“Siento que la gente me mira con cariño porque a Gimnasia algo le di”

Alicia Casamiquela es un ejemplo de lucha. El reflejo de anhelar ser y concretarlo. De construir. De ser madre y formadora. De cosechar éxitos sin abandonar la humildad. Una mujer de temple, que intenta ahorrar lágrimas para regalar sonrisas.

La entrenadora más ganadora de la historia del vóley mens sana le abrió las puertas de su casa a este diario para hacer un repaso de toda una vida ligada al club de sus amores. Con encuentros y desencuentros, encantos y desencantos, pero siempre con el corazón pintado de azul y blanco.

“Conocí el voley en la escuela Normal 1. Fuimos a jugar contra Gimnasia y casi la mayoría de las jugadoras fuimos a jugar al club. Comencé en Gimnasia a los 16 o 17 años y hoy tengo 85 años. Tuve tres etapas: como jugadora, la segunda como entrenadora del 70 al 75 y tuve un proceso de 10 años acompañando a mis hijos y me reincorporé a mediados del ‘85”, contó.

“Me considero una transgresora. Me costó mucho poder ser entrenadora”

Alicia Casamiquela,
Ex entrenadora de las Lobas

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En todo ese recorrido se dedicó a formar jugadoras y grandes equipos. Los más exitosos del Club. Eso costó y bastante: “Costó años formar las Lobas. Un buen equipo no se hace de un día para el otro. Gimnasia es el decano del voley del país, y diría que de Sudamérica. Costó mucho en los inicios, con presidentes y vocales teníamos mucho apoyo porque éramos pocas las mujeres que estábamos en el club”.

Justamente por pelear más de la cuenta por el simple hecho de ser mujer, se considera una transgresora para la época.

“Me considero una transgresora, me costó mucho ser entrenadora. Fui la primera mujer que trabajó durante mucho tiempo sola en la División de Honor. Pero tuve buenos compañeros entrenadores, al principio varios te miraban de reojo pero cuando empezamos a formar equipos competitivos y pensando en jugar Liga, ahí la cosa empezó a cambiar. Con el tiempo y con las ganas llegamos a hacer un voley rápido y moderno. Un éxito así no se logra sola, sino con gente que acompaña y ayuda. Se trabaja en conjunto”

Para Casamiquela, todo ese éxito que pudo construir en equipo está sujeto a una clave primaria: hacer docencia. “Soy docente por naturaleza, fui maestra, secretaria técnica, y la docencia para mí es fundamental en cualquier instancia pero sobre todo comenzando desde abajo con los menores. El entrenador tiene que ser formador. Las reglas no están escritas, son las que te exige la vida: la responsabilidad, el sacrificio, el compañerismo...que son actitudes de por vida. Yo siempre, en mi criterio primario pensaba que la educación de los chicos comienza en la familia, sigue en la escuela y tiene que terminar en el deporte. Siempre puse lo humano por sobre todo. Uno puede corregir, se puede enojar, pero también hay que ser una madre que aconseja a sus jugadoras. Nunca tuve entredichos con ninguna, solo una vez tuve un encontronazo con una jugadora que eran individualista y se creía la mejor y a mí no me importaba eso, yo quería que sea una buena persona”

HA SIDO UN AÑO DIFÍCIL

Su salida de Gimnasia no fue ni es fácil de asimilar para la ex entrenadora. Asegura estar triste y dolida. “Ah sido un año muy difícil, muy crudo y triste. Yo me dediqué a Gimnasia, trasladé mi casa y mi familia al club. A Gimnasia le dimos todo y nunca pedí nada. En esta última etapa, no sé qué pasó. Y se dicen cosas dolorosas. En el club no hay rivales, pareciera que le saqué plata al club, que cobraba en dólares, o fortunas y jamás. Nosotros sí pusimos plata en el club pero eso no importa. Son cosas que duelen cuando te dicen que te quedás con plata de un pase y hay falta de conocimiento del manejo del vóley, porque no hay plata de pases, los pases locales se pagan con pelotas y los pases internacionales los cobra la Federación. Mi último sueldo fue de 17.000 pesos. Esa es la fortuna. Hay un presidente que tiene que saber qué nos sucedió y si está de acuerdo. Yo no especulé con Gimnasia, no robé plata, lo único que robé y esto me emociona: el cariño de la gente”.

LA MAMÁ DE TODAS

Asimismo, manifestó que “siempre estuve en todo lo que atañe al club, gimnasista, docente y mamá. Mamá de varias jugadoras y nunca tuve un disgusto. Porque no se puede tratar con gritos o insultos a nadie diciendo s ‘te equivocaste, cometiste un error’ a los gritos. Le tenés que decir, con una sonrisa, ‘en tu inteligencia está aprender de ese error y vas a ver que no te vas a equivocar’. Así se le habla a un jugador”

Por otro lado y si sueña con algún homenaje del pueblo albiazul, fue clara: “Yo soy muy sencilla, no me la creo, no soy una fenómena, sé que tuve suerte y el apoyo de mi familia. El homenaje lo tengo cuando la gente me toca bocina en la calle o me saluda. No quiero grandes cosas. Siento que la gente me mira con cariño y siento que a Gimnasia le di algo. Le di campeonatos, que lo conocieran en Argentina y el mundo, no fui yo sola, fui yo con ayudantes, jugadores y el club”.

GRIGUOL Y CHIROLA

Por último, contó que siempre tuvo buena relación con la gente del fútbol del club: “Llamé a Chirola y a Messera cuando fueron confirmados, son encantos de personas y del Club. Entrenadores del Club” Y recordó también que “con Griguol tuve charlas preciosas, siempre se quedaba a ver nuestros entrenamientos. Era muy pícaro y chistoso y yo también”. Y cerró con una frase que la pinta de cuerpo entero: “Siempre estoy con una sonrisa, aún queriendo llorar”.