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“Under The Vines”: una romance burbujeante entre vinos y praderas

Protagonizada por Rebecca Gibney y Charles Edwards, la dramedia romántica de Acorn TV, que llega mañana al final de su primera temporada, retrata la aventura amorosa cocinada a fuego lento entre dos bichos de ciudad que heredan un viñedo

“Under The Vines”: una romance burbujeante entre vinos y praderas

Rebecca Gibney y Charles Edwards como Daisy y Louis, protagonistas de “Under The Vines”

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

16 de Marzo de 2022 | 02:06
Edición impresa

La televisión ofrece a menudo bombardeos decepcionantes de realidad, horas de noticias que traen malos augurios seguidas por comentarios de esas noticias, y luego también series y películas sobre esos sucesos, narrados en clave pesimista. Pero la televisión también es su propio antídoto, el antídoto contra el exceso de realidad: “Under The Vines”, serie de Acorn TV que estrena mañana los dos últimos episodios de la primera parte antes del desembarco de la segunda temporada, es una dosis de esa vacuna, una comedia romántica con pizcas de dramatismo y emoción que demuestra que “hay vida después del COVID” gracias a un tono que su protagonista, Rebecca Gibney, define en diálogo con EL DIA como “liviano, alegre y mágico”.

Gibney, la actriz neozelandesa de “Wanted” y de la serie de películas es “Halifax”, es en la serie la mitad de una pareja despareja unida por el destino: su Daisy Munroe es una estrella de la alta sociedad de Sydney que está peligrosamente cerca de la bancarrota cuando descubre que heredó un viñedo en Nueva Zelanda; sin embargo, cuando viaja pensando que todos sus problemas se han resuelto, descubre que no solo tiene que compartirlo con Louis Oakley, un abogado londinense cascarrabias y en medio de una crisis muy pública, sino que además está en ruinas.

Son dos bichos de ciudad, claro, y la solución parece obvia: vender el viñedo y repartir las ganancias. Sin embargo, en el actual estado vale menos de lo que debería, y mientras Louis quiere vender a toda costa, Daisy comienza a pensar que lo mejor sería volverlo un próspero negocio y luego, sí, poner la firma y llevarse una buena ganancia.

Ella, dice Gibney, “no tiene demasiado que perder, no tiene una vida en el mundo que dejó, y se da cuenta de que esta es su última chance”; él, en cambio, “se quiere ir a toda costa, aunque lo que tiene en casa no es para nada ideal, con un matrimonio que se cae a pedazos”, según comenta Charles Edwards, que encarna a Louis y a quien hemos visto en series como “The Crown”, “Downton Abbey” y “Sherlock”. También estará en la serie de próximo estreno de “El Señor de los Anillos”.

Lo cierto es que entre copa y copa, esta pareja aparentemente incompatible, él formal, serio y malhumorado, ella poco comprometida, divertida y algo díscola, irá formando un vínculo insospechado mientras, en colaboración con los lugareños, intentan darle la vuelta al negocio de vinos que les legaron.

Una premisa divertida y burbujeante a la que ninguno de los dos actores se pudo resistir. Menos aún Edwards, que “estaba en plena cuarentena en Inglaterra, cuando me ofrecieron hacer un show en Nueva Zelanda, en verano… Obviamente, sonaba muy bien, así que aproveché”, según cuenta en su segunda cuarentena para el show, antes de grabar la nueva temporada de “Under The Vines”.

La primera temporada de “Under The Vines” termina mañana en Acorn TV

 

A Gibney lo que la atrapó además fue su personaje, una mujer de la alta sociedad “poco fiable, que usa ropa de diseñador… Nunca me habían propuesto algo así, tengo amigas así, y pensé que sería divertido para mi, que no distingo Chanel de cualquier otra cosa, que vivo en jeans, intentarlo”, se ríe.

QUÍMICA ENTRE LOS DOS

Además, dice, “no había filmado una comedia romántica en mucho tiempo: la oportunidad de filmar una comedia romántica en casa, en Nueva Zelanda, en verano, era demasiado tentadora. Y entonces llegó Charlie…”

“Y todo salió mal, se rompió el sueño”, interrumpe risueño Edwards, demostrando la química juguetona que ambos revelan en la pantalla. “Fue instantánea”, afirma Gibney. “Charlie es mi hermano de otra madre, nos conocimos y rápidamente la pasamos bien, nos divertimos, nos gustan las mismas cosas… Todo el mundo quiere a Charlie, además, la gente no puede evitar enamorarse de él, es el ser humano más encantador”.

