Lorena Vega: “Me gusta quebrar los prejuicios”

“El mix entre lo histórico y lo contemporáneo” es lo que más seduce a Lorena Vega de “Yo, Encarnación Ezcurra”, el unipersonal de Cristina Escofet dirigido por Andrés Bazzalo que mañana a las 21 volverá a protagonizar, en una función sin público que se transmitirá por streaming desde el Teatro Picadero.

En la obra, que le valió el ACE y el Luisa Vehil a la Mejor Actriz en Unipersonal, Vega se pone en la piel de la mujer de Juan Manuel de Rosas. Tan apasionada por su esposo como por la causa política que los unía, la pieza la muestra en los últimos momentos de su corta vida.

“Soy consciente que el material a priori sin ver la obra puede generar distancia por el prejuicio de pensar lo ‘histórico igual pelmazo’”, confiesa la actriz, en diálogo con EL DIA, sobre los preconceptos que rompe este espectáculo en los espectadores más prejuicios y que a Vega le entusiasma “quebrar”.

Dueña de una interpretación desacartonada y sensual, la actriz le pone el cuerpo a una mujer “maltratada por la historia oficial”, que ha tenido más prensa por su “falta de belleza” que por su contundente papel en la Revolución de los Restauradores, evidenciada en las intensas cartas que enviaba a su hombre en el desierto, y de las que la obra se hace eco.

Vega había incursionado en el unipersonal con “Las Acacias”, una obra corta (veinte minutos) dirigida por Alejandro Catalán, que se ofreció en el marco del ciclo “Solos”, y que se puede ver en YouTube. Aquel trabajo, que la actriz define como “hermoso”, “riguroso” y “divertido”, además de “totalmente entregado y disruptivo”, la animó a dar un salto mayor.

“Haber experimentado que sola en escena también podía estar bueno, me fue sembrando el deseo de tomar ese desafío en una obra de mayor duración”. Así llegó esta propuesta de Escofet-Bazzalo que no sólo la retó a ponerse a los hombros un material de 50 minutos sino, antes que nada, a hacer un trabajo de investigación.

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Porque de Ezcurra conocía lo básico, lo que enseñan en las escuelas y alguna cosita más. “Pero nada que ver a lo que fui descubriendo”, dice y revela que tanto la autora como el director, “especialistas en la figura de Encarnación”, fueron fundamentales en la entrada a su universo. Libros, películas, charlas con historiadoras y visitas al Museo Nacional fueron necesarios para explorar a una figura aguerrida que supo desestimar las costumbres paquetas y chismosas de las mujeres de su clase y se transformó en una poderosa figura de la Confederación Argentina, lo que le valió amores y odios, sobre todo por haber creado la Mazorca.

“Encarnación es una figura polémica pero comprendo esa discusión por el lugar que ocupó y los temas que estaban en discusión, que no difieren mucho de los temas actuales de nuestra sociedad. Siempre voy descubriendo un poco mas sobre ella”, opina.

La pieza, más allá de este personaje histórico, propone varias interpretaciones posibles. Detrás de Encarnación, aparecen otras mujeres, públicas y anónimas, que han sido cuestionadas, subestimadas y negadas por haber sido fuertes, aguerridas y empoderadas cuando esta palabra todavía no se usaba. También se cuela en el unipersonal la antinomia propia de los argentinos, la bendita grieta. Vega elige quedarse con la perspectiva de género que la pieza propone y más: “Las cuestiones de los prejuicios y los preconceptos. La pasión en el amor y las convicciones. Los encuentros entre las personas que se entienden en la intimidad pero también en la lucha por lo que creen justo. El amor por la causa”.

Vistiendo las pieles de Encarnación desde hace tres años, cuando la pieza se estrenara en el Teatro del Pueblo, Vega anticipa que la única diferencia que tendrá esta función será la disposición del trío musical de raíz folclórica que dirige Agustín Flores Muñoz, ajustado a los protocolos de seguridad vigentes.

