El gobernador Ricardo Quintela, ¿irán a las urnas en el PJ?/NA
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El gobernador Ricardo Quintela, ¿irán a las urnas en el PJ?/NA
Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
La fecha de la elección interna de autoridades del peronismo es el 17 de noviembre. Pero la verdad, son pocos los que creen que finalmente se concretará el duelo entre la lista de Cristina Kirchner y la del gobernador riojano, Ricardo Quintela.
Es una interna inesperada y, por eso mismo, no preparada profesionalmente desde la organización, la logística y la financiación.
¿Realmente se va a votar con padrones vetustos, no depurados hace años, que incluyen afiliados que ya no están en este mundo? ¿Quien va a pagar todo el gasto, si el PJ casi que no puede abonar la factura de luz? ¿Qué urnas se usarán? Porque, por ejemplo, los peronistas de la Provincia -bastión de CFK- esperan que el gobierno nacional les preste las mismas urnas que usaron los radicales bonaerenses hace semanas para definir sus autoridades, pero todavía ese comicio sigue discutiéndose en la Justicia Electoral.
Es claro que Cristina apuesta a desactivar la interna como tal y quedar como la única opción posible de conducción. Se pretende el paso al costado de la lista de Quintela a quien, en verdad, le costó mucho juntar los nombres y los avales necesarios para presentarse. Ayer, los apoderados de la expresidenta -con mucho oficio- auscultaron con lupa a sus rivales y, claro, encontraron pequeños huecos para cuestionar. Hicieron presentaciones formales en la Junta Electoral partidaria para acrecentar la presión política que ya existe de hecho: llamados, “mimos”, promesas para convencer a los adherentes del riojano de la conveniencia de dejarlo solo.
Probablemente Quintela no se negaría a una postergación de la elección interna, una idea que supone tirar todo para adelante y en el medio, acaso, negociar algo que no sea leído como una rendición incondicional. Pero los cristinistas prefieren otra cosa: que el mes próximo la exVice del ahora inconveniente Alberto Fernández sea ungida titular del principal partido opositor. Porque ese es el sillón desde el que Cristina piensa que pude re-definir mejor su liderazgo, luego de su última fallida creación político-electoral y jugar el juego de la grieta con Javier Milei.
La aparente idea de Cristina de forzar la caída de la interna no reconocería elementos de cobardía o inseguridad. Es otra cosa. Simplemente que el hecho del reto en sí mismo estaría ratificando un flanco débil en su liderazgo, la relatividad de su capacidad de conducir al peronismo como cuando era ama y señora de ese espacio; paradójicamente, abjurando del partido. ¿O no es célebre aquella frase que le dijo a su acólito Oscar Parrilli, robada de una escucha judicial, respecto a que los peronistas debían ir a “suturarse el ort…”?
“Cristina siempre huyó de la idea de burocratizar partidariamente su figura”, recuerda el analista y politólogo Lucas Romero en diálogo con este cronista. Y agrega: “Que empiecen a aparecer nombres que no la acompañan explícitamente o la cuestionan en la empresa de conducir el PJ es, en efecto, otro síntoma de debilidad política”.
En este sentido, más que Quintela -un dirigente que no puede vender futuro porque, entre otras cosas, no paga los sueldos en su provincia- la ex presidente mira a Axel Kicillof, cuyo rol “prescindente” en esta disputa alcanza para mellar su ínfula de conducción como era “altri tempi” y, a la vez, esparce cierta duda respecto de cómo terminará siendo finalmente su perfomance en la Provincia en esa elección partidaria si se hiciera.
Es válida la pregunta: ¿porqué militarían su candidatura a presidir el PJ dirigentes como Jorge Ferraressi, de Avellaneda, o Fernando Espinoza, de La Matanza, o Andrés “Cuervo” Larroque y otros más, quienes le pedían hasta ayer a Axel que la enfrente? ¿Aún sin que haya un acuerdo orgánico Kicillof-Quintela, no le darían una mano al riojano? Lo dicho: para CFK todo sería mejor sin interna, sólo la proclamación de la lista única en la Junta partidaria.
Cristina siempre ha enfrentado al que la retó. En el Instituto Patria sienten que eso hizo Kicillof no declarando su adhesión formal a su postulación al PJ. Pensaban que iba a claudicar, como siempre sucedió con él. Pero esta vez Axel fue la encarnación de la corrección: dijo que nunca se pelearía con su mentora, que sus gestiones nacionales fueron una panacea y que era imperiosa la unidad justicialista. Y encima remató con un tuit que es toda una fijación de posición: “La lógica del sometido o el traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados. El respeto a los gobernadores que pudimos revalidar es una pieza indispensable, de lo contrario ¿qué tipo de unidad podría darse en el PJ?”
Impensado para los K, en especial para los que hacen política en Buenos Aires, para quienes la sumisión absoluta es un dogma. Porque, en verdad, así los acostumbró la dirigencia del propio peronismo de la Provincia, que desde el desembarco del kirchnerismo santacruceño en esta geografía -y por nimiedades de pago chico o de caja- jamás insinuaron rebeldía frente al destrato.
Por eso el tardío anuncio de Cristina de presidir el PJ podría ser leído también como un mensaje directo a Kicillof, que venía teniendo ciertos gestos emancipadores no rupturistas desde aquella vez que habló de la necesidad de escribir nuevas canciones. En verdad, una mirada con sentido común teniendo en cuenta que, por pasar siempre los mismos temas en el tocadiscos, el peronismo se comió una paliza histórica el año pasado con un personaje, el hoy jefe de Estado, que directamente tocaba otro tipo de música, con otros instrumentos y con letras mucho más innovadoras.
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