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Opinión |TENDENCIAS

En un clima económico y electoral enrarecido, hasta la oposición busca dar certezas

RICARDO ROSALES
Por RICARDO ROSALES

29 de Abril de 2019 | 03:27
Edición impresa

¿Argentina otra vez en el abismo? ¿Una exageración o una certeza? No es novedad de que el clima económico y electoral del país está enrarecido, lleno de incertidumbres y angustias cotidianas, con dificultades sociales muy concretas y gente común que vive la crisis con sentimientos ambivalentes, quizás con alguna esperanza de que mejore su situación, pero en definitiva sufriendo los vaivenes de la inflación y el dólar.

¿Nueva desazón que repetirá la Argentina, cayendo en otra debacle? Desde la economía no aparecen respuestas concluyentes de esta realidad del país, si bien todo tiene que ver con todo y la responsabilidad de la gestión cotidiana corresponde al gobierno de Macri. El principal objetivo de su estrategia en estos meses ha sido la de estabilizar el tipo de cambio y frenar la inflación, dos metas que no está logrando. Pero también existe el ámbito político en donde es más clara aún la ausencia de conductas responsables, en el cual se privilegia una eventual ganancia electoral a una colaboración para superar la crisis.

Los fuertes movimientos especulativos en el mercado bursátil de la semana última, con el dólar que llegó a los $47 y el riesgo país superando los 1.000 puntos, estuvieron cruzados por aspectos técnicos, pero fundamentalmente por la desconfianza externa sobre el país, la probabilidad de que regrese al poder la ex presidenta Cristina Kirchner y que el país declare otro default de su deuda.

El pánico sobre este futuro inmediato tuvo seguidores locales, con más especulaciones, reales o ficticias, sobre las encuestas electorales disponibles para el consumo popular.

Aunque los datos duros no parecen convalidar tanto espanto. Sri Lanka, después de los atentados, o el Líbano tras la guerra, con ciudadanos de ese país tratando de ingresar a los Estados Unidos, son dos ejemplos mencionados por el analista de mercados Claudio Zuchovicki, para no exagerar. “El riesgo país -dice- de esas naciones es la mitad del riesgo país argentino”. Un comparativo de los máximos alcanzados por el indicador EMBI+ de riesgo país que elabora el JP Morgan en los últimos diez años, presentan un panorama más realista. El economista Daniel Marx tomó tres situaciones críticas de la Argentina, la del 2008/09, la del 2013 y la actual, en donde el indicador financiero no está tan alejado.

El presente sería más benigno que el del 2008 y se parece bastante al del 2013. Aunque los niveles de los seguros de default (otro indicador de la desconfianza en los bonos argentinos) era mayor en esos años. Y también en relación a los rendimientos de los bonos (a mayor interés, menor confianza). La credibilidad sobre Argentina, en definitiva, se acerca a un fenómeno más estructural que de coyuntura.

Los máximos históricos de este indicador superaron al actual en 7 ó 9 veces más en la crisis del 2001 y la primera década del nuevo siglo. El elemento común que cruza a esta calificación es la desconfianza política y no sólo sus peripecias económicas.

El Gobierno, a través del Banco Central y la intervención del Tesoro, se ha centrado, por el momento, en unas pocas acciones para frenar el dólar y las presiones inflacionarias.

La semana última volvió a subir la tasa de interés de las Leliq, insistiendo en secar el mercado de pesos, mantuvo la subasta diaria de dólares vendidos por Hacienda y operó fuerte en el mercado a futuro del dólar, una herramienta que tiene poca visibilidad pero debería tener un impacto significativo.

Adicional a esto, usó fondos de la ANSeS para comprar títulos a valores de liquidación y dio luz verde a los bancos Nación y Provincia para vender dólares en el mercado de cambios. Las previsiones de la mayoría de los especialistas es que la volatilidad e incertidumbre continuaría, al menos hasta junio cuando se oficialicen las listas de las presidenciales de octubre, o con la aparición de otras encuestas más favorables al Gobierno.

El oficialismo insiste en cerrar filas y esperar que el programa económico acordado con el Fondo Monetario Internacional comience a dar señales de reacción, con una caída del ritmo de la inflación, una reactivación más amplia y un dólar controlado.

Aunque podría estar en la mesa alguna nueva negociación con el FMI: si existiera otra flexibilización y se permitiera el Banco Central intervenir en una banda más reducida de la cotización del dólar.

La filosofía del organismo internacional es contraria a la intervención, pero podría haber más cambios como ya ocurrió en varias oportunidades. Otra noticia sugerente es la reciente gira por Wall Street del ex viceministro K, Enmanuel Alvarez Agis y la que seguirá Axel Kicillof en los próximos días. Los banqueros con los que se reuniría recibirían el mensaje que en un futuro gobierno K daría cumplimiento a los compromisos de deuda y un cepo cambiario, aunque perfeccionado.

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