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“El Juicio”, un hito de civilidad relatado en un ejercicio de memoria monumental

Ulises de la Orden recuperó las 530 horas de filmación del Juicio a las Juntas y lo transformó en una película que se estrena el viernes

“El Juicio”, un hito de civilidad relatado en un ejercicio de memoria monumental

Una de las imágenes del archivo de ATC, recuperado por Ulises de la Orden y Memoria Abierta para “El Juicio”

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

4 de Abril de 2023 | 05:28
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Para el realizador Ulises de la Orden, el Juicio a las Juntas es un hito en la historia del país. Sin embargo, cuando en 2013 comenzó a pensar en hacer un documental sobre el proceso judicial, tuvo la sensación de que aquella historia estaba “un poco olvidada”, algo tapada. Una sensación que crecería a medida que avanzaba en su intento de realizar “El Juicio”, y colisionaba con material de archivo faltante, en mal estado o al que, directamente, le negaban acceso.

Pero finalmente De la Orden pudo acceder a las 530 horas completas del proceso, capturado completo por las cámaras de Argentina Televisora Color, y con ese material construyó “El Juicio”: un documental de casi tres horas basado enteramente en el registro audiovisual de las audiencias orales, que desde el viernes mostrará, todos los viernes en el Malba porteño, “un archivo del pasado y una película que plantea un punto de partida”.

El estreno llega, curiosamente, en un momento donde, gracias a la campaña hacia el Oscar de “Argentina, 1985”, el Juicio a las Juntas ha recobrado valor y protagonismo en la agenda argentina. La cinta de Santiago Mitre relataba los entretelones políticos y sociales y construía en el camino un héroe: Julio Strassera, un engranaje del Estado que finalmente se elevaba a la altura de un acontecimiento histórico.

“El Juicio”, en cambio, se cierne sólo a las audiencias. El contexto emerge, en los testimonios, en ese material de archivo que, dice De la Orden, “recrea el espíritu que se vivió en aquella época, donde en paz se logró juzgar al más violento de los gobiernos de la historia Argentina”, pero que también revela “la tensión que se vivía en esos primeros años de la recién recuperada democracia, la violencia latente, el temor de los testigos a las represalias; todo esto aparece en los gestos, las miradas y las formas de hablar de todos los involucrados en el juicio”.

Ceñido a los tribunales, “El Juicio”, dice De la Orden en diálogo con EL DIA, también tiene su héroe, pero es otro tipo de héroe: “Algo que apareció en el material de archivo, lo que ofrecía ese material, es que no había héroes: aquí había un héroe colectivo”.

 

“El Juicio a las Juntas está hecho sin tribunales extraordinarios ni leyes especiales. Es un hito de civilidad democrática”

Ulises de la Orden,
director de “El Juicio”

 

“Uno de los motivos por los que me embarqué en este proyecto es porque lo veía como un parteaguas en nuestra historia: ‘Nunca más’ significó nunca más, nunca más una dictadura militar, nunca más la violencia institucional como vía para solucionar nuestros problemas. Nunca más”, sigue el realizador de “Chaco” y “Tierra adentro”. “Y una de las características del Juicio a las Juntas es que está hecho sin tribunales extraordinarios ni leyes especiales, sin apoyos externos que garantizaran nada. Está hecho con lo que había, con las leyes que había, con los funcionarios que había, con lo que había y lo que se pudo: es un hito de civilidad democrática”.

El héroe, entonces, era el colectivo, un colectivo que, señala De la Orden, no era solo el institucional, “el Juicio no apareció solo: las Madres llevaban una década de trabajo, las organizaciones de derechos humanos llevaban años reconstruyendo la memoria, y hubo un pueblo detrás buscando que esto se produjera”.

“El Juicio” es entonces una especie de relato coral, realizado a partir de un abrumador material de archivo que De la Orden ordenó viendo las 530 horas de filmación y catalogando cada escena para volver manejable el volumen. Ese material lo abordó luego a partir de dos ideas rectoras: “Primero, queríamos contar el Juicio a las Juntas, no contar los casos, no detenernos individualmente en los casos, que era también algo interesante, porque cada caso es potente, cada caso es valioso como para destinarle una investigación”, explica.

Y luego, “cualquier juicio es una puesta en escena, y el Juicio a las Juntas tiene su puesta en escena también. Hay una estructura, hay fuerzas en conflicto, y ese conflicto se dirime al final del juicio: eso es muy similar a una estructura dramática. Pero a la vez entendimos que la estructura dramática de la película no tenía que ser equivalente a la estructura dramática del Juicio: entonces, decidimos no respetar la cronología del Juicio”.

