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Opinión |PANORAMA NACIONAL

El tercer elemento de un cóctel explosivo

A la recurrente disyuntiva pandémica entre la salud y la economía se agrega el posicionamiento de cara al año electoral, que enturbia aún más la relación del Gobierno con la oposición

El tercer elemento de un cóctel explosivo

Modificar o no el calendario electoral es un tema que genera un amplio debate / web

Mariano Spezzapria

Mariano Spezzapria
@mnspezzapria

4 de Abril de 2021 | 05:06
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En el país donde la confianza se hizo trizas, hasta la confirmación oficial de que el presidente Alberto Fernández se contagió de coronavirus fue recibida con suspicacia por algunos dirigentes de la oposición. El fin de la Semana Santa no trae precisamente paz ni concordia en la política argentina, sino que abunda en sospechas y acusaciones de manipulación gubernamental, algo que se reflejó en las redes donde se produjeron cientos de comentarios.

A diferencia del año pasado, cuando la irrupción de la pandemia instaló la disyuntiva entre la salud y la economía, a raíz de la prolongada cuarentena con la que las autoridades decidieron combatir al COVID-19, se agrega un tercer elemento para hacer un cóctel inestable y explosivo: las distintas fuerzas políticas empiezan a decodificar todo en términos electorales.

Una parte de la oposición levanta la guardia porque considera que el Frente de Todos no sólo quiere postergar las PASO para septiembre, sino que en última instancia buscaría suspenderlas a causa de la pandemia. La discusión que provocó el desprolijo sondeo del oficialismo en el seno de Juntos por el Cambio no hizo más que confirmar que las sospechas están a la orden del día.

Para el Gobierno, tanto a nivel nacional como bonaerense, la oposición supedita las decisiones que, según advierten, deberán tomarse en estos días, a “lo que dicen las encuestas”, pero en Juntos por el Cambio dicen que el Gobierno quiere postergar la elección porque advierte la posibilidad de la derrota. Por ahí pasan ahora las divergencias con la administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta, que no quiere cambios en materia de restricciones públicas para afrontar la segunda ola de la pandemia.

“En el mundo hay toque de queda. Me parece oportuno volver a hablar con Horacio y Axel (Kicillof) para que diseñemos algo juntos”, avisó Alberto F. en declaraciones radiales, realizadas desde su aislamiento en la casa de huéspedes de la quinta de Olivos. Finalmente se llevó a cabo la reunión por escasos 15 minutos entre el Presidente y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

EL REFLOTE DEL AMBA

El Presidente no baraja la posibilidad de decretar el toque de queda “manu militari”, como rige en buena parte de Europa -que va por la tercera ola-, sino en reflotar la coordinación con Larreta y Kicillof que dio resultados hasta que el propio Fernández dinamitó los puentes con la quita de fondos a la CABA. Sería devastador que la orden presidencial fuera desoída por la sociedad. Mientras tanto, en la oposición subrayaban que ningún país de Europa sufrió una caída del producto bruto como la Argentina y que por lo tanto solo se pueden restringir ciertas actividades por cortos períodos afectando lo menos posible la economía.

El miércoles habrá una reunión para analizar la modificación del calendario electoral

 

En el propio Frente de Todos hay dirigentes preocupados por el debilitamiento de la autoridad presidencial. Justamente a eso se debió la pegatina de afiches con la leyenda “Fuerza Alberto”, que coincidió con el cumpleaños del mandatario. Pero más tranquilizador para el oficialismo resultó un llamado telefónico de Cristina Kirchner para interiorizarse sobre la salud de Alberto F.

La relación personal y política entre el Presidente y la Vice no atraviesa por un buen momento. Así lo prueban las gestiones de acercamiento que realiza una dupla que se transformó en vital para la coalición de gobierno: Máximo Kirchner y Sergio Massa. El primero estuvo dos veces en la semana en Olivos. La segunda, el jueves, le valió el aislamiento porque la reunión fue a solas con el Presidente.

