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Opinión |PANORAMA PROVINCIAL

Un escenario impensado que inquieta al Gobierno y desafía a la oposición

Hay negociaciones con la Nación por el recorte en el plan de obras. El debate en el peronismo

Un escenario impensado que inquieta al Gobierno y desafía a la oposición
13 de Mayo de 2018 | 02:22
Edición impresa

Por JOSÉ PICÓN
jpicon@eldia.com

Quienes frecuentan a María Eugenia Vidal aseguran que está preocupada. El cimbronazo económico del que procura salir el Gobierno abrazado a la tabla de salvación del Fondo Monetario Internacional, está en pleno desarrollo. Y si bien en el oficialismo existen visiones optimistas sobre el desenlace de este escenario complejo, surgen incógnitas imposibles de despejar en una coyuntura de alta volatilidad.

Por lo pronto, en la Provincia ya iniciaron una discreta negociación con la Nación. Una de las principales inquietudes del equipo bonaerense pasa por el recorte en el plan de obras financiado por la administración central. La medida fue anunciada hace unos días, cuando el posible acuerdo con el FMI tenía la categoría de rumor, con la declarada intención oficial de achicar el déficit fiscal.

De esos 30 mil millones de pesos que el gobierno de Mauricio Macri no invertirá este año, entre 7 y 8 mil millones serán, en principio, “pagados” por la gestión de Vidal. Es decir, serán obras previstas que no comenzarán en territorio bonaerense.

En el Ejecutivo provincial buscan, en lo posible, amortiguar ese impacto. Se trata de un tironeo discreto y de buenos modales, al estilo PRO. No habrá declaraciones altisonantes ni enojos públicos. Pero las conversaciones ya se iniciaron.

Para Vidal el plan de obras es clave. Pretende que ese sea el rasgo distintivo de su administración y su marca registrada cuando, si los planes oficiales no cambian, deba someterse a la voluntad de los bonaerenses en poco más de un año en busca de su reelección. Por eso la negociación con la Casa Rosada excede lo numérico y se torna política.

La Gobernadora es un andamiaje central en la estrategia de Cambiemos. Sigue siendo una de las dirigentes mejor ponderadas por la gente, pero su imagen empezó a sentir los rigores del descontento social. “Por primera vez en mi distrito tiene más imagen negativa que positiva”, decía en las últimas horas con asombro un influyente intendente peronista del sur del Conurbano, quien en sus sondeos tiene al Presidente bastante más abajo que Vidal, con un rechazo a su gestión que pasó el umbral del 60 por ciento.

“El PJ está frente al desafío de enamorar a los desencantados de Cambiemos ”

 

Pese a la incertidumbre que genera el desenlace de la negociación con el FMI y los efectos de las recetas que pudiera indicar el organismo para autorizar los desembolsos de la ayuda al país, en la Provincia sostienen que las “oportunas” toma de deuda en el exterior y en el mercado local en los primeros meses de año, le otorgan cierta dosis de tranquilidad.

“Hay recursos suficientes para garantizar las obras previstas por nosotros y el pago de sueldos”, dicen en el oficialismo. Y completan: “Estamos ordenados”.

No obstante surgen cuestiones que escapan al manejo bonaerense. Por caso, las exigencias que seguramente planteará el FMI para ir en auxilio del país. Algunas de ellas puede que peguen de lleno en la Provincia.

¿Estará entre las indicaciones del organismo crediticio internacional ir por algunas reformas que quedaron en el tintero? El fantasma de los cambios previsionales vuelve a surcar el cielo de la política bonaerense.

Vidal intentó avanzar con una serie de modificaciones en el régimen provincial hacia fin de año. Concretó parte de ese proyecto con la reforma a la Caja de Jubilaciones del Banco Provincia, pero el proyecto vinculado al Instituto de Previsión Social finalmente quedó en el freezer en medio del pesado clima social que se había generado entonces y el cerrado rechazo de los gremios y la oposición.

En el Ejecutivo creen que no hay plafón para retomar el camino de la reforma. Tampoco acompañan los tiempos políticos para insistir con una iniciativa que podría profundizar el desgaste del oficialismo.

El peronismo también asiste al desenlace del posible acuerdo con el FMI con una alta dosis de inquietud. La mayoría de los dirigentes con responsabilidad de gobierno en la Provincia muestra cierta mesura. El temor central es que un eventual derrumbe termine arrastrando a todos.

Varios intendentes del peronismo han hablado de esta cuestión en los últimos días. Dicen que el deterioro de Cambiemos es tan real como el hecho de que aquellos sectores desencantados con el oficialismo no logran ser seducidos por el PJ. Es un enojo que parece cruzar en forma transversal a la política.

Ese fenómeno obliga a la oposición a interpelar a ese electorado independiente. Existen atisbos de unidad que sólo se verifica en ámbitos parlamentarios.

Ocurrió en el Congreso con la discusión por el aumento de las tarifas. También en la Legislatura con un debate por el mismo tema. Pero ir hacia una oferta electoral única que incluya al kirchnerismo, no parece tan sencillo, al menos por ahora.

Del anhelo de disputar una gran interna que incluya a todos los sectores se nutren diversos sectores del PJ. Algunos imaginan nombres y escenarios y ven confrontando a Verónica Magario, por un ala más cercana a los K, con Martín Insaurralde, el nombre que estarían empujando diversos alcaldes por la candidatura a la Gobernación.

En Cambiemos miran esos movimientos con marcado interés. Creen que por ahora no se verifican señales concretas de unidad que generen alertas. Pero también conocen de diálogos y movidas que apuntan en esa dirección.

En despachos de la Casa Rosada creen que esa confluencia es por ahora improbable. Auscultan a gobernadores peronistas -con quienes vienen dialogando ahora en busca de que no generen olas en medio de la negociación con el Fondo-, y los ven empeñados en armar una estrategia electoral sin el concurso de los K. “Están en un dilema porque necesitan diferenciarse de Cristina para ir a buscar a los que nos votaron y ahora se enojaron con el Gobierno. Y ese electorado no la quiere a Cristina”, dicen funcionarios macristas.

La cuestión es si esa foto apetecida por el oficialismo se mantendrá. Dependerá en parte de lo que haga el Gobierno. De su pericia para enderezar la economía y empezar a dar noticias un poco más amigables.

 

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