Toda la zona norte de La Plata sigue en jaque por delincuentes que no tienen “restricciones”

En moto, con algún otro vehículo o a pie, todo sirve para los delincuentes que eligieron al norte platense para actuar en donde se lo propongan y a la hora en que lo consideren conveniente. El asedio de los maleantes en este sector de la Ciudad se tornó más pronunciado desde hace algo más de 3 meses, a decir de muchos comerciantes y vecinos.

Los principales destinatarios son los negocios y las viviendas, como lo viene informando este diario. Pero también se “pusieron de moda” otras variantes delictivas, como la de robar cables de tendidos aéreos de luz, teléfono e internet, luminarias públicas y hasta alambrados perimetrales.

“NOS TOMARON DE PUNTO”

Dentro de este contexto preocupante para los habitantes de esa región, el ataque de un motochorro a un almacén de City Bell representa quizá un fiel reflejo de la impunidad con la que los delincuentes se mueven por el lugar.

Federico Mendoza Rodríguez (30), empleado del local “Parada Zero”, situado en la esquina de 476 y 19, le contó ayer a EL DIA el angustiante momento que padeció una vendedora de ese negocio por culpa de un asaltante.

“Fue a las 20.25 del lunes, cuando ella estaba sola para atender al público y con la puerta de calle cerrada y con una traba, como acostumbramos trabajar por miedo a los robos”, comenzó indicando el muchacho. La mujer vio descender de una moto a un hombre con la capucha de la campera puesta y con un barbijo, nada que llamara demasiado la atención.

Pero lamentablemente para la mujer, no se trataba de un cliente más. Y lo supo de inmediato, porque, reveló el mismo empleado, “cuando notó que la puerta de entrada estaba cerrada, (el recién llegado) quiso abrirla a patadas y hasta tomando envión para ganar más fuerza”.

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La violenta actitud espantó de miedo a la empleada, que, desesperada, atinó a correr enseguida para el fondo del almacén para tratar de ponerse a resguardo de la embestida.

Mendoza Rodríguez refirió luego que “cuando este delincuente se dio cuenta de que no iba a poder abrir la puerta, que no cedió a los golpes por una traba que se le colocó hace un tiempo, por el hueco de la ventanita metió medio cuerpo y robó un pack de latas de cervezas que estaban apiladas detrás de la puerta de ingreso”.

La empleada que soportó ese desagradable episodio calculó que el asaltante “habrá estado un minuto”, pero ese breve lapso de tiempo fue muy estresante para ella, “porque el pibe estaba como ido, muy loco”, dijo su compañero, rescatando que el sujeto se haya “conformado con el pack de latas de cerveza”. Seguro terminó por convencerlo la oportuna activación de la Alarma Vecinal en el barrio. Eso si, antes de irse, el delincuente insultó a la víctima desde la calle. “Mi compañera quedó muy asustada, al punto que todavía no regresó a trabajar”, admitió Rodríguez Mendoza, sin pasar por alto que la chica estuvo en dos de los tres asaltos que hubo en el local en el último mes y medio. “Ya nos tomaron de punto, porque el año pasado también vinieron a robar”, concluyó, y recordó que “antes de la pandemia, dejábamos la puerta abierta; ahora queda cerrada aunque sea de día”.

Conviviendo con el delito

Por otro lado, el pasado fin de semana una familia estuvo a punto de sufrir un escruche en su vivienda de 27 y 461.

“En la planta alta estaban las hijas, sin advertir que al menos un ladrón estaba en la planta baja. Inclusive, ya había preparado tres televisores que puso en el parque de la vivienda. Pero la dueña llegó justo y alcanzó a ver un ladrón saltando un paredón para escapar”, apuntó un vecino.

La semana pasada robaron 25 metros de alambrado en un terreno de 415 y 150. Y el fin de semana sustrajeron el resto de ese perimetral. A los dueños del lote lindero les pasó exactamente lo mismo, aunque ellos perdieron 33 metros.

En 422 bis y 4, en tanto, intentaron robar una luminaria pública y cables de servicios, maniobra que fue registrada por las cámaras de seguridad.

Y en 426 y 178, de Arturo Seguí, se registraron robos de cables de tendidos aéreos y transformadores.

Hay modalidades de todo tipo: raterismo, asaltos callejeros, escruches y violentas entraderas

A los robos callejeros de cables aéreos y de alambrados, ahora se sumaron los de transformadores