Sin pistas de la odontóloga, la mira está puesta en los movimientos de su pareja

Igual que el martes pasado, más de 200 policías se desplegaron ayer durante varias horas por terrenos de Etcheverry y las afueras de La Plata, en dos nuevos rastrillajes que se hicieron en busca de la odontóloga Gissella Solis Calle (47), de quien nada se sabe desde la noche del martes 15 de enero.

Encabezados por el jefe de la DDI, Néstor Muñoz, y bajo las órdenes de la fiscal Ana Medina, recorrieron desde muy temprano más de 12 kilómetros desde ruta 6, camino a Guernica, entre La Plata y Brandsen.

Para diseñar este rastrillaje la fiscal tuvo en cuenta el recorrido que pudo realizar la camioneta de la pareja de Gissella, Abel Casimiro Campos (55), quien se suicidó el lunes a la madrugada en un hotel del Centro, cuando los investigadores fueron a buscarlo para tomarle declaración.

Es que un testigo aseguró haber estado con él el miércoles 16 de enero en la localidad bonaerense de Guernica, y una antena localiza a su celular en esa localidad situada a unos 50 kilómetros de La Plata. Esa declaración, no obstante, presenta algunas contradicciones horarias con filmaciones que lo ubican a Campos, a la misma hora, en inmediaciones de su trabajo.

Lo cierto es que Medina intenta reconstruir el recorrido que podría haber hecho el hombre con su Nissan X Terra amarilla, que habría sido vista detenida por unos cuantos minutos en una estación de servicio ubicada en la zona donde se realizó el rastrillaje.

“Lo extraño es que pareciera que Campos estuvo en un montón de lugares el mismo día, a la misma hora y con su camioneta, que, nos consta, andaba mal”, dijo un estrecho allegado a Abel en una charla que mantuvo con este diario a condición de mantener su identidad en reserva.

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De los operativos participaron personal de la Jefatura Departamental La Plata, San Vicente, DDI La Plata, SubDDI Brandsen, SubDDI San Vicente, Policía Seguridad Rural, Comunicaciones La Plata (Drones), Infantería, Caballería, Bomberos La Plata, Búsqueda y Rescate Siniestral, Delegación Policía Científica y Canes entrenados, entre otros.

Se encontraron algunas ropas, sábanas y fundas del asiento trasero de un auto con manchas “sospechosas” que los peritos de Científica secuestraron para analizar en las próximas horas, con el objetivo de determinar si se trata de rastros humanos o no tienen nada que ver con este caso.

Por la tarde, el operativo se trasladó hasta Ruta 11 y el arroyo El Pescado, camino a la ciudad de Magdalena, con el dato que aportó una mujer al 911. Denunció haber visto detenida una camioneta similar a la de Campos, por lo que se rastrilló el campo y buzos tácticos recorrieron el arroyo, aunque con resultados negativos.

Los policías peinaron el campo, de difícil acceso, y buzos tácticos recorrieron el arroyo, aunque con resultados negativos.

El balance general de los pesquisas, una vez que terminaron los rastrillajes, fue que el resultado “no fue relevante”. Anoche no estaba previsto que se hicieran nuevas búsquedas en lo inmediato, aunque distintas fuentes aclararon que esto podría cambiar de un momento a otro.

Los operativos fueron tan importantes como el que se hizo el martes en la Autopista La Plata-Buenos Aires, a la altura del kilómetro 47.

Lo que se sabe y lo que falta

Gissella vivía sola en un departamento de 127 entre 57 y 58. En la noche del martes 15 de enero conversó por teléfono con uno de sus hermanos, en lo que terminó siendo el último contacto con su familia. A partir de entonces se le pierde el rastro.

“Abel no pudo estar en todos lados y con esa camioneta, porque sabíamos que andaba mal”

Campos le reconoció a la hermana de la odontóloga que había estado con ella por lo menos hasta las 8 de la mañana del miércoles 16 y que habían discutido; que su intención era retomar la charla después de fichar su ingreso en IOMA, pero que Gissella no volvió a abrirle la puerta.

La familia comenzó a preocuparse el jueves 17, porque Solis no se presentó a atender a sus pacientes en un consultorio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y terminaron por denunciar su desaparición el viernes 18, cuando fueron a la casa y detectaron muchas anormalidades: dos copas de vino sin lavar, la pasta dental en la bañera, el colchón sin sábanas, pero con las fundas de las almohadas puestas y toda la documentación de Solis en el lugar. Sólo faltaba uno de los dos teléfonos celulares que ella tenía; justamente el Samsung J6 negro y dorado que usaba normalmente y que una mujer asegura haber encontrado ese mismo miércoles, poco después de las 16, en un paredoncito de 1,50 metros de altura, en 1 entre 40 y 41.

¿Quién lo dejó ahí? Es lo que se procura establecer.

Quienes conocen a Campos desde hace más de dos décadas aseguran que “todo lo que se dice no se ajusta de ninguna manera a su perfil. Pasó de ser un tipo bueno, a convertirse en Ted Bundy (un asesino serial de mujeres”, dicen, y rematan: “No nos cierra”.

Lo que direccionó todas las sospechas hacia Campos fue que no se presentó en la DDI cuando se lo pidieron - el jueves viajó a su pueblo, en Lobería- y terminó quitándose la vida de un disparo en la cabeza al escuchar que un policía de la DDI tocaba a la puerta del cuarto 12 en el hotel Catedral (49 entre 14 y 15), donde se alojó el domingo por la noche.

También llamó la atención que haya dejado su camioneta en un taller mecánico, con la expresa indicación de que la lavaran completa, incluida la parte de abajo “Hacía cuatro semanas que la camioneta andaba mal y era el embrague”, refutó uno de sus amigos, quitándole fuerza a ese indicio y a la posibilidad de que Abel lo haya planificado con antelación.

Este mismo allegado duda que haya viajado el miércoles a Guernica: “No iba a ir con la camioneta rota para cobrar 4.000 pesos de un chancho”, aseguró.