Drástica disminución de ingresos enciende las alarmas entre las clínicas platenses

El coronavirus contrajo el sistema de salud privado y generó que la gente no se asome por las clínicas, sanatorios y hospitales por temor a contraer el COVID-19. A casi dos meses del inicio de la cuarentena, en el sector de salud privado están sumamente preocupados por la drástica disminución en las consultas, estudios médicos, intervenciones quirúrgicas y uso de camas por otras enfermedades preexistentes a la pandemia. Primero se enciende la luz de alarma por una potencial bomba sanitaria por cuadros no diagnosticados, automedicación y tratamientos interrumpidos. Y luego se activa otra señal de alerta: la preocupación económica, porque el sistema tiene menos ingresos, altos costos operativos y las cuentas están al rojo vivo.

El propio ministro de salud de la Nación, Ginés González García expresó su preocupación por la “subutilización” del sistema -ver aparte-.

Las cifras son elocuentes en relación a la baja utilización de las clínicas por enfermedades no vinculadas al coronavirus. Por ejemplo, las camas tienen una ocupación de entre el 25 y 40 por ciento promedio; las prácticas cardiovasculares bajaron más del 80 por ciento entre abril del año pasado y abril 2020. Los estudios tienen una disminución del 80 al 90 por ciento en referencia a ecografías, rayos y tomografías –ver aparte-, según informaron en la Asociación de Clínicas, Hospitales y Establecimientos de Salud de Alta complejidad de la provincia de Buenos Aires, región La Plata (Acliba), donde integrantes plantean que “el colapso del sistema” puede estar a la vuelta de la esquina por la bajísima facturación.

“Los insumos tuvieron un obsceno aumento desde que comenzó la cuarentena”

Desde la Federación de Clínicas de la provincia de Buenos Aires apuntaron que la actividad bajó entre un 75 y 80 por ciento desde que comenzó la cuarentena obligatoria para evitar la propagación del virus.

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También se conoció un relevamiento de la Comisión de Directores Médicos de Adecra y Cedim (la cámara nacional que nuclea a clínicas, sanatorios, hospitales privados y centros de diagnóstico y tratamiento ambulatorio), en el que refiere que “comparando el número de prestaciones de abril de 2020 con igual mes en 2019, prácticamente todos los indicadores cayeron entre un 50% y un 75%. El descenso de un 60% en la cantidad de angioplastias coronarias y cirugías de by pass es alarmante”.

Néstor Porrás, presidente de la Federación de Clínicas de la provincia de Buenos Aires (Fecliba), dijo a este diario que “al comenzar la cuarentena todo el sistema de salud se contrajo, se abocó casi en exclusividad a prepararse para recibir lo desconocido que representa el coronavirus. Desde entonces fuimos aprendiendo muchas cosas y el sistema se fue flexibilizando, se fue preparando para dividir por sectores y los sanatorios se adecuaron a la nueva realidad, pero la gente no concurre por temor a contraer el virus. Prefiere pensar en ir a una plaza, a un comercio, antes de chequear su estado de salud”.

“No se puede garantizar en un 100 por ciento que la gente no va a contagiarse del coronavirus en una clínica, pero es el lugar donde más precauciones se adoptan, donde la gente se puede sentir más protegida. Entonces, quienes tienen síntomas de otras enfermedades o desarrollan un tratamiento prolongado o crónico, no deben temer de concurrir a ver al médico, porque si dejan pasar una situación aguda o prueban con extender los tratamientos como lo venían desarrollando antes de la cuarentena, pueden correr más riesgos de tener serios problemas de salud ”, agregó el titular de la federación.

Y lo ejemplificó: “si alguien tiene dolores similares a una apendicitis, no puede demorar la consulta médica. Es un cuadro agudo que puede derivar en una peritonitis si no se toma a tiempo, y esto puede ser letal”.

“Más allá de la facturación en caída libre, que también es importante, es aún más relevante el tema de la salud. Las clínicas ya están preparadas para recibir a toda clase de paciente, con las medidas de precaución correspondientes, tanto de parte de los sanatorios y equipos de salud como de los pacientes (distanciamiento social, uso del barbijo, higiene). Utilizando por ejemplo el sistema de triage (semáforo de cuadros médicos según la gravedad), permite que los pacientes puedan ser asesorados correctamente para derivarlos al sector determinado y no cruzarse con pacientes en riesgo”, explicó Porrás.

También dijo el directivo de Fecliba que “en este contexto fuimos recibidos por las autoridades del ministerio de salud de la provincia de Buenos Aires y del Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA), quienes nos dieron todo su apoyo para sostener la estructura sanitaria. Y en el gobierno nacional también nos brindan su auxilio con el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para el pago de sueldos al sector”.

“Hay un mito de que en los sanatorios se concentra el virus. Es sólo un mito, porque no hay un lugar con más cuidados y con mayor cantidad de expertos en bioseguridad e higiene que una clínica. Por eso el mensaje a la población es que no se pueden desestimar los casos de las enfermedades habituales que pueden ser agudas, crónicas, o los tratamientos por cuadros preexistentes”, concluyó Porrás.

CERCA DEL COLAPSO ECONÓMICO

Por su parte, Gustavo Durán, director ejecutivo de la red de clínicas conformada por el Instituto del Diagnóstico, Instituto Médico Platense y la Clínica del Niño, dijo que “ante el bajo uso del sistema de salud privada y los altos costos de mantenimiento, pago de sueldos y otros egresos que implica el sector, la situación está cerca del colapso económico”.

Ese grupo de establecimientos de salud integra Acliba, donde también están los hospitales Italiano y Español (que son mutuales), Ipensa y otros centros de salud de alta complejidad de la Ciudad. “Las camas tienen una ocupación promedio del 40 al 45 por ciento y la mayoría son pacientes de PAMI, que no actualizó los valores de las cápitas”. Y dio un ejemplo: “en 2015, la cápita de PAMI representaba el 95 por ciento del pago de sueldos. Hoy significa el 35 por ciento de los sueldos. En 2015 al Instituto Médico Platense le llegaban facturas de luz por 62.000 pesos, hoy llegan a 1.000.000 de pesos. Y en el diagnóstico hay números similares. De 49.000 pesos pasamos a 700.000 pesos. Costos que suben por ascensor e ingresos que bajan al subsuelo, la cuenta es sencilla y la crisis se agudiza”.

En tren de costos también resaltó Durán que “los insumos tuvieron un obsceno aumento desde que comenzó la cuarentena. Un barbijo común que costaba 3,10 pesos cada uno ahora cuesta 55 pesos; un barbijo N° 95 que antes representaba 95 centavos de dólar, hoy nos cuesta 600 pesos cada uno; una cofia que estaba 2,50 pesos ahora cuesta 12 pesos; un camisolín que los primeros días de marzo estaba en los 55 pesos hoy sale 270 pesos y así van subiendo los elementos de seguridad indispensables para el contexto sanitario que se vive”.

También dijo el directivo que: “entendemos que la gente pueda tener temor para concurrir a una clínica, pero todos los establecimientos de salud tienen sus corredores aislados, según el cuadro médico que presenta cada paciente. No ingresa por el mismo lugar el que tiene una enfermedad habitual que aquel que presenta un cuadro sospechoso de coronavirus. A su vez, los consultorios externos también ya brindan turnos de atención para pacientes ambulatorios, con tiempos prudenciales que evitan la sala de espera”.