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Espectáculos |UNA FAMILIA ICÓNICA DE LA PANTALLA CHICA

“Los Simpson”: una fiebre amarilla y crónica que celebra 30 años

Es la serie más longeva de la televisión y sus creadores le han augurado, al menos, dos temporadas más

“Los Simpson”: una fiebre amarilla y crónica que celebra 30 años

Homero, como siempre, con el control de la tevé en la mano, rodeado de personajes de Springfield / Web

24 de Marzo de 2019 | 03:50
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La irreverente familia amarilla, símbolo de la Fox, cumple 30 años en la pantalla chica y la cadena ha confirmado al menos dos temporadas más. “Los Simpson” tienen más de 600 capítulos, 170 premios, 300 nominaciones y un ejército de seguidores distribuidos por todo el mundo.

Y como todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, tampoco se libran de las críticas, malos augurios y los “yo solo veo hasta la octava temporada, cuando aún era buena”.

“‘Los Simpson’ son el resultado de un proceso que tiene más de un padre. Como también tiene padres adoptivos, abuelos, tíos raritos e hijos desagradecidos. Sí, ‘Family guy’, me refiero a ti”, escribió el periodista John Ortved en el libro “Simpsons Confidential: The uncensored, totally unauthorised history of the world’s greatest TV show by the people that made it” (Simspons Confidential: la historia sin censura y totalmente no autorizada sobre la mejor serie de TV contada por la gente que la hizo).

En la historia de “Los Simpson” destacan tres personas: Matthew Abraham Groening, el dibujante de Portland (Oregón) cuyo cerebro los imaginó; James L. Brooks, un productor de cine y televisión de éxito que despuntaba a finales de los ochenta, y Sam Simon, un veterano guionista y productor, colega de Brooks.

En 1986, Groening firmaba unas tiras cómicas llamadas “Life in hell” cuando Brooks le propuso convertirlas en un producto audiovisual corto que emitir antes de la pausa publicitaria de “The Tracey Ullman Show”. Groening no aceptó cuando se dio cuenta de que tendría que ceder los derechos a la cadena Fox.

Hay versiones discrepantes sobre lo que ocurrió después. Según el creador, la idea de la serie fue un recurso de última hora cuando Brooks le planteó la temida pregunta “¿qué más tienes?”.

A Groening se le ocurrió crear una familia. Y se inspiró en la suya propia: los nombres de los personajes son los de sus padres y hermanas y el pueblo, Springfield, es el nombre de la ciudad colindante con Portland, donde nació y creció.

La serie se emitió en pequeñas píldoras durante dos años, de 1987 a 1989. Fue en ese año cuando Sam Simon llevó la serie a su formato actual de media hora.

Simon, que falleció en 2015, fue la fuerza que le dio el empujón definitivo hacia el éxito y es considerado por muchos de los guionistas como el verdadero arquitecto de la serie, según recoge Ortved en su libro.

“Los Simpson” se emitieron en prime time, una franja en la que, hasta entonces, reinaban las series edulcoradas como “The golden girls” y “Family matters”. Y la irreverencia, la universalidad y el humor negro de la familia amarilla caló rápidamente en la audiencia.

CLAVES DEL ÉXITO

Para Francisco José Gil Ruiz, doctor en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, el éxito de la serie residía en diversos factores.

“Es un permanente retrato social que casi siempre funciona a modo de crítica. Trata temas universales como el de la familia, el amor marital, el amor filial, la codicia, la corrupción política… Y se nutre de la cultura popular para contar historias, adaptándose constantemente al imaginario de los espectadores”, señaló Gil Ruiz.

Los directores de colegios e institutos de EE.UU. prohibieron las camisetas de Bart Simpson en las que se leía “Fracasado y orgulloso de ello”. La cara de Bart era vetada en centros educativos, mientras aparecía en las portadas de publicaciones como Time, Newsweek y Rolling Stone.

La popularidad de la serie no solo crecía, sino que se consolidaba. La sociedad y “Los Simpson” se retroalimentaban. Se estableció una especie de “diálogo” entre ambos que superó los límites de la televisión.

En 1992, en la Convención Nacional Republicana, George Bush se comprometió a reforzar los valores tradicionales y prometió fomentar familias “mucho más como los Walton y mucho menos como ‘Los Simpson”.

Los Walton eran los protagonistas de una serie emitida a finales de la década de los setenta que luchaban por salir adelante durante la Gran Depresión y la II Guerra Mundial.

Era la segunda embestida de los Bush a la que ya era la familia favorita de Estados Unidos. Pocos días después, antes de los créditos que dan inicio al capítulo, la familia Simpson veía la televisión, que reproducía el video de las declaraciones de Bush. “¡Hey! Nosotros somos como los Walton. ¡Nosotros también rezamos para que se acabe la crisis!”, exclamó Bart.

La audiencia sentía a la familia amarilla más cercana de lo que los Walton habían estado nunca. Cuatro años después, en 1996, con los Clinton en la Casa Blanca, los productores se vengaron de los Bush en el episodio “Dos malos vecinos”.

