Escapó de un instituto de Abasto un apuntado por el asesinato de Porcet

Uno de los tres apuntados por el fatídico asalto en el que fue asesinado en La Matanza el joven Leandro Porcet, cuando le querían robar su celular, huyó durante la madrugada de ayer de un instituto para menores de la Provincia, situado en la localidad de Abasto.

Según informaron fuentes de la Policía y el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, se trata de un chico de 14 años a quien inicialmente se lo involucró con la ejecución del asesinato, en una hipótesis que se fortaleció al hallarse en su casa el arma empleada en esa situación.

El adolescente estaba entre los alrededor de 25 menores que convivían en el centro de contención Gambier, situado en 520 y 228, una institución con un régimen abierto que permite, por ejemplo, salidas escolares.

Según las fuentes consultadas por este diario, el chico formaba parte de un grupo de cinco adolescentes que durante la madrugada del domingo redujo a un asistente, lo hirió y luego escapó con destino desconocido para la Policía y la Justicia hasta anoche al cierre de esta edición.

Siempre según las fuentes, el adolescente no compartía con los otros integrantes del grupo más que la historia de los últimos días, en los que convivieron en el centro. “No están en una misma causa judicial y no se conocían hasta hace pocos días”, dijo una fuente del Ministerio de Desarrollo Social y añadió que el asistente encargado del cuidado del centro en la noche del sábado “tuvo un corte leve”, que no pone en riesgo su vida.

En ese sentido se indicó que se había retirado a su casa tras recibir curaciones en el Hospital de Melchor Romero.

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El adolescente que escapó del “Gambier” había sido señalado como integrantes del grupo que ataco a Porcet junto a dos jóvenes de 18 y 20 años.

En el grupo que escapó hay chicos involucrados en delitos graves, como el homicidio

El joven fue asesinado a principios de este mes de dos disparos. Los ladrones lo ejecutaron cuando se resistió a que le robaran su celular en la localidad bonaerense de Isidro Casanova.

A instancias de la Justicia de Menores, el Ministerio de Desarrollo Social le dio alojamiento en uno de los centros de la Ciudad. Allí se cruzó con adolescentes involucrados en otras causas penales, en casos, por delitos graves como es su caso.

“Es un chico en situación de vulnerabilidad, con la madre presa y un historial complicado”, indicó una de las fuentes vinculadas a la investigación de la fuga.

La fuga del “Gambier” tiene un antecedente cercano, bien cerca. En horas de la madrugada del domingo 10, el centro cerrado Copa, otro instituto de menores de la Provincia, situado en 520 y 226, Abasto, fue escenario de una revuelta en la que resultaron heridos tres asistentes y hubo destrozos en oficinas y una cocina.

Por la revuelta fueron detenidos dos jóvenes de 18 y 19 años. Según informaron fuentes judiciales y policiales la reacción se tornó violenta. A los responsables se los acusa de atacar a tres celadores del Centro y provocarles lesiones leves a dos.

Las fuentes consultadas no pudieron precisar los motivos esgrimidos en esa reacción, pero no se trataría de un intento de fuga como el que se registró este fin de semana: los jóvenes exigían la presencia del director de la institución, Roberto Carrillo.

Según la reconstrucción que realizó el fiscal penal en turno, Marcelo Romero (UFI Nº 6) en base a testimonios del personal del Centro y la actuación del personal policial, tres internos, del total de los 23 que aloja la institución dependiente del Estado Provincial, abordaron a los asistentes a cargo en esas horas de la madrugada y los dejaron fuera de acción.

A uno lo encerraron en un baño. A otro le colocaron un anillo de las esposas en una muñeca y el otro lo aseguraron en una reja.

No se aclaró en qué situación quedó el tercer asistente, pero en el inicio de la investigación, se dio por probado que dos fueron golpeados y los tres privados de su libertad en forma ilegal.

Según la fiscalía, el grupo de revoltosos, que comparte una de las habitaciones, logró así tomar el control del centro.

En base a los testimonios del personal y de otros internos se estableció que el grupo era liderado por un menor de 16 años y tenía roles y tareas asignadas. Lo acompañaron los jóvenes de 18 y 19 años que cumplen condenas por delitos dentro de esta institución a instancias de una aplicación normativa que permite seguir allí aún cuando traspasan la barrera de la mayoría, si tienen buena conducta.