Una vecina de City Bell se mudará por las “amenazas y golpes” de sus vecinos

Cansada y presa del miedo por las amenazas verbales y golpizas que, según denuncia, viene padeciendo a manos de un grupo de jóvenes vecinos, la mujer de 36 años, tiene decidido abandonar el barrio Savoia, en City Bell: piensa mudarse “lo más rápido que me sea posible”, le contó a este diario.

Según lo que expuso, no se trata de una situación coyuntural. Los hostigamientos “vienen desde el año 2015, con algunos paréntesis de tranquilidad” ciertamente breves, dijo.

Nancy, la denunciante, tiene su domicilio en 8 entre 471 y 472. Sobre el motivo de las agresiones, argumentó que no es otro que “me vaya de acá y les deje la casa para que se la apropien ellos”, en alusión a quienes le hacen “la vida imposible”, aseguró.

“Son pibes de entre 15 y 25 años, de una misma familia que reside en el barrio de toda la vida. Pero eso no les da derecho a quedarse con la casa de nadie”, subrayó después.

Asimismo, indicó que “ya radiqué como 8 denuncias en la comisaría décima por esta situación. Pero no soy la única con la que se meten esos jóvenes”.

Al respecto, consignó que “tienen en su contra otras 9 denuncias de otros vecinos a los que también les buscan problemas, pero más que nada para marcarles territorio, haciéndoles ver que son quienes mandan en el barrio”.

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“ME SIENTO VULNERABLE”

La gota que rebasó el vaso y que la convenció de cambiar de barrio ocurrió en la tardecita del sábado pasado, cuando sufrió una violenta golpiza que le dejó huellas en el rostro. “Fue a las 19.30, cuando regresaba de hacer unas compras en la verdulería y antes de llegar a casa se me acercaron e increparon en la calle cuatro de estos vecinos: una pareja, el hijastro y el hijo del muchacho mayor”, sostuvo.

Apuntó que le “pegaron bastante y delante de mi hija de 11 años y de mi nene de 2. Además, estaban armados”, aseguró.

A medida que avanzaba el relato de Nancy, la angustia se acrecentaba, acercándola al límite de quebrar en llanto.

Se tomó unos segundos para sobreponerse y confesar: “Me siento muy vulnerable, tengo miedo esta vez y por eso quiero mudarme. No puedo ni quiero vivir así, porque además tengo nenes chiquitos”.

No sólo el ataque del sábado influyó en su decisión de irse del barrio. También recordó que “a mi hijo de 20 años tuve que pedirle que se fuera a vivir a otra parte, luego de que los mismos pibes lo amenazaran con cuchillos. Fue él quien subió en las redes sociales la foto de mi rostro golpeado”, explicó.

“Hasta amenazaron con prender fuego a mi hija de 16 años”, apuntó, reproduciendo las escalofriantes advertencias.