Tras más de una década, en el norte platense encararán un censo del patrimonio forestal

Once años después del más reciente de los censos forestales conocidos en la Ciudad -una década larga menguante para el arbolado platense, entre tormentas, incompetencia oficial, talas clandestinas y ausencia de políticas ambientales-, la Universidad y una ONG de la zona Norte se proponen capacitar a empleados municipales, estudiantes, docentes y vecinos con miras a actualizar los relevamientos en ese sector del distrito.

La Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de La Plata le dio aval financiero a un proyecto presentado por la facultad de Ciencias Agrarias y Forestales sobre “Capacitación para Relevamiento de Árboles Urbanos”; con fecha de inicio prevista para marzo, responde a una iniciativa de DNI/Defendamos Nuestra Identidad, organización no gubernamental con presencia en City Bell, Gonnet, Villa Elisa, Ringuelet, Villa Castells, El Rincón, Arturo Seguí y Barrio Savoia.

El curso de capacitación, formulado por la cátedra de Dasonomía de Agrarias, tiene como objetivo, según se precisó, “capacitar a agentes municipales, estudiantes, docentes y ciudadanos del eje NNO del partido de La Plata para que puedan participar activamente de un censo forestal urbano, puntapié inicial de un futuro plan de manejo que sea acorde con lo estipulado en la Ley Provincial Nº 12.276 de Arbolado Público”.

Alumnos y maestros de la Escuela de Educación Secundaria Agraria Nº 1, situada en el parque Pereyra Iraola, participarán también del programa que será precedido por una “Jornada de Actualización en Manejo del Arbolado Público”, con fecha a confirmar, conducida por personal técnico de la dirección del Delta, Forestación y Bosques de la Provincia.

El censo cuyos datos son citados actualmente como la fuente de información más detallada acerca del patrimonio arbóreo local fue elaborado por el área de Silvicultura de la UNLP en 2008. Ese trabajo identificó 106 categorías taxonómicas -especies, géneros, variedades-, y puso en números la preponderancia de algunas de ellas: dos de cada diez ejemplares son fresnos americanos y uno de cada diez es un tilo.

Luego siguen las falsas acacias (4,5%), los crespones, paraísos y ligustros variegados (4%), y los plátanos y acer (2,5%). En torno al 1 por ciento, aparecen los “arbustos varios” y fresnos dorados.

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Tanto ese relevamiento, como uno posterior encarado por el municipio, que determinó que uno de cada tres frentes de viviendas carece de árboles, pusieron su foco principalmente en el casco fundacional. La idea de DNI es recoger datos certeros en una zona en la que el verde es ingrediente esencial de una impronta que se ve amenazada por el avance de la urbanización.

“Aspiramos a contribuir al desarrollo de la conciencia ciudadana vinculada con las responsabilidades que le caben a la sociedad en su conjunto -y a los agentes estatales en particular- en cuanto al respeto, cuidado y conservación del espacio público y el arbolado urbano” se señaló desde la ONG.

planificar... y plantar

“Estamos en un momento en que el crecimiento descontrolado y la falta de planificación, tanto en el aspecto residencial como en el comercial, provoca la pérdida masiva de espacios verdes y elimina árboles de veredas y predios enteros” aclaró Marcela Rogg, titular de la entidad.

De acuerdo con estudios de la UNLP, en las zonas urbanizadas del distrito hay alrededor de diez metros cuadrados de espacios verdes forestados por cada habitante, cuando un promedio ideal oscilaría entre los 30 y 40; se estima que 150 metros cuadrados de follaje generan el oxígeno que una persona utiliza a lo largo de una jornada.

Este coeficiente mejora sensiblemente en algunos sectores del ejido histórico, y barrios residenciales de Gonnet, City Bell y Villa Elisa, mientras cae a pique en Villa Elvira, Los Hornos, El Dique y Aeropuerto.

Así las cosas, los últimos años muestran una progresiva deforestación, con causales múltiples, tanto naturales como humanas, que no es contrarrestada con reposiciones ni plantaciones masivas por parte del Estado municipal.

Diferentes entidades ambientalistas estiman en al menos quince mil los ejemplares que harían falta para lograr un marco que atenúe la contaminación, contribuya a la absorción de lluvias y la reducción del efecto “isla de calor” que padecen las áreas más densamente pobladas.