Del primer encuentro, el martes, también había participado el ministro del Interior, Wado de Pedro. El funcionario fue luego el encargado de trasladar a Cristian Ritondo y Jorge Macri -a modo de anticipo- que el Gobierno analiza la posibilidad de postergar las PASO a septiembre -hasta el momento están programadas para el 8 de agosto- y las elecciones generales para noviembre.

El propio De Pedro encabezará el próximo miércoles una reunión formal con los jefes de los bloques de diputados nacionales para analizar la modificación del calendario electoral. Un día antes, el martes, la mesa nacional de JxC discutirá su postura. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, ya anticipó su rechazo: “El Gobierno quiere ganar tiempo”, fue su razonamiento.

Pero la coalición opositora también hará sus cuentas. No faltan los que advierten que si la pandemia recrudeciera en el invierno, dejar las PASO en agosto perjudicaría a JxC por la composición de su electorado, con fuerte incidencia de adultos mayores. Por más que esa franja etaria esté vacunada por completo, el temor al contagio atentaría contra la asistencia a las urnas.

LA SALUD DEL PRESIDENTE

El propio Alberto F. acaba de convertirse en un ejemplo de que la vacuna -cualquiera sea- no impide el contagio sino que atempera los síntomas de la enfermedad y evita que se desarrolle en formas peligrosas. De otro modo el Presidente, que recibió este año las dos dosis de Sputnik V, estaría en graves problemas de salud porque padece problemas pulmonares, con tos recurrente.

Antes de asumir, Alberto F. estuvo internado varios días en un sanatorio porteño. Ya instalado en la Casa Rosada, preocupó a los funcionarios de su entorno la propensión del jefe de Estado a quedarse despierto hasta la madrugada -se habló mucho de sus tuits noctámbulos- y su tendencia al sobrepeso. Por eso los profesionales de la Unidad Médica Presidencial lo siguen de cerca.

El Presidente no baraja la posibilidad de decretar el toque de queda “manu militari”

 

Mientras que el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, que comparte la actividad diaria con el mandatario, tuvo un testeo negativo pero igualmente se aisló hasta el próximo chequeo, que será el martes. En Olivos llamó la atención que Fabiola Yáñez, la primera dama, no se contagiara el virus por contacto estrecho con Alberto F. por lo que también controlarán su estado de salud.

DIÁLOGO DESCONGELADO

En la reunión vía retoma con Larreta, el Presidente y el alcalde porteño coincidieron en que el aumento de contagios de coronavirus no debe alterar la presencialidad en el sistema escolar. Ese punto de acuerdo sirvió para descomprimir una relación que viene tensa y signada por la desconfianza. Por eso Larreta no quiso que del encuentro también participara Kicillof.

El jefe de Gobierno porteño, que tiene ambiciones presidenciales de cara a 2023, tiene la obligación institucional de relacionarse con los gobiernos nacional y bonaerense, al mismo tiempo que mantener su postura de oposición, como le exigen sectores radicalizados ante los avances del Kirchnerismo sobre la Justicia. Una tarea de equilibrista que lo suele exponer a una caída al vacío político.

De hecho, Larreta es uno de los dirigentes de la oposición elegidos por el Frente de Todos no sólo para negociar la postergación de las PASO sino también para explorar un acuerdo multipartidario en torno a la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Lo irónico es que el gobierno porteño vio reducidos significativamente sus ingresos por decisión del gobierno nacional que ahora está buscando un acuerdo con el Jefe de Gobierno. En ese plano superestructural, prácticamente no hay chances de un acuerdo como el que propone Cristina Kirchner para encarar el problema de la deuda.

Con la pobreza en torno al 42 por ciento de la población argentina y afectando a 19 millones de personas, la agenda política está marcada por temas ajenos a las inquietudes de la mayoría de los habitantes del país. La pandemia, la crisis económica y falta de seguridad concentran las preocupaciones de todos los argentinos.

En todo caso, un previsible rechazo opositor le daría al kirchnerismo la posibilidad de encarar la campaña electoral responsabilizando al ex presidente Macri por el colapso financiero del país. El reparto de culpas, más que la capitalización de aciertos que no aparecen a la vista, signaría la discusión política en los próximos meses, con la pandemia como imprevisible telón de fondo.

 

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