Tanto las apariciones estelares -como la del ex presidente- como los residentes de Springfield fueron claves en “Los Simpson”. “Hay dos puntos fuertes transversales en la serie: el humor y el abanico de personajes secundarios”, apuntó Gil Ruiz.

“Los personajes secundarios son quienes enriquecen la vida de “Los Simpson”. Sin ellos, pienso que la serie no habría podido ir más allá de unas pocas temporadas”, reflexionó.

“Si por una carambola del destino yo acabase en Springfield, podría saludar a casi todo el mundo que me saliese al paso. Esa es la magia de la serie: el humor y el elenco poblacional. Lleva tanto tiempo divirtiendo que nos es un universo tan familiar como nuestro barrio”, añadió.

¿EL OCASO?

Durante años, el humor subversivo y ácido de “Los Simpson” no tuvo rival. La serie se mantenía año tras año en parrilla con buenos resultados. Hasta que llegó el nuevo milenio.

“Los Simpson” se desplomó en audiencia. De 10 millones en los años noventa a alrededor de siete a finales de la década del 2000.

Pero más allá de los datos de audiencia, el público comenzaba a acusar cierto cansancio y pérdida de calidad de la serie. El autor de “Simpsons confidential”, apuntó como causa al cambio del productor ejecutivo en la temporada ocho. Habitualmente los fans de la serie identifican esta primera etapa como la mejor.

Bill Oakley y Josh Weinstein abandonaron ese cargo y Mike Scully tomó el relevo. “Uno de los problemas que emergieron es que comenzaron a depender de gags y no de los personajes como hasta entonces”, aseguró Chris Turner, autor del libro “Planet Simpson”.

Los distintos sucesores de Scully tampoco consiguieron borrar la creencia de que, hablando de “The Simpsons”, cualquier tiempo pasado fue mejor.

En 2007, el propio Matt Groening hizo referencia a la desafección del público en una entrevista a un periódico de Los Ángeles. “Siempre escuchas que el show no es tan bueno como solía ser, pero la gente siempre lo compara con sus capítulos favoritos cuando la serie les sorprendía (…). La nostalgia nubla su pensamiento”, declaró.

Ese mismo año, Fox lanzó “The Simpsons Movie” rodeada de un gran despliegue promocional. El largo costó menos de 100 millones de dólares y recaudó 256 millones en taquilla. El saldo económico pareció satisfacer a sus responsables. Pero la película no convenció a los ávidos seguidores que esperaban que Homero y su familia resurgieran en la gran pantalla como ave fénix de las cenizas de la televisión.

POLÉMICAS

En los últimos años, al supuesto bajón creativo se les han sumado otras polémicas, como la suscitada alrededor del personaje de Apu Nahasapeemapetilon, el propietario indio del Kwik-E-Mart.

El cómico estadounidense de origen indio Hari Kondabolu produjo un documental llamado “The Problem with Apu” en el que relataba cómo la frase: “gracias, vuelva pronto” del personaje, lo había perseguido durante gran parte de su vida y lo definía como un pastiche de estereotipos dañinos para la comunidad indoamericana.

Derivada de esta polémica, según el productor de la serie televisiva “Castelvania”, Adi Shankar, los productores de “Los Simpson” iban a reducir progresivamente las apariciones de Apu hasta hacerlo desaparecer.

Ningún responsable de la serie confirmó dichas informaciones y Matt Groening salió en defensa del personaje. “Estoy orgulloso de lo que hacemos en el show”, dijo a USA Today. “Creo que vivimos en una época en la que la gente le encanta fingir que está ofendida”, sentenció.

A pesar de las acusaciones de pérdida de calidad, la fuga de espectadores y las críticas que genera, “Los Simpsons” continúa siendo la gallina de los huevos de oro de la Fox y una de las familias favoritas de la televisión.

Con la renovación han surgido voces que piden la eutanasia de la serie y que defienden que es mejor tirar de reposiciones y nostalgia que ver cómo se desangra.

De alguna manera Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie y todos los vecinos de Springfield han formado parte de la vida de millones de personas de distintas edades y procedencia. Y puede haber tantas razones para que “Los Simpson” lleve 30 años en antena como espectadores que la han seguido.

“Nosotros pensamos que estábamos escribiendo una serie realmente graciosa, inteligente y especial, llena de chistes cada pocos segundos. Y entonces alguien nos enseñó un estudio que había hecho Fox”, contó Jay Kogen, productor de la serie entre 1989 y 1992, a Ortved. “La razón principal por la que a la gente le gustaba “The Simpsons” era ‘todos los colores bonitos’. Y les gustaba cuando Homer se golpeaba la cabeza”, añadió.

“Nosotros siempre hemos escrito la serie para nosotros. La hacíamos graciosa para nosotros. Pero, ¿quién sabe por qué a Ámerica le gusta? Puede que les gusten los colores y que Homer se golpee la cabeza. Pero espero que no sea lo único”, sentenció.

 

 

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