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Deportes |La historia de estudiantes y racing

Rivalidad: título, chilena, Copa y cuatro detenidos

En el Metro del ‘67 el Pincha le ganó la final a la Academia y cinco meses después lo eliminó de la Libertadores. En esa época nació la “pica” hasta hoy

Rivalidad: título, chilena, Copa y cuatro detenidos

El golazo de Juan Ramón Verón de chilena en el monumental, para el triunfo y clasificación pincha

11 de Diciembre de 2025 | 04:39
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El 19 de diciembre de 1967 no solo quedó grabado en la historia de Estudiantes, sino en la del fútbol argentino. Aquel día, el equipo dirigido por Osvaldo Zubeldía goleó Racing por 3 a 0 en la final del Torneo Metropolitano, en un partido disputado en “El Gasómetro” de San Lorenzo y rompió la hegemonía de los denominados “cinco grandes” del fútbol argentino.

En un marco político agitado en el país, la vieja cancha de San Lorenzo que fue durante muchos años uno de los estadios más grandes de Argentina -utilizado habitualmente por la Selección con una capacidad máxima de aforo de unos 80.000 espectadores- recibía a los miles de hinchas que llegaban de Avellaneda y La Plata.

El día, típico de diciembre, marcaba una temperatura agradable de unos 25 grados, y el partido se jugó por la tarde/noche. Los dos finalistas llegaron al cotejo en situaciones muy diferentes, lo que influiría en el desarrollo del juego: la “Academia” dirigida por Juan José Pizzuti era el equipo sensación, venía de ganar la Copa Libertadores de América y semanas antes se había consagrado Campeón Intercontinental tras vencer al Celtic de Escocia 1 a 0 con el mítico zurdazo del Chango Cárdenas, en el estado Centenario.

El equipo estaba física y mentalmente desgastado y con el foco puesto en la gloria máxima. Contaba con figuras de renombre mundial como Roberto Perfumo, Agustín Cejas, Alfio Basile, Humberto Maschio y Juan Carlos Cárdenas, entre otros.

El Pincha dirigido por el innovador Osvaldo Zubeldía, se centró por completo en el Metropolitano. El equipo se distinguía por la disciplina táctica, la preparación científica (con concentraciones extensas y análisis de videos) y el dominio del offside (posición adelantada), conceptos revolucionarios para la época. Su ambición era la gloria, y el hambre de su primer título era total.

En su formación brillaban, entre otros, Carlos Salvador Bilardo, Raúl Madero, Marcos Conigliaro, Juan Ramón Verón y tenía como arquero a Alberto Poletti. Había un trabajo de años en inferiores que tuvo su primer fruto esa tarde.

El partido arrancó parejo, pero a los a los 32 minutos, en un punzante ataque de Estudiantes, Alfio Basile cometió una falta dentro del área a Felipe Ribaudo, el árbitro Guillermo Nimo sancionó el penal y Juan Ramón Verón se hizo cargo de la ejecución y abrió el marcador.

Cuando estaban a instantes de ir al descanso, a los 45 minutos, un ataque rápido de Estudiantes, un centro y un rebote en el área de Racing fue aprovechado por el defensor Raúl Madero para convertir el segundo tanto.

La ventaja del equipo platense se consolidó con el gol de otro defensor, Néstor Togneri, quien aprovechó un tiro de esquina ejecutado con precisión y conectó el balón con un cabezazo que venció la resistencia de Agustín Cejas. Fue a los 24 minutos del complemento y allí comenzó la larga celebración de la parcialidad Pincharrata, que tras la conquista del primer título profesional desbordó las calles de la ciudad de La Plata en un festejo interminable.

La victoria de Estudiantes sobre Racing en el Metropolitano de 1967 fue un evento que la prensa analizó no solo como un resultado deportivo, sino como un hito cultural y táctico que redefinió el fútbol argentino, porque marcó la ruptura de una hegemonía de los “cinco grandes” (Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo), lo que se interpretó como una “incipiente democratización” del fútbol argentino.

Se destacó el triunfo de la táctica por sobre el virtuosismo, ya que hubo un amplio reconocimiento al método Zubeldía, elogiando la planificación, la disciplina y el estudio meticuloso del rival, elementos que se consideraban “científicos” y revolucionarios en la época.

Pero también su estilo generó controversia ya que se lo catalogó como el “antifútbol”, pues la prensa condenó el énfasis de Estudiantes en el juego físico, la presión constante y el uso magistral de la trampa del offside (posición adelantada), viéndolo como un método poco vistoso y contrario al “fútbol arte” tradicional.

Se contrastó la efectividad de Estudiantes con el juego de Racing, conocido por su estilo ofensivo y virtuoso. Fue un cambio de paradigma que llevó años entenderlo. Incluso al día de hoy todavía varios protagonistas realizan declaraciones que atrasan varias décadas respecto a los planteos del rival. A partir de esa tarde comenzó una rivalidad entre ambas instituciones que meses después tendría un capítulo todavía más caliente y que directamente los puso en veredas diferentes. Hoy no lo son tanto desde lo institucional pero les quedó el rótulo que los separó como si en el medio estuviese el Muro de Berlín.

El segundo golpe en cinco meses del pincha a racing

En abril de 1968 jugaron la semifinal de la Copa Libertadores. De un lado un equipo que defendía el título y del otro uno que en su primera experiencia había llegado muy lejos. En la ida ganó la Academia 2-0 pero una semana después el equipo de Zubeldía lo superó 3-0 con dos goles de la gran figura: Verón. Tuvieron que jugar un desempate en el Monumental. Empate en los 90 minutos, alargue y en el primer tiempo un golazo de la Bruja de chilena que recorrió el mundo. En el final empató Racing pero en esa época no había penales y por mejor diferencia se clasificó Estudiantes. Hubo cuatro expulsados y por disposición del presidente de facto Juan Carlos Onganía (a raíz de una serie de sucesos en eventos deportivos) terminaron presos en la Comisaría 32 de la Capital Federal: Togneri y Aguirre Suárez del lado albirrojo y el Coco Basile y Aballay del académico. Los jugadores se reencontraron en la puerta de la seccional post partido. A esa altura la diferencia se hizo insalvable.

La derrota por duplicado ante Estudiantes marcó el final del dominio local de Racing y el inicio de un ciclo dorado para un equipo formado por jugadores de inferiores que, como se dice en La Plata, “rompió con la hegemonía de los poderosos”.

En conclusión, la victoria de Estudiantes fue un evento cultural que puso en discusión los valores, el fútbol argentino y legitimó un nuevo modelo basado en la estrategia, el profesionalismo y la disciplina.

Pasado mañana Racing y Estudiantes se volverán a cruzar en una final, esta vez por el Torneo Clausura, y el encuentro volverá a poner un grueso trazo de diferencia entre dos instituciones que están atravesando un momento de pujanza.

En abril del ‘68 terminaron cuatro jugadores detenidos tras un partido de Copa

 

 

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