La película se construyó “con esas dos grandes ideas: no ir por los casos sino por los temas de los que se valió la fiscalía para probar la culpabilidad de los comandantes, con una cronología propia de la película, empezamos a armar el documental”.

EL ARCHIVO EN ARGENTINA

Así, el proceso que llevaría casi una década iniciaba su camino final: “El Juicio” comenzaba su trabajo de ensamble y montaje a partir de un material de archivo que había sido abrumador no solo de ver y ordenar, por el fuerte impacto emocional y la cantidad de horas que implicaba, sino también de conseguir.

Cuando De la Orden supo que quería rescatar el Juicio a las Juntas del olvido, lo primero que averiguó es que existían estas 530 horas de archivo, tomadas por las cámaras de ATC. “Eso ya alimentó mi curiosidad, quería saber qué había ahí”, cuenta, pero la tarea resultaría particularmente complicada: “Primero tuve dos negativas, en el año 2015: las del director de la Televisión Pública y el director del Archivo General de la Nación. Las dos oficinas me dieron la misma respuesta, negativa, porque era un material muy delicado…”

“En el canal público de televisión, que fue el encargado del registro, me negaron todo tipo de colaboración por temores a castigos políticos. En el AGN (Archivo General de la Nación Argentina) que tiene el material en custodia, me sugirieron que para evitar inconvenientes buscara el material en la Universidad de Salamanca, que también tiene copia del material en custodia. Parecía increíble. Más de tres décadas después del juicio, todavía generaba temores y reparos en pequeños funcionarios incapaces de tomar una decisión y correr con los riesgos”, relata De la Orden.

Finalmente, a través de una organización amiga, supo que había una copia del material en Memoria Abierta, una alianza de organizaciones de derechos humanos argentinas que promueve la memoria sobre las violaciones a los derechos humanos del pasado reciente, y que gestiona los archivos de diversas organizaciones de derechos humanos. Ellos gestionaban también una digitalización de los casetes U-Matic de ATC del Juicio a las Juntas, hecha en 2010.

“Se transformaron en una colaboradora crucial de la producción”, cuenta De la Orden. Era 2019, seis años después de que el documentalista se lanzase en busca del material. Finalmente, podía comenzar a verlo y trabajarlo. Pero el material que fueron recorriendo tenía algunos faltantes importantes y algunas cintas muy deterioradas por el tiempo.

El rol de la película, dice De la Orden, nunca fue una tarea de rescate de ese material de archivo, pero sí se convirtió en “uno de los roles de los que hicimos la película”. La digitalización de Memoria Abierta estaba hecha con tecnología del 2010, y con casetes que ya estaban en mal estado. Pero “sabía por la investigación que los jueces habían hecho una copia en casete y la habían llevado al Parlamento de Noruega”, dice De la Orden: al parecer, frente a los alzamientos militares posteriores al juicio, llevaron algunos VHS hogareños a Europa con la sencilla intención de sacar el material del país. Entonces, “nos pusimos en campaña para buscar la copia de Noruega”, para intentar llenar esos faltantes. La copia se había digitalizado también en 2010 y era “una copia muy mala, pero que terminamos usando, con un trabajo de restauración”.

En definitiva, ambas copias eran deficientes, y ponían en evidencia la necesidad de una nueva digitalización. Por eso, “desde mucho tiempo antes de terminar la película, empezamos a buscar financiamiento para hacer una copia digital completa y nueva. Entendíamos que esos casetes están en el límite de su vida útil: si queríamos hacer una digitalización nueva, llevarla a la más alta calidad posible, urgía ese laburo. Tardamos varios años, pero finalmente Memoria Abierta consiguió financiamiento para hacerlo y ese trabajo se está haciendo”, relata el director. Esa copia se sumará a una nueva digitalización que entregó Noruega hace algunas semanas, también en la más alta calidad.

EL ESTRENO

Después de todo ese trabajo casi arqueológico que pone en evidencia el estado de los archivos y la memoria documental en el país, “El Juicio”, finalmente, vio la luz: estrenada en el último festival de Berlín, y luego de exhibirse en el MoMA, en Noruega y en Francia, a partir del viernes, en el Malba, se verá durante los viernes de abril a las 20 horas.

¿Y luego? “Estoy bastante desanimado respecto a la distribución de los documentales: es excesivamente difícil”, suspira De la Orden. “El Malba está en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, y la idea nuestra es buscar una distribución amplia y federal”.

Pero “sabiendo que un documental de 3 horas de duración, hecho con material de archivo, no le interesa a ningún exhibidor” (aunque, dice el realizador, “en el mundo pasa lo mismo, las pantallas están copadas por las superproducciones de Marvel”), quizás el camino de “El Juicio” “no sea en salas de cine, quizás sea en escuelas, en universidades, en bibliotecas, en asociaciones”.

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