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Información General |un debate entre docentes y pedagogos

Desafío educativo: cómo convivir en las aulas con el celular inteligente

Forman parte de la cotidianeidad de los chicos y aparecen en clase, aún cuando se los prohíbe. Generan tensión cuando distraen. O son usados, a instancias de cada vez más profesores, como auxiliares en la enseñanza. Pero también ponen en cuestión un modelo pedagógico frente al cual los alumnos reclaman un rol más activo

18 de Septiembre de 2016 | 02:26

Para el profesor José Luis Maldonado, los teléfonos inteligentes en clase nunca fueron un problema. Al contrario. Consciente de que los chicos están tan habituados a su uso, decidió darles una utilidad en el aula. “Con el celular bajamos distintas aplicaciones, desde una computadora científica a simuladores para medir tensiones que son sofisticados y la escuela no los tiene”, dice Matías Diz Rendani (16), alumno del industrial Albert Thomas, donde el profesor Maldonado dicta la materia Montaje y Análisis de Modelos Circuitales.

El profesor Maldonado es uno de los tantos docentes que en los últimos tiempos decidió capitalizar la familiaridad de los alumnos con sus teléfonos inteligentes. Cuándo le preguntan qué pasa con los chicos que no disponen de esos dispositivos, Maldonado agrega: “en ese caso se dividen en grupos, cada uno de los cuales trabaja con un celular”.

Tanto en aulas secundarias como universitarias son muchos los profesores que, por propia iniciativa, permiten utilizar esos implementos en clase con objetivos pedagógicos. Pero no es la única manera en que los teléfonos inteligentes dicen presente en clase. Otras veces lo hacen como un elemento de distracción. Los chicos se conectan a través de él con redes sociales y se desconectan así de clases que no captan su interés.

Un caso extremo de este tipo de situaciones se vivió este año en Zárate, en uno de los más resonantes episodios de violencia contra una docente, que se inició cuando ésta le quitó el celular a una alumna que, en plena clase, lo usaba para escuchar música con auriculares puestos. La profesora fue luego golpeada por familiares de la adolescente y el hecho motivó una marcha docente de protesta.

El debate por los celulares en las aulas y el uso que se hace de ellos se reinstaló la última semana, a partir de la difusión de una carta de un profesor universitario uruguayo que dijo haber abandonado la docencia porque le resultaba imposible captar la atención de sus alumnos.

“Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo, Tiro la toalla”, escribió en su blog el periodista y docente de la carrera de Comunicación de la univesidad ORT de Montevideo, Leonardo Haberkorn.

Haberkorn fue más allá y cuestionó lo que el consideró falta de interés, desinformación y desdén por el conocimiento de sus alumnos. Una opinión que también desató una fuerte polémica en ámbitos educativos (ver aparte).

Especialistas en educación, docentes y alumnos, consultados por este diario, coincidieron en una cosa: el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de los adolescentes es tan fuerte, que los celulares aparecen en el aula, aún en los casos en los que no se los permiten. Y lo hacen como elemento de distracción o, cada vez más, como auxiliares del aprendizaje.

En este marco, la última semana las autoridades educativas de la Provincia empezaron a analizar la posibilidad de levantar la prohibición de que los alumnos utilicen sus teléfonos celulares dentro de las aulas. Piensan primero en capacitar a los docentes. Y también estudiar qué porcentaje del alumnado no posee teléfono celular. La medida no se implementará en el corto plazo porque requiere de un cambio cultural: que los docentes no emitan un mensaje único sino que aprendan a dirigir un debate.

momento de transicion

“Hoy en la educación se vive un momento de transición crítico. Tenemos a un alumnado mediado por las nuevas tecnologías, que forman parte de su vida de todos los días y una escuela que, aunque empieza a incorporarlas, se sigue basando en métodos de enseñanza de fines del siglo XIX y principios del siglo XX . Los chicos están muy estimulados y reclaman un rol más activo en las clases. Muchas veces lo que parece desinterés por la educación es en realidad aburrimiento ante clases que no logran captar su atención”, dice la pedagoga Guillermina Tiramonte, coordinadora del Consejo de Formación Docente de la Dirección General de Cultura y Educación.

En esa transición, Tiramonti distingue varias aristas a considerar. Por un lado, una incorporación tecnológica que no termina de concretarse: “las escuelas recibieron computadoras, pero no todos los docentes las emplean en sus clases y algunos no están lo suficientemente capacitados para hacerlo. Las conexiones a Internet escolares suelen ser lentas y los problemas técnicos de los dispositivos tardan mucho en resolverse”, dice Tiramonti.

La especialista habla de la necesidad de “pensar una escena áulica diferente: hay sistemas educativos que han avanzado mucho en eso, como el finlandés. Hoy se piensa la educación a partir de proyectos y ya no a través de la mera transmisión de contenidos”, afirma.

Para el Sociólogo e investigador del Conicet Sebastián Benitez Larghi, la entrada de las computadoras en las escuelas, a través de programas como el Conectar Igualdad, permitió romper resistencias y dejó entrar “por abajo” el uso del celular con objetivos pedagógicos en el secundario.

Pero el uso de los celulares en las aulas secundarias tuvo otra derivación: la de hacer más laxos los límites entre el adentro y el afuera de la clase, un cambio que marca una fuerte diferencia con el aula tradicional.

en la universidad

En la Universidad, en tanto, en los últimos años creció el uso de los dispositivos móviles. Se los usa para grabar, sacar fotos y hacer videos de clases, pero también para buscar contenidos e investigar. El uso que se hace de el dispositivo depende en buen grado de cada docente.

El móvil como elemento de distracción no aparece tanto como problema en la Universidad como en el secundario, pero los propios alumnos admiten que suelen darse situaciones de desatención “que resultan tan incómodas para el docente que expone como para el alumno distraído y el resto de la clase”.

En todo caso y según destaca Benitez Larghi, las nuevas tecnologías no son mas que un canal a través del que se expresan tendencias y problemas socioculturales que las trascienden: “es importante no simplificar. Atribuir a los jóvenes un desinterés por el conocimiento que se expresa a través de las nuevas tecnologías es algo que tiene que ver con lo generacional y con esa idea de que ´todo tiempo pasado fue mejor´. Prefiero hablar de un clima de época y de una juventud llena de matices y heterogeneidades que, lejos de ser apática, demuestra todo el tiempo su necesidad de expresarse”.

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