El vandalismo arrasa en la Ciudad y ahora golpeó a un Jardín de Infantes de Tolosa

El vandalismo en los establecimientos educativos de la Región -una epidemia que, según datos oficiales, de diciembre pasado a lo que va de marzo ya sufrieron 11 instituciones platenses- se ensañó otra vez con los más chiquitos: los 210 alumnos de 2 a 5 años que asisten al Jardín 981, de 120 y 523, blanco el domingo último de un descorazonador ataque. El segundo en poco más de un mes.

Fue pasadas las 17 cuando algunos padres que habitan en la zona advirtieron movimientos extraños en torno al predio -en el que también se levantan la Primaria 124 y la Secundaria 50º-, ruidos, algún destrozo, un grupo de menores huyendo con bolsas y no dudaron en llamar a directivos y docentes. Una vez en el Jardín, se encontraron con lo peor: puertas con las cerraduras reventadas, vidrios y rejas rotas, una cisterna escupiendo agua, mojando los libros desparramados por el piso e inundándolo todo. Salitas saqueadas de juguetes, material didáctico, instrumentos y equipos de música. La cocina, casi vacía (sin tazas, ni cuchillos, ni platos, ni pava); el freezer sin la carne para el almuerzo de los alumnos; las alacenas y la heladera también desnudas.

“Ayer a la mañana no teníamos ni cuchillo para pelarle una manzana a los nenes”, lamentó Marianela, una de las maestras del establecimiento tolosano al que unos 90 alumnos del primer turno no pudieron asistir.

Todavía “triste” y con la angustia en la voz, la docente dijo “entender que se lleven la comida si tienen hambre, pero lo más doloroso es el destrozo y el robo al material que juntamos con el esfuerzo de maestras y padres”.

Porque aquí, todo es a pulmón. Y, como reflejará Marianela, es también en las peores tormentas cuando la solidaridad platense aparece como un sol: desde el padre que en la tarde del domingo se prestó para arreglar la reja y soldar la cerradura de una de las puertas vandalizadas, pasando por las madres que se acercaron a limpiar los pisos inundados, hasta las familias que ayer lograron recuperar parte de lo robado y colaboraron en garantizar el dictado de clases durante la tarde.

Entre los yuyos de un descampado, a escasos metros del jardín, “los papás encontraron algunas tazas, los cuadernos de comunicaciones, algunos equipos, carne y pollo”, enumeró Marianela, con cierto esfuerzo para recordar la lista de objetos robados -“literalmente se llevaron todo”, dijo-.

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La solidaridad también llegó desde la ONG La Plata Solidaria, que lanzó una campaña por el Jardín solicitando todo tipo de material didáctico y elementos escolares. Los interesados en colaborar pueden hacerlo dirigiéndose al establicimiento de 120 y 523 (de 8 a 12 o de 13 a 17); escribir al Facebook de La Plata Solidaria o enviar un WhatsApp al 2215669819.

Mientras el Municipio, en conjunto con la Justicia, buscaba identificar a los autores del delito. En tanto que para posibilitar el dictado de clases y la correcta alimentación de los alumnos, desde la Comuna “se les aseguró la provisión de alimentos correspondiente, restituyendo la comida faltante”, a la vez que “se hizo el relevamiento de los objetos sustraídos para restituirlos”. Cabe destacar además que la Municipalidad, en conjunto con la Provincia, se ocupó de reparar la cisterna, los vidrios y las puertas dañadas.

PEDIDO POR MÁS SEGURIDAD

En la comunidad educativa del Jardín 981 los reclamos por más seguridad se repiten. Hay hartazgo -por tratarse del segundo robo en un mes; el cuarto en tres meses en el predio que comparten tres establecimientos- y temor: “Da miedo a las 7 al entrar, y a las 19 al salir”, alertó personal del lugar. “Necesitamos seguridad, un sereno permanente, porque con la alarma no alcanza”, aseveró Marianela.

Al respecto, la inspectora de nivel inicial de la Provincia, Cecilia Paganelli, adelantó que ya se habló con el Municipio sobre la posibilidad de disponer guardia permanente. Al respecto, desde la secretaría de Políticas Públicas en Seguridad y Justicia del Municipio confirmaron que “se van a reforzar los operativos de control e inspección en la zona, a través de rondines durante la noche”.

Apenas trascendido el hecho, el intendente de La Plata, Julio Garro, publicó una serie de tuits en los que repudió el ataque, al que calificó como “otro enorme acto de inmoralidad”.