Inquietud por la reaparición del sarampión

No puede menos que suscitar preocupación la noticia de que el sarampión ha reaparecido en países del continente, como Brasil y Venezuela, en una situación que en los últimos días obligó a varias provincias del litoral argentino a intensificar los controles sobre los planes de vacunación vigentes. Si bien se habla de una enfermedad que, durante décadas no registraba casos en nuestro país, lo cierto es que esa realidad varió en los últimos años y que, por consiguiente, resulta perentorio actuar ya que se trata de una enfermedad altamente contagiosa que podría propagarse a mucha velocidad.

Tal como se informó en este diario, en la provincia de Santa Fe acaba de emitirse un alerta avalado por el ministerio de Salud nacional, a raíz de la cantidad de casos de sarampión que van en aumento y que se registraron últimamente en diversos países americanos y del mundo, según explicaron infectólogos santafesinos. Fue así que se sugirió que los padres verifiquen el carnet de vacunación de los niños, ya que deben contener la primera y segunda dosis para completar este esquema.

Los sanitaristas enfatizaron que existe una vacuna muy segura que se encuentra incluida en el calendario nacional, que se aplica en niños y niñas cuando cumplen su primer año de vida, y luego a los 5 años de edad. Se trata de la vacuna Doble o Triple Viral que forma parte del esquema completo de vacunación y que también es aplicada en adultos que viajan fuera del país, sobre todo los que tienen como destino Brasil y Venezuela.

Por lo pronto, correspondería recordar que hace ya varios años se había anunciado el lanzamiento de una vigorosa campaña de vacunación contra la poliomielitis, el sarampión y la rubéola, que abarcaría a más de 2 millones de chicos, explicándose entonces que unos 1.700 centros de vacunación se encargaría de impulsar esa campaña.

Cobran entonces especial significación las expresiones de infectólogos platense para quienes la reaparición del sarampión obedece, casi en forma excluyente, a una caída en los niveles de vacunación. Los especialistas enfatizaron acerca de que, en oportunidades, se baja la guardia y se debilita la cultura de la vacunación en la Argentina, a pesar de que hay programas vigentes. Se dijo asimismo que las fallas en su aplicación determinan que esos niveles puedan estar por debajo de lo óptimo. Y eso favorece, entre otras derivaciones, que una persona que viaja al exterior se contagie. El auge del turismo y la falta de esa cultura preventiva son razones que también explican el fenómeno.

Se ha insistido siempre en esta columna que resulta trascendente que, además del cumplimiento cabal de los programas de vacunación –acompañados por intensas campañas de concientización- no se registren demoras en las campañas o faltas de vacunas. La suma de antecedentes negativos a lo largo de tantos años anteriores vuelve deseable que esas experiencias sirvan para corregir errores y ajustar los distintos pasos del proceso que debe ser cumplido.

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Debe confiarse, entonces, que estas advertencias médicas –tan oportunas- sirvan para que se consoliden en el país las campañas de vacunación antisarampionosa, sin excepciones de ninguna índole. Para ello es importante que se tenga un debido conocimiento en la población de las características de esta enfermedad y que, por ello, a cambio de una incomodidad transitoria, tanto miles de niños como de adultos puedan evitar poner en riesgo su salud.