Toda la Ciudad al pulso navideño

La Navidad, como toda tradición, tiene sus particularidades. Y en los días previos a la cena de Nochebuena muchos son los ritos que sigue la gente que, más allá de las edades, condición social y hasta religión, pone todo su entusiasmo en estas fiestas de fin de año. La temporada navideña arranca, se sabe, el 8 de diciembre -Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen-, con el armado en los hogares y comercios del clásico arbolito. A partir de entonces las casas, las calles, las instituciones y los comercios se impregnan del espíritu navideño que le otorgan los símbolos típicos de las Fiestas. Hay rojo, verde, plateado, dorado, guirnaldas, pinitos, pesebres, luces de colores titilantes en cada rincón y así se espera la medianoche del 24 de diciembre, cuando las familias brindan, expresan deseos de felicidad y prosperidad y, acto seguido, abren los paquetes de los regalos.

Este encuentro familiar, al que muchas veces se suman amigos y allegados, tiene la singularidad de sentar a todo el mundo alrededor de la mesa, una mesa que es especialmente preparada para la ocasión y donde por lo general no faltan detalles alusivos a la Navidad. Los arbolitos guardan, mientras tanto, los regalos que se abrirán una vez que den las doce: siempre con algo reservado para los más chicos y en muchos casos también con obsequios para los jóvenes y adultos.
Las personas más organizadas realizan las compras navideñas con tiempo, pero muchas, menos previsoras, dejan la vuelta por los negocios para último momento.

Esta que corre es la semana de mayor movimiento urbano, según coinciden en los locales del microcentro. Por la veredas de los centros comerciales el ritmo lo marcan los consumidores: se ve a algunos caminar con listas detalladas en la mano, otros mirando vidrieras para comparar productos y precios y quienes también ya casi cumplieron con todas las compras y apurados emprenden el regreso a sus hogares recargados de bolsas.

Hay hogares, como se dijo, donde el plan es apuntar todo el arsenal de regalos para los más chicos de la familia. Y en esos casos, por lo general, los paquetes de diversos tamaños traen consigo juguetes, juegos de mesa, libros y también indumentaria veraniega, como ojotas, mallas y remeras.

EL AMIGO “INVISIBLE”

Otra costumbre es la de evitar superposiciones. Para eso, en algunas familias se estila que la compra de regalos para los mayores se asigna a un miembro de la familia. Es un mecanismo que permite ahorrar tiempo y dinero.

Aunque hay varias maneras de hacerlo, dentro de ese mecanismo para regalar con anterioridad se hace un sorteo familiar, y a cada integrante se le toca obsequiar a su agasajado.

El sistema no sólo permite ahorrar sino también que cada uno de los integrantes de la mesa navideña reciba un presente un poco más importante.

DECORADOS PARA LA OCASIÓN

Más allá de lo que se sirva a la mesa (que por lo general son diferentes muestras de “delikatessen”) la Nochebuena es una oportunidad para el encuentro con la familia o los amigos. Y como toda reunión especial, la situación amerita que se ambienten espacios que favorezcan el diálogo, la degustación de una rica comida y el momento del brindis.

Cada familia dispone de diferentes recursos para crear un clima de calidez y, además de los típicos adornos navideños, se puede recurrir a una iluminación especial a base de velas, tal vez en torno al arbolito de Navidad. Unas pocas flores también servirán para marcar el ánimo con el que los anfitriones reciben a sus invitados.