“Me comió la persona, no el personaje”

Son pocos los aspectos de la vida de Nazarena Vélez que no se conocen públicamente porque ella, personalmente, se ha encargo de sacarlos a la luz. A los 41 años, y en un análisis un poco autocrítico, la vedette reconoció que esa exposición mediática con la que convive desde que tiene memoria es su cara y su cruz. La que la perjudicó infinidad de veces pero la que también la hizo sentir el apoyo de la gente cada vez que la necesitó en sus dramas sin guiones, que fueron muchos.

“Yo creo que a mí me comió la persona, no el personaje. Yo soy esto. No está tan bueno estar exponiendo lo que sos al cien por cien. En algún momento debería hacerme ‘la’ como para no abrir del todo el corazón, para que no me largue a llorar en una nota. Yo empecé a trabajar a los catorce años. No sé dónde estuvo mi falla. Pero claramente no me hice un papel que resguarde algunas cosas. Eso creo que me jugó en contra en muchas cosas, pero a favor con la gente. Muchos me piden por las redes que no hable de más. Pero yo soy esto. Y a la gente le llegó todo mi dolor y sufrimiento, por eso me devuelven tanto cariño”, aseguró, en diálogo con EL DIA.

En una visita a la redacción, en plan de promoción de “Eramos tan amigas” -la comedia dramática que encabeza y que presentará esta noche en La Nonna junto a Claribel Medina-, Nazarena Vélez se disculpó por su presencia -sin una gota de maquillaje y con un gorrito cubriéndole su melena despeinada- con una excusa irreprochable: la noche anterior, su hijo Thiago, de cinco años, hirvió de fiebre, y ella no pegó un ojo.

“Y sin embargo hoy estoy acá, remándola”, aclaró, sin necesidad, sobre ese perfil de madre guerrera que ostenta a la hora de hablar de sus tres hijos, a su entender, “el mayor logro” que le ha dado la vida. Y a pesar de que no quiere hablar del escándalo en el que está involucrada Bárbara, se desvivió en elogios para la joven actriz, a quien definió como “ muy adulta” y “sabia” y de quien se considera “su primera fan”. Del “Chino” -Gonzalo, el hijo que tuvo con Daniel Agostini- contó que “quiere ser jugador de fútbol profesional” y que coquetea con la música, aunque todavía está buscando su camino.

“Dios me bendijo siendo mamá de tres hijos hermosos y eso es lo que te obliga a no quedarte tirada en la cama”, reflexionó, en relación a su presente personal y profesional, aunque remarcó que su estado ideal sería del otro lado del escenario, del que, tras “varios golpes en la cara”, se tuvo que alejar.

“Me gustaría el día de mañana poder volver a laburar como productora. Me siento muy agradecida de todos modos actuando y viendo cómo la gente responde, que es increíble. Y lo disfruto y pongo el alma. Pero si me das a elegir me gustaría estar del otro lado”, reveló.

CONNIE, CABLE A TIERRA

Mientras vuela soñando con poder producirle un espectáculo a su hija, Nazarena pisa la tierra con Connie, el personaje que le toca interpretar en “Eramos tan amigas” y al que calificó como “el mayor desafío profesional” que, hasta ahora, le ha tocado encarar.

Escrita por Guillermo Camblor y dirigida por Ernesto Medela, la pieza -que ya se ha presentado en la Ciudad con Adriana Salgueiro y Claribel Medina- pone en el escenario a dos amigas de toda la vida que, en medio de una mudanza, producto de la separación de una de ellas, traerán al presente una sucesión de recuerdos, anécdotas y revelaciones que pondrán en peligro una amistad de tantos años.

Para Nazarena, el mayor reto de este proyecto radica en el cambio radical que la obra propone. “Tras 55 minutos de humor, y con lo difícil que es hacer reír a los espectadores, de repente la obra da un giro y se convierte en un dramón que te deja temblando”, anticipó la actriz y contó que la interpretación de este personaje le hizo cambiar la visión de algunas cosas que tenía como certezas.

“Yo no creía en las mentiras piadosas. Soy de blanco o negro, lamentablemente. Existen los grises, aunque yo no los vea (risas). Pero yo pensaba que las mentiras existen y punto. A partir de este personaje, empecé a dudar de esa postura. ¿Es necesario decirte todo, sabiendo que te puede hacer mal? ¿Decir todo te hace mejor persona?”, reflexionó, en línea con la historia de “Eramos tan amigas”.

Sobre el drama, un género en el que había incursionado en el cine con un papel denso en la película “Cartas a mi padre”, Vélez dijo que le resulta difícil y contó, entre bromas, una creencia colectiva. “La gente piensa que porque lloro en la televisión, me resulta fácil pararme frente a una platea y protagonizar una escena dramática como si nada. ¡Pero el drama que vive esta mujer no tiene nada que ver conmigo! ¡Y mirá que he pasado cosas, eh! Es un trabajo tremendo”, reconoció.

Contenida y viviendo una etapa familiar, Nazarena manifestó que los años le trajeron calma y serenidad. “Estoy más vieja y veo las cosas desde otro ángulo. Ahora le doy valor a cada segundo que vivo en familia. Disfruto de la casa, del cariño de la gente. Estoy mucho más relajada y agradecida por las oportunidades que me sigue dando la vida”, concluyó.