Con la meta fiscal en orden, el Central sigue perdiendo reservas

El Banco Central sigue perdiendo reservas desde que se inició este 2023. Ayer terminó una vez más vendedor, tras asistir en la rueda con U$S66 millones al mercado de cambios. De este modo acumula un desprendimiento de reservas por U$S307 millones en 6 jornadas, con sus intervenciones en el mercado cambiario para mantener bajo control el ritmo de devaluación del peso. Desde mediados de enero, cuando se terminó una racha de compra de dólares, lleva resignados U$S845 millones.

Todo esto pese a que el Gobierno pudo cumplir con la meta de reducción del déficit comprometido ante el Fondo Monetario Internacional. Así, el Ministerio de Economía inició el año electoral con el gasto público “a raya”: el ritmo de erogaciones cayó en enero en relación al mismo mes del año pasado. En el horizonte, además de las elecciones, que son asoman como una instancia que suele forzar a una expansión del gasto, también aparece una nueva meta con el FMI, que implica una poda aún mayor al rojo fiscal.

La pérdida de reservas alerta al mercado financiero, en momentos de bajas liquidaciones de exportaciones del campo para abastecer la demanda genuina de dólares y mantener un delicado equilibrio de la plaza cambiaria.

“Las reservas brutas continúan en baja por las mencionadas ventas, los pagos recientes al FMI y la recompra de bonos ‘hard dollar’. Las reservas brutas (...) se encaminan a quebrar los U$S 40.000 millones en los próximos días de persistir la tendencia vendedora”, señaló la consultora Delphos Investment.

DÓLAR SOJA III

Además, agregó que “de esta manera continúan aumentando las dificultades para el cumplimiento de la meta de reservas netas de marzo. En este contexto el Gobierno necesitará medidas adicionales -otro dólar ‘soja’ adicional, un préstamo REPO, etc- para compensar la caída de reservas durante el verano”.

Pero, para mantener las cuentas en orden, el 2022 fue un año en que el Poder Ejecutivo necesitó acelerar desde el segundo semestre un recorte de gastos -además de otras medidas de orden fiscal- para cortar con una inercia de expansión de las erogaciones durante el primer trimestre que había puesto en jaque el cumplimiento de la meta de déficit acordada con el FMI.

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Mientras, la primera mitad del año terminó con un crecimiento en términos reales del gasto primario de 12,5% en comparación con igual tramo del año previo, en la segunda parte el efecto fue el contrario y terminó con un fuerte recorte de 19,5% real, según el portal Infobae.

Pero liquidaciones tempranas de productores de soja en la última parte de 2022 ante un dólar diferencial y la dura sequía que afecta los pronósticos de cosecha, siguen complicando el flujo de divisas.

METAS

Nuestro país tiene el mayor programa activo con el FMI con un plan de facilidades extendidas por unos U$S 4.000 millones en el momento en que fue anunciado, en marzo de 2022. El plan, que contempla revisiones trimestrales, pretende que las reservas se incrementen en esa cantidad este año.

La cosecha de soja, que en el año 2022 ascendió a 43,3 millones de toneladas, será inferior a los 35 millones de toneladas y en el caso del maíz, que en el año 2022 fue de 51,1 millones de toneladas, sería inferior a los 42 millones de toneladas.

Esto implicaría que podrían ingresar al país unos U$S 8.000 millones menos de exportaciones, menos reservas, ingresos fiscales y recalculando el presupuesto.

En ese marco, también se afianza la percepción de que las reservas netas lucen insuficientes para cumplir la meta prevista con el FMI para el primer trimestre -contempla acumular U$S500 millones y alcanzar así un monto de u$s7.700 millones- y que será necesario en el corto plazo que el Gobierno tome más medidas para evitar tener que pedir un waiver (perdón) al organismo internacional.