Robaron y apuñalaron a una joven en pleno centro

Mariela Martínez Fonseca (26), como lo hace siempre, se dirigía ayer temprano a su trabajo. No estaba en la periferia de la Ciudad o en algún otro sector considerado de alto riesgo por la inseguridad. Caminaba por las calles 12 y 48, donde sufrió un ataque delictivo, que bien pudo costarle la vida.

De acuerdo al reporte oficial, dos motochorros la rodearon con fines de robo y, en medio de una serie de forcejeos, le sacaron un celular y le aplicaron una puñalada en el abdomen.

La joven, de nacionalidad paraguaya, que trabaja como empleada de limpieza en una conocida inmobiliaria de la zona, trató de llegar como pudo a ese lugar, para pedir ayuda. Pero no llegó.

A pocos metros, justo en una verdulería donde la conocen, se desplomó en los brazos de su propietario.

“La vi llegar y le hice un chiste, como lo hago siempre. Aunque no me respondió. La noté rara”, contó el comerciante en diálogo con EL DIA.

“En ese momento vi que tenía la ropa manchada de sangre. Y le pregunté qué le había pasado. Me dijo `me robaron y estoy herida`”, agregó.

“La tuve que apoyar en unos cajones de verdura y empecé a pedir ayuda. Fui corriendo hasta un kiosco, acá en la cuadra, y avisé lo que había pasado”, relató.

Sin embargo, pese a la desesperación y los esfuerzos, la Policía y la ambulancia habrían tardado en llegar más de la cuenta.

“Siempre pasa. Cuando lo necesitas, no están. LLegaron al rato. Después de varios llamados al 911”, reconoció el verdulero.

Fue en ese instante que, previo brindarle las primeras atenciones, la cargaron en una ambulancia y la derivaron al hospital Gutiérrez.

Los voceros consultados por este diario indicaron que “el cirujano de guardia refirió que presentaba una herida punzo cortante de dos centímetros en el abdomen. En principio, su situación no revestiría gravedad, aunque igual quedó internada en observación”.

A medida que pasaron los minutos, EL DIA pudo certificar en la escena la llegada de los compañeros de Martínez Fonseca, quienes -si bien algunos de ellos ya tenían noticias del asalto- al escuchar los detalles de boca del comerciante, dibujaron en sus rostros un gesto de clara preocupación.

LA CAUSA

Por el hecho, en la comisaría primera de La Plata, se iniciaron actuaciones caratuladas como “robo y lesiones”, con intervención del fiscal penal en turno, Alvaro Garganta.

Precisamente, el funcionario judicial impartió distintas directivas para que se motorice la búsqueda de los asaltantes.

Para ello, como suele suceder en este tipo de episodios de extrema violencia, las cámaras de monitoreo municipal jugarán un papel clave.

El barrio cuenta con varios domos de seguridad, que anoche eran analizados en detalle para saber si lograron captar el paso de los delincuentes.

Al cierre de esta edición, se desconoce si la agresión que sufrió Martínez Fonseca fue por haberse resistido al asalto o si, de lo contrario, pese a que ya tenían lo que buscaban, los delincuentes decidieron apuñalarla porque sí.

La conmoción era generalizada. Por la gravedad del suceso y también por dónde ocurrió.

“No es común algo así por acá. Pero la inseguridad es de todos”, reflexionó un vecino.

Precisamente, en sus últimas ediciones, este medio viene dando cuenta de que una vieja creencia o mito está sucumbiendo ante la cruda realidad: es la que dice que en el centro se puede caminar tranquilo. Pero ya no.

La historia de Mariela Martínez Fonseca puede dar cabal muestra de ello, ya que en 12 y 48, no mucho después de las 07.30, un asalto casi termina de la peor manera.

El arma blanca, para su suerte, sólo le perforó el abdomen dos centímetros y no alcanzó a dañar órganos vitales.

Sólo por eso, por la fortuna, hoy podrá contar lo que le pasó como un triste recuerdo.

“Se necesita mayor prevención. Acá estamos librados a la buena de Dios. Y no podemos seguir así. Las autoridades deberían tomar urgentes cartas en el asunto y darnos de una buena vez respuestas”, exigió otro vecino, mientras contemplaba, aterrado, el cuadro de la joven malherida y varias personas a su alrededor.