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Información General |PAUTAS PARA UN ENVEJECIMIENTO ACTIVO

Más del 70% de los mayores no realiza la actividad física indicada para su edad

Con la población más envejecida de Latinoamérica, Argentina presenta un fuerte déficit en la práctica de ejercicios para prevenir las enfermedades que más afectan a este sector de la sociedad

Más del 70% de los mayores no realiza la actividad física indicada para su edad
Nicolás Maldonado

Nicolás Maldonado
nmaldonado@eldia.com

15 de Julio de 2018 | 05:07
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Pese a que no existe nada más efectivo que la actividad física para mantener a raya las enfermedades asociadas al envejecer, más del 70% de los argentinos mayores de 64 años no realiza la ejercitación mínima que los médicos recomiendan para su edad. El dato, que vuelve a hacerse evidente en un estudio de la Fundación Interamericana del Corazón y la Fundación Navarro Viola, representa una fuerte señal de alerta en el marco de los riesgos que entraña el sedentarismo en especial para ese sector de la población en un país que tiende a envejecer cada vez más.

Si ya de por sí el déficit de actividad física constituye uno de los principales factores que predisponen la aparición de las llamadas Enfermedades No Transmisibles (ENTs) como las respiratorias crónicas, las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes entre otros trastornos metabólicos, su riesgo resulta mucho más acentuado entre las personas de edad. De hecho ésta aparece asociada a 7 de cada 10 muertes en mayores de 70 años, además de causar condiciones de morbilidad, sufrimiento y discapacidad.

Con el enorme riesgo que esto implica, la proporción de adultos mayores que no realiza los niveles recomendados de actividad física sigue siendo muy alta en nuestro país. Según muestra el estudio realizado por la Fundación Navarro Viola durante el año pasado, el 71,1% de los argentinos mayores de 64 años no alcanza el nivel de ejercitación mínima para cuidar su salud y su porcentaje crece a medida que aumenta la edad.

Más allá del costo individual para cada quien, el fenómeno –advierte el informe- se perfila ya como un serio problema de salud pública en una sociedad que tiende a envejecer cada vez más. Y es que en una Argentina que hoy ya es el país más envejecido de América Latina, se calcula que en apenas tres décadas los mayores de 64 años podrían llegar representar una quinta parte de la población, más de diez millones de habitantes de los cuales 7 millones –según la tendencia actual- posiblemente enfermen en forma prematura por el simple motivo de no ejercitarse en forma habitual.

COMO Y CUANTO

De acuerdo con los parámetros establecidos por la Organización Mundial para la Salud, las personas mayores deberían realizar alguna actividad todos los días o sumar al menos unos 150 minutos de intensidad moderada a lo largo de la semana. Si bien lo ideal es realizar algún tipo de ejercicio programado (como trotar, nadar, hacer gimnasia acuática, pedalear o practicar yoga), la actividad física entre los mayores también puede consistir en actividades recreativas o de ocio (bailar, hacer jardinería); desplazarse (ir a hacer comprar a pie, pasear o moverse en bicicleta); realizar tareas domésticas (limpiar, cortar el césped) o cualquier otra práctica que requiera un gasto energético.

Para lograr esos 150 minutos de ejercitación semanal, las recomendaciones internacionales sugieren distribuir la práctica en sesiones de intensidad moderada de unos diez minutos o más. Sin embargo aquellos que son regularmente activos pueden conseguir los mismos beneficios a través de 75 minutos de actividad de intensidad vigorosa dispersa a lo largo de la semana o una combinación de actividad moderada y vigorosa.

Como indica la Guía publicada por la Fundación Interamericana del Corazón, las personas mayores también deben realizar al menos dos veces por semana alguna actividad de fortalecimiento muscular (como levantar pesas, utilizar bandas de resistencia o máquinas, realizar ejercicios con el propio peso corporal o practicar Tai Chi). Y quienes tienen dificultad en la movilidad deben incorporar alguna actividad física al menos dos días a la semana para mejorar el equilibrio y la coordinación.

Según señala la Guía, “aquellas personas que actualmente presentan niveles muy bajos de actividad física pueden lograr algunos beneficios para la salud aumentando mínimamente su cantidad de actividad física, incluso aún por debajo de las recomendaciones. En tales casos, se recomienda un aumento gradual de la frecuencia, duración e intensidad de la actividad para alcanzar el objetivo. Quienes tienen sobrepeso u obesidad pueden obtener beneficios incluso en ausencia de reducciones en el peso corporal”.

Cuando las personas mayores no puedan alcanzar estas recomendaciones debido a su estado de salud, los médicos recomiendan que realicen prácticas supervisadas por un profesional distribuyendo la carga en sesiones de menos de diez minutos de duración. En cualquier caso, es fundamental que los adultos reduzcan al mínimo la cantidad de tiempo que pasan sentados a fin de atenuar el impacto del sedentarismo sobre su salud.

BENEFICIOS Y CUIDADOS

Hacer actividad física con regularidad es importante para la salud física, mental y social de las personas mayores. Existe fuerte evidencia respecto al efecto protector que tiene la ejercitación física entre los adultos. Las investigaciones indican que, en comparación con las personas menos activas, las personas físicamente activas de 65 años y más presentan tasas más bajas de cardiopatía coronaria, hipertensión, accidente cerebrovascular, cáncer de colon, cáncer de mama y diabetes tipo 2, además de funciones cardiorrespiratorias y musculares mejoradas, y una masa y composición corporal más sanas.

Se ha demostrado además que la actividad física está asociada a una mejor salud funcional, un menor riesgo de caídas y a una mejora en las funciones cognitivas. Las personas mayores que realizan actividad física regularmente disminuyen el riesgo de limitaciones funcionales moderadas y severas; así como también las limitaciones funcionales preexistentes. A su vez, la práctica de actividad física regular puede minimizar los efectos de un estilo de vida sedentario, limitar el desarrollo de enfermedades discapacitantes y por lo tanto aumentar la esperanza de vida.

Pero más allá de los beneficios de orden biológico, es importante considerar también los beneficios sociales y psicológicos que la práctica regular de actividad física genera en las personas mayores en la medida que mejora el estado de ánimo y rompe con rutinas de aislamiento facilitando la socialización.

En cualquier caso, para realizar actividad física con seguridad evitando efectos adversos, la Guía de la Fundación Interamericana del Corazón recomienda consultar siempre con un profesional que evalúe nuestro estado de salud y recomiende un programa de actividad física acorde con la edad y la condición física de cada quien.

 

 

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