Para River fue una doble frustración

Llegaron a este clásico sacando pecho, no por el nivel exhibido en los partidos anteriores de la presente Superliga, que va por la fecha cuatro, pues no hicieron más que incorporar empates, pero a nivel Copa Sudamericana y Copa Libertadores, respectivamente, la actualidad les permitía otra postura, ya que mostraron una imagen recuperada en los cruces por octavos frente a Nacional de Uruguay, partido de ida para San Lorenzo, y Racing, final de la serie en el caso de River.

Igual, haciendo un repaso de lo actuado en la presente temporada, cargada para los dos, como equipos tenían características diferentes, particularmente en las áreas. El Ciclón, en la serie de empates, había gritado cinco goles, y sufrido otros tantos; mientras que en lo que tenía que ver con los Millonarios, el silencio había sido total en las áreas.

Marcelo Gallardo recuperó a Gonzalo Martínez, ausente en oportunidad de la definición de la serie copera ante la Academia, aunque lo sentó en el banco de los suplentes; mientras que Claudio Biaggio sufrió la baja de Ariel Rojas, quien cumplió el acuerdo al que llegó con la dirigencia riverplatense cuando dejó la entidad para incorporarse al equipo azulgrana.

SOBRÓ INTENSIDAD

El partido respondió a las expectativas, porque aseguró intensidad y buenas intensiones de uno y otro lado. Ignacio Fernández sufrió una molestia en el músculo posterior de la pierna izquierda cuando se habían jugado apenas cinco minutos, y eso determinó el ingreso de Enzo Pérez, protagonista central en el referido cruce del miércoles con Racing, por la Libertadores. Más que por el rendimiento, por el episodio vivido con Ricardo Centurión, que le costó la tarjeta roja de expulsión.

ENZO PÉREZ, OTRA VEZ NOTICIA

A propósito del mendocino: el presidente Rodolfo D’Onofrio salió en su defensa al ser consultado, ni bien ingresó al estadio, sobre el citado episodio. “Fue un error, lo asumió... Somos humanos, nos podemos equivocar”, dijo el número uno de la institución de Nuñez, quien valoró “el gesto de pedirle perdón, de reconocer el error cometido”.

Pero volvió a ser eje de una polémica el volante mendocino que asomó en Godoy Cruz y levantó vuelo en Estudiantes. Claro, porque sobre la media hora de juego, desplegó su brazo izquierdo para interrumpir la trayectoria de un pelotazo de Franco Moyano que viajaba al arco de Franco Armani, quien a esta altura había tenido un par de tapadas ante apariciones en ataque.

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GOLAZO DE QUINTERO

Todavía se escuchaban los reclamos de esa mano penal cuando a los 40 minutos, por derecha, recibió Juan Fernando Quintero, el colombiano que pelota al pie encaró en diagonal, y aprovechando el espacio libre que le dieron los encargados de achicar, sacó un zurdazo bajo que fue imposible para Nicolás Navarro. Un golazo, con algunos matices propios de alguno marcado nada menos que por Lionel Messi en el Barcelona, y al descanso. Todavía hablándose del error del árbitro al dejar pasar aquella mano de Enzo Pérez dentro del área.

EMPATE Y CHAU INVICTO

Salió a buscar el empate San Lorenzo en el segundo tiempo, y aunque se expuso a las réplicas, la actitud le permitió apretar el trámite en el terreno donde defendía River. La salida de Lucas Pratto, reemplazado por Rodrigo Mora, le quitó al conjunto visitante el jugador más peligroso para los marcadores. Y de tanto insistir, a los 30 minutos, encontró el empate que además de evitar la derrota le puso un punto final al récord que tenía Armani con el arco invicto.

No había sufrido goles el santafesino que terminó siendo el arquero de la Selección en el Mundial de Rusia, y el cabezazo de Nicolás Blandi, quien conectó de cabeza un córner servido desde la izquierda, anticipando a los marcadores, dio por finalizado un largo invicto de 964 minutos, que le sirvió para ser el más extenso en el arco de River, pero no para alcanzar el de Carlos Barisio, de Ferro, que llegó a los 1075 en el campeonato de 1982.

SON DEPORTIVO EMPATE

Otro empate, y aunque los dos fueron por todo, no les alcanzó para cantar victoria de una vez por todas en una competencia que de este modo los tiene postergados, lejos de la punta. Más lejos de lo imaginado cuando esta nueva edición de la Superliga comenzó a rodar.

San Lorenzo repartió con Tigre, Lanús, Unión y River; River lo hizo con Huracán, Belgrano, Argentinos y San Lorenzo. Ahora tendrán un fin de semana libre para avanzar en la preparación de un despegue que necesitan de inmediato, ya que de lo contrario las alegrías que están logrando a nivel internacional seguirán sin tener una equivalencia con el campeonato doméstico.