“Es una figura polémica pero comprendo esa discusión por el lugar que ocupó y los temas que se discutían”

Los espectadores, una pata fundamental de la puesta presencial, en tanto interlocutores de los profundos monólogos de una mujer obsesionada con el pasado en el ocaso de su vida, podrán ser parte ahora de una experiencia diferente, desde sus casas, mientras se espera que el teatro vivo se vuelva a reactivar. Las entradas para la función se pueden conseguir por Plateanet por 500 pesos.

En estos seis meses de salas vacías, a causa del coronavirus, Vega extrañó más el “antes y después de las funciones”, los encuentros con amigas y amigos, porque no dejó de trabajar pero en su casa: grabó un podcast con Leo Sabaraglia para Revista Anfibia adaptando un cuento de Carver; fue parte de la performance de Fernando Rubio “Todo lo que esta a mi lado”, que la llevó a actuar en su cuarto, y los espectadores, acostados en sus camas, la miraban por Zoom; y también aprovechó para filmar con su marido, el cineasta Gonzalo Zapico, “escenas cotidianas con la idea de que sean parte de un documental”.

Al streaming, al que mañana se sumará con esta función especial de “Yo, Encarnación Ezcurra”, lo recibió bien. Le sirvió para ponerse al día con obras que tenía ganas de ver y, también, celebró que obras suyas se pudieran ver online. Dice que la virtualidad es “una posibilidad más que hay que investigar y desarrollar para que sea un material interesante en sí mismo”, y que “multiplica el trabajo en relación a la gente involucrada y eso me parece bueno, es decir, es otra fuente laboral”. De todos modos advierte que “no puede ser la única opción de darle lugar a lo teatral”, en tanto, más allá de que la virtualidad deja afuera la esencia fundante del teatro, lo vivo, tampoco es barato su acceso para creadores que quieran mostrar sus trabajo por ahí. Además del hecho de que hay quienes “no les interesa hacerlo y es válido también”.

Por eso celebra que, de a poco, se puedan ir reactivando espacios presenciales como el que acaba de habilitar el Cervantes y del que es parte.

“Civilización”, de Mariano Saba con dirección de Lorena, es una de las 21 obras ganadoras del concurso federal “Nuestro Teatro” del Cervantes, que se llevarán a cabo en soporte audiovisual. La semana pasada, con todos los protocolos preventivos, comenzaron los ensayos presenciales en la mítica sala de Libertad 815.

“La sensación de vernos fue de alegría. Sentimos entusiasmo de hacer esto porque queremos y necesitamos trabajar. Porque la obra es hermosa, y porque nos divertimos aunque es complejo llevar adelante la tarea en este contexto”, explica la actriz sobre este proyecto cuyo guión está atravesado por una peste.

Como intérprete, volverá al actuar con colegas en el Complejo Teatral de Buenos Aires donde, próximamente, ofrecerá junto a Laura Paredes, Santi Gobernori, Agustín Ritano, Juan Isola, Marcos Ferrante “El barco” , una adaptación para el streaming de una obra de Mariano Tenconi Blanco, el dramaturgo y director con quien ha establecido un vínculo artístico fuerte tras sus elogiados trabajos en “La vida extraordinaria” y “Todo tendría sentido si no existiera la muerte”. “El trabajo de Mariano es tan profundo como divertido. Logra un humor que te sacude. La combinación de sensibilidad y comicidad es lo que me puede. Así que me siento socia total de su trabajo”.

En este 2020 que se presentaba súper intenso para Vega, también tenía lugar otra temporada de “Imprenteros”, en la que la actriz, directora y autora echó mano a su historia familiar para contar un biodrama que se convirtió en un fenómeno de la cartelera teatral independiente, sobre lo que no duda en decir que fue “de las sorpresas más grandes que me sucedieron en mi trabajo”.