“La gente está cansada de ver cosas que los ponen tristes: la serie ofrece un escape a una burbuja alegre donde las personas son felices y les importa el otro”

Rebecca Gibney,
Protagonista de “Under The Vines”

 

Edwards no sabe cómo responder a semejante halago, pero devuelve una anécdota: “Apenas llegué, Rebecca me estaba esperando en el aeropuerto con un cartel gigante. Y de ahí fuimos a comer, me invitó una copa de champán… Empezamos muy bien la relación”, cuenta entre risas.

Para los dos, ella con base en Australia, él inglés, era una oportunidad de escapar a un mundo covideado y en cuarentena, y algo similar le ocurre, de hecho, a sus personajes, acostumbrados al lujo y el confort de la ciudad y que encontrarán en la naturaleza desafíos, pero también otro aire. “Se descubren a sí mismos”, dice Edwards.

Es, opina Gibney, un poco lo que ocurre en estos tiempos. “Pasamos tanto tiempo en las redes sociales, tanto de nuestra vida transcurre en las redes, que hay una gran desconexión. Cada vez hay más gente que busca reconectar con lo natural, con lo sencillo, estamos mirando más hacia la naturaleza, la comunidad, eso se ha vuelto valioso otra vez. Y creo que la serie muestra eso, que lo sencillo es mucho más importante que casi todo lo demás”.

“Por la forma en que hemos vivido estos dos años, ha habido un renovado interés en reencontrarnos con esas cosas simples”, agrega Edwards, y Gibney se suma afirmando que “de eso se trata un poco la serie, de encontrarse con gente, de encontrar una familia en el lugar menos pensado, de conectarse. De una banda de descastados que se une y se convierten en una familia”.

Porque, claro, ni Daisy ni Louis saben nada de vinos y cosechas, por lo que echarán mano a los empleados que trabajaban en el viñedo antes de la muerte de su dueño. “Se forma una comunidad”, cuenta Edwards. “Por supuesto, aún así, nos vuelven locos. Pero como toda familia”, agrega Gibney.

Los protagonistas confiesan que aunque aprovecharon el tiempo para tomar vino en el viñedo donde se realizó el rodaje, todavía, tras una temporada, “no sabemos nada de vino”. “He probado muchos vinos en mi vida… pero nada más”, se ríe ella, aunque se justifica: “No tuvimos que investigar, porque se supone que los personajes no saben nada”.

LUBRICANTE SOCIAL

El vino es, claro, la frutilla del postre, el lubricante perfecto para hacer florecer el romance en aquellos paisajes bucólicos y veraniegos, pero los dos personajes traen bastante equipaje de su pasado y el romance se cocina a fuego lento.

La comedia romántica tendrá segunda temporada, que ya se rueda en Nueva Zelanda

 

“Se enamoran lentamente”, dice Gibney. “Los dos personajes están luchando con distintos aspectos de su vida en el comienzo de la serie, así que es como si emprendieran un viaje. Y ese desarrollo tiene que darse de forma lenta, porque es una comedia romántica, así que necesitábamos que los caminos de los personajes se fueran cruzando, varias veces, era vital no hacer todo de golpe: los dos van cambiando su vida, pero no pueden cambiar de repente”.

De ese conocerse despacio nace, afirma Edwards, “el encanto de la comedia romántica. Lo que nos gusta es que el amor nace de parejas desparejas, de personas que aparentemente no se gustan para nada… y es muy divertido ver cómo eso cambia. En nuestra vida a todos nos ha pasado que tenemos amigos que pensamos que estarían muy bien juntos, y los juntás y ves que hay una chispa, pero hacen de cuenta que no se gustan… Y eso siempre es muy divertido, a nivel humano, ver cómo negocian eso consigo mismos”.

El género continúa sobreviviendo, y aunque el cine ya no le dedica la atención de antaño, se fortalece en las plataformas, volviéndose uno de los géneros preferidos del público que mira desde el sillón.

Es que “la gente ama el amor, y aman ver gente enamorarse”, dice Gibney. “Más después de los últimos años, los años del COVID, con la televisión mostrando siempre noticias malas… La gente está cansada de ver cosas que los ponen tristes, y esto ofrece un escape a una burbuja alegre donde las personas son felices, y les importa el otro”.

 

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