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Espectáculos |DESTACADO DE LA CARTELERA

Nación Ekeko en La Plata: “Tenemos que desfronterizar nuestras cabezas”

El proyecto solista de Diego Pérez, la mitad de Tonolec, llega a la Ciudad para presentar su segundo trabajo, “Caminos”, donde propone reconectar con la naturaleza desde el ritual de la danza

Nación Ekeko en La Plata: “Tenemos que desfronterizar nuestras cabezas”

Diego Pérez llega a La Plata mañana con su proyecto solista

14 de Noviembre de 2018 | 02:45
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Hace poco más de un lustro, el músico y productor Diego Pérez tenía algunas necesidades expresivas que no podía volcar en Tonolec, la banda que compone junto a Charo Bogarín.

“Quería experimentar, salirme del formato canción, ir hacia la experimentación en lo electrónico y el desafío de hacer una música que se dance”, cuenta quien, además, comenzaba un proceso interior, inspirado en la cosmogonía andina, para “desfronterizar”.

Así surgió Nación Ekeko, el proyecto solista de Pérez que llega mañana, desde las 20.30, a la sala de 43 entre 7 y 8 con su último disco, “Caminos”, bajo el brazo, un trabajo donde Pérez no solamente nos habla de disolver fronteras en su poesía sino que también lo experimenta y profundiza desde lo sonoro, integrando la electrónica, el dub, el house, con la cumbia, los ritmos andinos y la música de raíz, uniendo el trance de la danza con la canción y sumergiéndose en el paisaje sonoro hasta hacerse uno con el entorno.

“Mantengo esta idea de integración de culturas originarias con electrónica, el sonido donde me siento más representado, aunque le agrego algo que tiene que ver con el ritmo: el desafío de hacer una música que se pueda bailar pero que a la vez tenga un contenido”, explica las diferencias entre Nación Ekeko y Tonolec Pérez, en diálogo con EL DIA: el ritmo es un componente clave del proyecto, al punto que su primer trabajo discográfico “La danza”, invitando a través de un recorrido por voces y sonoridades de América latina a un encuentro físico, desde el baile.

Una invitación que parecería amalgamar también desde el escenario en vivo el ritual de la danza en algunas comunidades originarias con el ritual del trance electrónico, aunque, advierte Pérez, “encuentro algunas diferencias. En las ceremonias originarias la danza y la música es lo mismo, se genera una música con una danza, no hay separación”. Se trata de una ceremonia colectiva, explica, que permite “conectarse con el cuerpo”; pero “en los ámbitos urbanos estamos más acostumbrados a salir a bailar y hacer un pasito, tratar de que sea estético: no nos liberamos para vivir la vibración de la música desde el cuerpo”.

Con Nación Ekeko, entonces, Pérez invita “a que la gente pueda venir, soltarse, conectarse desde el cuerpo y lo espiritual. Y que los mensajes vayan llegando, pero que no sea una conexión desde el intelecto solamente, que se pueda recuperar la danza como ritual, como conexión con la tierra, con el cielo, con la energía de los demás. Que es algo que le falta a algunos ámbitos electrónicos, donde no se llega a eso por cuestiones mentales, relacionadas con lo social, lo urbano, que nos hace tender a la individualidad”.

El músico chaqueño cuenta que en un festival de músicas electrónicas en Guatemala, una muchacha se le acercó tras su set y le dijo que esa “fue la primera vez que bailamos todos juntos, antes habíamos bailado separados”. Y dice que estos rituales colectivos pueden ser curativos, “nos despiertan cierta conciencia que tenemos apagada, con respecto al cuerpo, a lo que sentimos, a lo que percibimos: a veces estamos muy en la parte superior, en la cabeza”.

El artista mostrará en La Plata la música de sus dos trabajos: “La danza”, un “collage de lo que fui viendo en los viajes” que reúne voces sampleadas recogidas en esa travesía, desde Atahualpa a un chico zapatista de Chiapas, voces conducidas por un ritmo atravesado por las texturas, paisajes y sonoridades de las comunidades visitadas; y “Caminos”, un trabajo sobre, dice Pérez parafraseando a un amigo, “las sensaciones subjetivas de lo que me generaron esos viajes”.

Este último trabajo propone ya desde el título “caminos en oposición a fronteras. Estamos fronterizados en muchos sentidos, en la mente, en lo geográfico. Tenemos que desfronterizar nuestras cabezas, el disco invita a elegir tu camino, más allá de las fronteras”.

Supeditada la propuesta estética y las formas a el concepto, Nación Ekeko propone un show abierto, que pretende romper las fronteras entre artista y público y que, por ende, se modifica en cada presentación “de acuerdo a las energías de ese momento”.

Allí aparecen cruciales las sonolumas, una forma para Pérez de rebelarse contra esa tendencia de la electrónica a “estar encerrado con una computadora: quiero salir del espacio, moverme, tocar de una manera más orgánica”.

Y para ese fin creó unos instrumentos inalámbricos de luz y sonido que le permiten tocar melodías en el aire, cambiar texturas y puedo disparar voces sampleadas: “Tengo cuatro o cinco poderes con ese elemento, muy divertidos para interactuar con la gente”, explica.

Las sonolumas son parte de un concepto más amplio de Pérez sobre la tecnología, señalada tantas veces como la culpable de dividir, de aislar, pero que a él, desde su música que fusiona electrónica y raíz, hasta sus instrumentos de luz, le permiten romper la barrera con el público, también la frontera entre músicas, y conectar.

Para Pérez “la tecnología es solo una herramienta: puede ser utilizada de muchas maneras y se ha utilizado para manipular gente, un montón de cosas malas, pero también se puede utilizar para cuestiones positivas. Me parece importante tener en cuenta que tiene que haber, primero, un concepto, una necesidad expresiva, y la tecnología tiene que estar en pos de eso, tiene que estar a favor nuestro. En tu vida es mejor escuchar a tu corazón, y que tu mente trabaje en pos de lo que tu corazón pide, y no que trates de adaptar tus sentimientos a la estrategia que tu mente cree que es más conveniente”.

Con las sonolumas, entonces, “quiero que la tecnología me sirva para lo que yo quiero hacer, no para lo que el fabricante dijo que se debía hacer con el instrumento. Yo a eso lo llamo autonomía tecnológica: pienso en mi necesidad expresiva y pienso luego en qué herramienta necesito para decir eso”.

“En tu vida es mejor escuchar a tu corazón, y que tu mente trabaje en pos de eso”

 

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