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Festifreak: “Construcciones”, de los hombres que construyen la historia y quedan fuera

Hoy desde las 20, en el Select, cierra la competencia argentina un delicado filme. ópera prima de Fernando Restelli y retrato de la vida de un sereno, su trabajo y su familia

Festifreak: “Construcciones”, de los hombres que construyen la historia y quedan fuera
13 de Septiembre de 2019 | 00:00

Ahí va Pedro. Otra madrugada dejando la construcción en el céntro de Córdoba capital, donde es sereno, llevando el paso cansino de un hombre de 60 años que laburó toda la vida, hasta su casa, en La Caleta, en las afueras, para encontrarse con su hijo de seis años.

Y ahí va también la cámara de Fernando Restelli, que durante tres años, desde 2014, siguió al protagonista de su película, “Construcciones”, que cierra esta noche (a las 20 en el Cine Select) la competencia argentina del 15° Festifreak.

Un retrato de las decisiones cotidianas, chiquitas, de una familia, aunque por obra y magia del cine esos retazos íntimos aparecen bañados de esfuerzo, de sentido; no es de extrañar, entonces, que haya nacido de un poema, que tan a menudo trabaja en dos niveles, volviendo revelador algo cotidiano: “Pregunta de un obrero que lee”, de Brecht, llevó al realizador a pensar para su ópera prima en quiénes han construido las grandes ciudad, los hombres detrás del proceso de desarrollo inmobiliario de Córdoba, las historias “de las personas están por fuera de la construcción de la historia”.

Restelli comenzó a pasearse por edificios “que parecen vacíos, pero donde vive dentro una persona cuya vida depende de ese trabajo”: golpeando chapones encontró a Pedro, que accedió a ser retratado, aunque el director no buscaba, simplemente, plantar cámara y mirar.

“La película es una búsqueda entre su deseo de autorrepresentación y el nuestro de contar una historia. Es un proceso difícil hacer cine con otra persona, encontrar la distancia: no es que le damos voz a alguien, es una operación diferente”, analiza Restelli en diálogo con EL DIA: con el fin de entablar esa negociación, el director y un pequeño equipo (a veces dos, a veces cuatro: el equipo total para la realización del filme fue de seis personas) iban a la obra y a su hogar, una vez por mes. 

“Pasábamos mucho tiempo juntos, y en algún momento sacábamos la cámara, filmábamos algo, un dispositivo que fuimos puliendo con los años”, revela Restelli. Ellos querían hacer una película. Pero para Pedro, no era tan importante ver la película, sino “hacer la película. Él, por ahí, tres o cuatro días en la obra y está buenísimo para él que vayamos a estar con él a filmar y charlar, tomar mate Eso fue mucho más significativo para él que la película terminada”.

Restelli insistió con este método porque “solo a partir de pasar tiempo juntos, habitar ese lugar, era posible representar la vida de una persona. Nuestra experiencia tiene que ser un encuentro auténtico”. Un encuentro con algo ajena, con otras historias, diferentes, que no debía imponer una mirada desde afuera, atada al canon del miserabilismo de telediario (y, a menudo, del cine). 

Seguía, cuenta Restelli, la política de Pedro Costa, que explicó que a esos espacios ya explotados por el mundo no había que explotarlos también desde el cine. 

Imponíamos un aparato tan enorme a un barrio tan expotado por todo el mundo, uqe no tiene la necesidad de ser explotado por el cine.

Y es en ese sentido, dice el director, que el documental observacional, hecho de los ritmos y los hábitos de Pedro, de sus texturas y tiempos, se baña de ficción, habita en esa frontera. “No queríamos invisibilizar la cámara, sino evidenciar nuestra presencia a través de esa representación de esta intimidad: uno no ve la vida de estas personas, sino el juego de cine que estamos jugando a partir de unas reglas que prestablecemos antes de encender la cámara: si bien hay ciertas cosas que son observacionales, la película va tendiendo a ese pulso de ficción”.

Este es uno de los ejes que da nombre al filme: las “Construcciones” son cinematográficas, partiendo de considerar el arte “como un espacio lúdico”, un lugar donde se crea y se construye antes que un lugar que revela, que da voz, que plasma objetivamente. 

También, claro, las construcciones son literales, esas obras que en su micromundo contienen el reflejo de nuestro mundo material, opresivo e invisibilizante para tantos.

Y, producto de la materialidad que genera ese trabajo, la cinta habla también de la familia, de las posibilidades de Pedro de criar a su hijo trabajando de noche, de la estructura ensamblada que tiene que crear para sostener esa crianza. De la construcción, en definitiva, de otro tipo de familia: “Quería pensar en el trabajo del personaje, pero también en cómo esta lógica de trabajo exige ciertas lógicas familiares, estructurar la familia a partir de unas condiciones materiales concretas”, analiza Restelli. “Cómo el trabajo condiciona la experiencia familiar”.

 

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