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Massa-Scioli: un abrazo con foto para escenificar unidad en el oficialismo

Massa-Scioli: un abrazo con foto para escenificar unidad en el oficialismo

El abrazo público de ayer entre Massa y Scioli / Prensa Economía

Mariano Pérez de Eulate

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com

30 de Junio de 2023 | 03:05
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De tan escenificado, el encuentro resultó inverosímil. Sergio Massa y Daniel Scioli se abrazaron ayer en la explanada del ministerio de Economía y luego se reunieron a solas en la oficina del ministro, en el quinto piso de ese edificio que está enfrente de la Casa Rosada. Buscaron mostrar unidad en Unión por la Patria, el frente electoral con el que competirá el oficialismo y que lleva al tigrense como postulante presidencial. La imagen captada por el fotógrafo oficial fue rápidamente viralizada por el equipo de prensa de Massa, que debe pensar que esa instantánea que duró 30 segundos es suficiente para borrar años y años de rencores y animadversiones cruzadas.

Hay que reconocer el gesto de Massa en el “acting”. Recibió a Scioli en la puerta del edificio, otorgándole la importancia simbólica de un presidenciable. Eso si: trascendió que antes lo hizo esperar un par de horas en la zona de Plaza de Mayo porque la reunión se demoró por cuestiones de su agenda. Para los que conocen esa historia entre vecinos -ambos viven en Tigre- el abrazo en el que se fundieron resultó más falso que billete de dos dólares.

“Me reuní con el embajador Daniel Scioli para potenciar las relaciones diplomáticas bilaterales que, por más de 200 años, unen a Argentina y a Brasil económica y culturalmente. Gracias Daniel por comprometerte y trabajar por la unidad”, fue el mensaje que Massa publicó en Twitter. Sus voceros oficiales dirían además que el exgobernador se comprometió a colaborar “activamente” en la campaña. Si eso sucede, Scioli pasará a ser un caso de estudio sobre cómo superar la humillación. En su caso, a la que fue sometido en el convulsionado cierre de listas del peronismo.

Una versión oficiosa dice que la idea de juntar a estos dos “enemigos íntimos” fue de Cristina Kirchner. La Vice estuvo reunida con ambos, por separado, en las últimas 72 horas. Al cabo del encuentro con el embajador en Brasil, ella misma tuiteó la foto de ocasión y la siguiente sentencia: “Me transmitió que su vocación es ayudar y colaborar como un compañero más”.

Cristina y Massa saben que el principal herido del acuerdo para que el ministro de Economía sea el candidato principal de Unión por la Patria es Scioli, quien hasta último momento pretendió disputar la postulación presidencial en las Primarias Abiertas apadrinado por Alberto Fernández.

Incluso Scioli quedó más golpeado que Eduardo “Wado” de Pedro, el otro aspirante que llegó a presentarse públicamente para la pelea con los colores kirchneristas puros, al que también bajarían pero terminaría anotado como candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Premio consuelo, pero premio al fin para el titular de Interior.

Scioli, en cambio, quedó afuera de todo. Y con ciertos condimentos que instalaron en la interna del oficialismo el concepto de “traición” del que él habría sido víctima. ¿Por qué? Porque, de acuerdo a fuentes bien informadas, fue Alberto el que entregó su cabeza cuando los gobernadores le llevaron el ultimátum para que haya “lista de unidad” encabezada por Massa, con el visto bueno de la Vice. A cambio, Fernández pidió la potestad para designar al candidato a vicepresidente de la fórmula, que terminó siendo el jefe de Gabinete, Agustín Rossi.

No es un dato menor, y acaso explique la indignación del embajador, que 12 horas antes de dar ese paso Alberto le había prometido en una cena privada resistencia total a cualquier embestida para eliminar las PASO que propusiera Cristina.

Para colmo, trascendió que la vicepresidenta, que históricamente ha ninguneado a Scioli, ésta vez pidió que contemplaran un buen trato hacia él ofreciéndole un lugar expectante en la lista de diputados nacionales de UP por la provincia de Buenos Aires. Pero parece que el hombre que tenia que transmitir el mensaje, el canciller Santiago Cafiero, se confundió y se quedó para sí mismo con esa postulación. Va quinto en la nómina.

Algo similar pasó con la gran socia de Scioli en la breve aventura emancipadora del cristi-camporismo, Victoria Tolosa Paz, que terminó segunda en esa lista que encabeza Máximo Kirchner. En el lenguaje arrabalero de la política: el albertismo duro “cobró” bien. Scioli, que era el mascarón de proa de la jugada finalmente fallida de Fernández, sólo se llevó enojo y decepción.

Es con este telón de fondo que se llegó al abrazo de ayer, con un Scioli tal vez más enojado con Alberto que con Massa. ¿Se habrá borrado la vieja historia de desencuentros? Nadie en el peronismo cree que eso sea así.

Breve reseña de lo acontecido entre ellos: cuando Massa asumió como ministro puso varias condiciones; una de ellas fue quedarse con el ministerio de Desarrollo Productivo en el que acababa de asumir Scioli -repatriado de Brasil- para reemplazar a Matías Kulkas, odiado por el kirchnerismo duro. “Chau Scioli”, le dijo el Presidente y lo devolvió a Brasilia. Es recordada la conferencia de prensa en la que Massa dejó solo al ex mandatario bonaerense para explicar su propia salida.

Pero la verdadera grieta entre ellos fue en julio de 2013. Scioli era gobernador; Massa un opositor a Cristina que ese año vencería al kirchnerismo en las elecciones de medio término y que le había propuesto al entonces gobernador de Buenos Aires que rompiera con la Presidenta para armar un peronismo de centro, sin el apellido Kirchner. Scioli prefirió la lealtad. Y luego sucedió el misterioso robo a la casa del tigrense, un hecho por el que la familia del ministro de Economía siempre responsabilizó al exmotonauta. Es célebre el insulto que Malena Galmarini le propinó cuando se cruzaron en un estudio de televisión.

Todo eso es parte del pasado, aseguran ahora desde el massismo, porque el “verdadero rival” es la actual oposición que, por cierto, viene regalando al electorado peleas con ribetes de vodevil entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Aún fingida por la necesidad coyuntural, Massa buscaría mostrar una postal inversa a sus adversarios. Todo es válido para eso.

 

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