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Espectáculos |NOVEDADES MUSICALES

“De cables al mundo”: lo nuevo de Turucuto, resignificado por la pandemia

El dúo platense/tucumano conformado por Mercedes Maiztegui y Roque Céliz lanza su nuevo material, un puñado de canciones vestidas con nuevas sonoridades y letras que tomaron otra dimensión en este presente

“De cables al mundo”: lo nuevo de Turucuto, resignificado por la pandemia

La platense Mercedes Maiztegui y el tucumano Roque Céliz son Turucuto, un dúo de raíz folclórica en el que convergen los colores del norte y las sensaciones de la ciudad

María Virginia Bruno

María Virginia Bruno
vbruno@eldia.com

5 de Noviembre de 2020 | 04:25
Edición impresa

La tierra y el asfalto, lo acústico y lo electrónico, el cerro y la urbanidad, el bombo y el piano, el folclore, el rock y el jazz son elementos característicos de Turucuto, el dúo musical conformado por Mercedes Maiztegui y Roque Céliz que está punto de presentar su nuevo trabajo, “De cables al mundo”, en el que se animan a nuevas sonoridades con canciones que se resignificaron a causa de la pandemia.

“De cables al mundo”, que llegará a las plataformas digitales el 19 de noviembre, sucede a “Llenos de luna, bajan al mar” (2016), segundo álbum de la sociedad artística que había debutado en 2014 con el homónimo “Turucuto”. Se trata de un EP de cuatro canciones y un remix, cuyo adelanto ya se puede escuchar en las plataformas.

El material había sido grabado a finales de 2019, sólo restaba incluir las voces. Habían decidido tomarse un tiempo para regalarse una escucha atenta antes de continuar, sin imaginarse entonces que en marzo se desataría una pandemia. Las primeras semanas de la cuarentena, que siguen haciendo en su casa de Boedo, les sirvió para “decantar muchísimas vivencias y experiencias”, algo que los ayudó orgánicamente “a concentrar la energía en este trabajo”.

Su casa, su refugio, se convirtió así en su estudio una vez que decidieron que, a pesar del parate en el que se encontraba el mundo, necesitaban continuar con este proceso de la única forma posible en ese momento: en su hogar y a la distancia.

“Poder hacerlo de esa forma resultó revelador porque las letras empezaron a tener otra dimensión, aparecieron otros sentidos. La planificación empezó a verse afectada por el azar que reunió facetas de nosotros mismos en un presente pleno. Fue un trabajo de empezar a poner los obstáculos a favor nuestro, encontrarles su razón”, aseguraron los Turucuto, nombre que tomaron de un término muy empleado en Tucumán que hace referencia a la forma de llevar niños “a cococho”.

Las canciones, que habían sido puestas en papel mucho tiempo antes de la llegada de la pandemia, tomaron con ella otra dimensión. “Empezaron a decirnos cosas nuevas, como si un ‘yo del futuro’ las hubiera escrito para decirnos algo sobre el presente que vivíamos. Es decir, muchas veces lo que creamos o escribimos sabe algo que nosotros todavía no”, explicaron.

“Fue un trabajo de empezar a poner los obstáculos a favor nuestro, encontrarles su razón”

 

Las letras de “De cables al mundo” se traducen en imágenes poéticas, miradas sensibles de este mundo que cambió, que está desbordado, atravesado por cables, encastrado en plasmas, en el que la naturaleza está afuera, en forma de lluvia, de nubes, sin nortes ni sures, inquieta, como sus corazones sin lugar, en el que no tienen cabida las miradas ajenas, pero en el que hay certezas. Es mucho lo que Turucuto tiene para decir en sus cuatro canciones aunque no a todos los oyentes les resuene del mismo modo.

“Hay muchas interpretaciones posibles y a veces son mucho más interesantes, inesperadas y sorpresivas cuando dejás abierto el tema”, remarcaron los chicos, en relación al concepto con el que trabajaron para reunir estas letras.

“Las dimensiones y las posibilidades que contienen a cada elección, cómo conviven y están conectadas por nosotros mismos. Las decisiones como un estado posible entre tantos que existen en parte. Habitar el presente, asumiendo la realidad de que hay millones de posibilidades que están al lado de ser otros, de ser distintos. El camino se bifurca constantemente, solo hay que dejar de seguir la flecha y los carteles y armarse uno propio”, reflexionaron.

