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Policiales |La masacre de melchor romero

Mientras buscaba a Alma, su mamá estuvo al lado del horror sin saberlo

Según declaró en la investigación ingresó en la casa al mediodía y se tiró en una cama de la habitación contigua a donde yacían las tres víctimas. El hermano “sádico” y la confusión por las zapatillas de la nena debajo de la cama

Mientras buscaba a Alma, su mamá estuvo al lado del horror sin saberlo

la última cena en la casa de romero. Medina (der.) compartió el festejo de año nuevo y se fue / facebook

5 de Enero de 2020 | 02:41
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Una vez, dos veces, tres. Según declaró Andrea Medina, la madre de Alma Manino (5) se dio cuenta al mediodía del miércoles 1º de que algo no estaba bien y fue en reiteradas oportunidades desde su casa hasta la de su mamá Graciela Holsbak (54), en 523 entre 164 y 165. El mundo se le vino abajo cuando decidió forzar la puerta de entrada, trabada con un sillón, ya de noche.

Ahí se había quedado a dormir la nena, luego de que compartieran en esa casa, con su madre, su pareja (Raúl Bravo, 54), otra hija y una amiga de la chica, la cena de fin de año. Alma pidió quedarse a dormir para salir desde allí junto a su abuela y Bravo hacia Buenos Aires, donde visitarían a una hermana de Graciela.

Según expresó en Tribunales la “Polaca”, como llaman en Romero a Medina, por la mañana comenzó a mandarle mensajes a su madre para saber cómo iba el paseo y cómo la pasaba Alma. Sin respuestas, decidió acercarse hasta la casa y encontró un panorama que le llamó la atención: estaba el Renault Logan que manejaba Bravo.

Siempre según el relato al que accedió este diario Andrea no pudo entrar a la parte de atrás de la vivienda, a la que se accede cruzando el garage (de losa, abierto, que da a la calle) y optó por meterse en la parte de adelante de la vivienda, una pieza que cruza el terreno en forma transversal hasta dar con el garage. Tiene una entrada aparte, mirando a un pequeño patio que termina en un cerco de cañas sobre la línea municipal.

tres horas al lado de la muerte

“La mujer explicó que estaba cerrada la puerta, pero pudo entrar por una ventana en la que hay una reja medio doblada. Entró a la pieza y se tiró en una cama. Estuvo tres horas en las que durmió y seguía mandando mensajes a la madre”, apuntó la fuente de Tribunales.

En el transcurso de la visita, vio algo que le llamó la atención: “contó que estaban las zapatillitas de la nena debajo de la cama y se preguntó si habría ido descalza al paseo con la abuela”, apuntó la fuente.

La confusión no alteró la espera. Desde esa habitación, donde viven Exequiel y otro de los hermanos de la amplia familia materna, no se podía pasar por la puerta placa que llevaba a la parte de atrás de la casa.

Las desavenencias entre Exequiel, su madre y su padrastro, había conducido a un permanente uso de la traba, con la llave colocada del lado de atrás de la puerta. Esa cara da a un comedor, un baño y la habitación de Holsbak y Bravo. Además, hay allí un pequeño recibidor que da a la puerta de entrada.

En esos 20 o 30 metros ocurrió la masacre donde Alma, Holsbak y Bravo recibieron unas 40 puñaladas. El ataque fue con sablazos que generaron cortes, pero los mayores murieron por puntazos en el corazón (Bravo) y el abdomen (Holsbak). Alma fue degollada y posteriormente desmembrada por las rodillas.

Su mamá nada vio al mediodía y decidió volver a pasar entre la reja para irse a su casa. A media tarde volvió y todo seguía igual.

La desesperación apareció sobre el final de la tarde, cuando la tía le contesta desde Buenos Aires que nunca había recibido la visita que acordaron.

Entonces, ya de noche, Medina volvió a la casa y decidió entrar por la fuerza. No podía ingresar a la parte de atrás desde la pieza de sus hermanos porque la puerta estaba con llave. Fue a la carga contra la puerta de acceso al comedor y notó que estaba trabada con un sillón. Cuando empujó y se abrió la puerta apareció el horror.

Ante su vista apareció la sangre que impregnaba pisos, muebles y paredes. En el suelo, dentro de una bolsa de consorcio negra estaba el cuerpo de su pequeña hija. Al lado el de Bravo y dentro de la habitación matrimonial, el de su madre.

La espeluznante secuencia de violencia y muerte empieza a reconstruirse con algunos relatos y pericias. Hasta el momento es poco lo que se sabe y no hay acusados.

Sin embargo, para el fiscal y la Policía, Exequiel Sanso, el chico de 17 años -hijo de Holsbak y tío de Alma- es la clave del caso.

Está desaparecido desde la madrugada del 1º, cuando se lo vio en la quema de un muñeco y una fiesta en la plaza de Romero. En esas horas ocurrieron los asesinatos.

La ausencia, en medio de un operativo de búsqueda de tres días de extensión, hace crecer las sospechas en torno a su condición de posible autor de la masacre.

En el equipo del fiscal Martini esperan los resultados de la pericia que determine de quién es el pie descalzo que dejó una pisada con impresión en sangre en la pieza de Exequiel.

Es el único dato de la escena que se conoce. El relato de la madre de Alma también aportó otro: la puerta que divide “las dos casas” estaba cerrada y no estaba la llave. “Quizás el asesino entró por la puerta principal, mató a las personas cuando estaban acostadas o por acostarse, pasó por la puerta, cerró del otro lado y se llevó la llave, escapando sin completar el desmembramiento de los cuerpos por algún imprevisto”, analizó una fuente de Tribunales.

raro y sádico

¿Exequiel pudo haber hecho algo así? Su medio hermana y mamá de Alma lo definió como un chico “raro” y “sádico”, según declaró en la causa.

Medina puso como ejemplo de esa caracterización su conducta con los gatitos, a los que maltrataba últimamente.

Ya se conocía sobre la relación tirante con su madre “por celos” y -en consecuencia- con el hombre con quien convivía Holsbak.

Entre las hipótesis que hay en la pesquisa, está la del brote psicótico. Por eso, Martini aguarda un informe sobre la historia clínica de Exequiel.

Según fuentes de la Policía y la Justicia, el chico tiene amigos, pero pasa mucho tiempo en casa, desarrollando su hobbie: la confección de cuchillos con hierro reciclado de partes de autos o tijeras de podar.

La mujer también caracterizó como “raro” a Exequiel y recordó su maltrato a animales

 

 

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