de Mendoza, San Juan y Catamarca, a la vez que destacaron que en la zona sur del país la caída de nieve tuvo lugar desde marzo pasado.

Bien se conoce que las temperaturas extremadamente bajas producen picos de enfermedades asociadas al frío y, en especial, suele acentuarse el número de casos de bronquiolitis, fundamentalmente entre los menores de edad. Sobre esta alternativa, los especialistas insisten que el invierno profundiza los riesgos sanitarios en sectores sociales de alta vulnerabilidad. Y esa situación es la que exige una adecuada respuesta por parte del Estado.

La llegada de las jornadas frías vuelve a plantear la incidencia que suelen tener las intoxicaciones con monóxido de carbono, causantes de muchas muertes y de graves accidentes domésticos, en una situación que se reitera año tras año y que debiera obligar a las autoridades a promover campañas de concientización.

En cuanto a los sistemas de asistencia sanitaria y los programas sociales deben conjugar su accionar para evitar que los brotes epidémicos se extiendan y que las consecuencias resulten irreparables. Es necesario, para eso, desplegar un eficaz trabajo en los sectores donde se concentran las necesidades más urgentes y llegar a las familias en riesgo con una respuesta oportuna.

Frente a este cuadro, también debe señalarse la necesidad de reforzar el aporte solidario para poder brindar abrigo a las familias necesitadas. En amplios sectores de nuestra región, se vive una situación extrema de emergencia social. En ese contexto, la ola de frío plantea un factor de riesgo adicional, como es fácil advertir.

La experiencia enseña que, para estos casos, es urgente la provisión de mantas, frazadas, ropa de abrigo en general, leña y elementos de calefacción. El aporte del Estado en esta materia es indispensable y, conjugado con el que proviene de la solidaridad comunitaria, puede resultar un alivio fundamental en tanto se administre y distribuya con necesaria eficacia. Pero también se requiere una adecuada asistencia sanitaria, tanto en materia de prevención como de tratamientos de rehabilitación. En ese sentido, el rol de los centros comunitarios de salud, ubicados en las zonas con mayores índices de pobreza, es fundamental.