Así se entiende la elección del título que da nombre a la placa, y que tiene que ver con las posibilidades que habitan cada decisión, las dimensiones. “Creemos que eso está conectado y el cable es el símbolo de la conectividad. Además en este marco, los cables en tanto metonimia de dispositivos electrónicos y demás han sido la forma que permitió seguir compartiendo o generando espacios con otros y otras”, manifestaron.

Este nuevo material “fue planeado, escrito, arreglado, modificado para buscar la mejor versión de cada tema. Eso implicó soltar muchas cosas, incorporar otras y adaptarnos a un fluir que implicaba habitar el presente y sus preguntas, sus incertidumbres y las perspectivas de cada decisión. Estuvimos atentos a respetar estos procesos de los temas y de nosotros mismos. Queríamos tener la experiencia de trabajarlo así por etapas para darle a cada cosa su tiempo, su fermentación. Dejándonos llevar por dónde fluía mejor cada componente para tomar decisiones, hacernos cargo de esas decisiones”.

En este sentido se entiende la incorporación de nuevas sonoridades que llegaron con las cuerdas y la batería en las que comenzaron a explorar para una fecha en particular y en las que, tras los resultados, les interesaba seguir explorando.

“Nos dábamos cuenta del potencial que tenía cada tema y así es que decidimos incorporar los vientos y la bata. Fue así, de a poquito, que llegamos al sonido que queríamos y decidimos grabarlo para dejar un registro de esta nueva etapa”, cuentan.

A pesar de las novedades, el espíritu de Turucuto se mantiene porque, dicen los chicos, “está en la semillita, en las composiciones y en la energía impresa en las interpretaciones”.

“Muchas veces lo que creamos o escribimos sabe algo que nosotros todavía no”

 

Los músicos que los acompañaron -Batería y percusión: Pablo Quiñones; Bajo: Martín Boffi; Violín: Sebastián Viotto; Viola: Maite Unzurrunzaga; Cello: Jessica Estigarribia; Contrabajo y dilruba: Manuel Villar Lifac; Trombón: Manuel Calvo; Clarín y clarinete: Laura Canteros- “atravesaron las canciones y se apropiaron de ellas, se montaron en los temas”, logrando un resultado celebrado, potente y equilibrado.

Fer Taverna fue una pieza fundamental de este material por su aporte en la grabación y la mezcla. “Es más que un técnico para nosotros. Le llevamos las maquetas y las referencias sonoras que teníamos. En base a todo eso diseñamos un plan con una agenda de grabación y un estudio específico para lograr el sonido final buscado. Así, los pianos, la batería y el bajo lo grabamos en ‘Doctor F’, las cuerdas en ‘Ion’ y los vientos en Mixo. Las voces, en casa de una vecina (risas)”.

La canción “Todo lo demás” incluye una interesante versión remix a cargo de Andrés Beeuwsaert que nació “como la posibilidad de que lo mismo pueda sonar de otra manera (siguiendo la idea de las dimensiones) e invitar a que esa mirada pueda hacerla un otro”.

Un encuentro o un desencuentro de una mujer y un hombre en una noche de lluvia podría ser una de esas lecturas que propuso Beeuwsaert, “un músico que admiramos mucho por su capacidad de unir mundos, una especie de mago” que le regaló a Turucuto un tema “no lineal, abierto, que muestra que todo podría haber sido distinto” y con el que le dieron cierre al tracklist de su EP que, sin embargo, no propone un final, solo camino.

Como artistas, de los más castigados por la pandemia, admitieron estar “disfrutando el presente sin especulaciones” pero “con esperanzas”, tratando de digerir todavía lo que estamos atravesando. Así, no se aventuran a pensar en un mañana. “Hablar de un después parece un poco improbable aunque quizás sea la convivencia del virus con protocolos. Es un ahora sobre el que se va creando, reinventando, improvisando nuevas formas de generar espacios, de compartir y que pone en evidencia también problemas que enfrentamos los trabajadores de la cultura, sobre todo los independientes. Muestra lo necesario que es contener y apoyar espacios artísticos y culturales como un vector creativo y social que forma parte de la vida cotidiana. Lo cierto es que se extraña mucho tocar y tocar se ha vuelto algo extraño. Ya estamos trabajando en algunas canciones nuevas también”, cerraron.

 

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