La ola de violencia en la Región sumó una nueva víctima en Villa Castells

Empezaba la semana y volvía el trabajo, uno de los puntos más importantes y que más tiempo ocupaba en la vida de Rodrigo Alfonso, paraguayo, de 54 años y vecino desde hace treinta años de Villa Castells. Así era siempre, hasta que ayer terminó todo: fue asesinado a golpes dentro de su casa, según las primeras conclusiones que sacó la Policía al analizar la escena en la que apareció su cuerpo.

El crimen ocurrió en la vivienda situada en la esquina de 4 y 495, Villa Castells, un enclave en el que los vecinos señalan constantes episodios de inseguridad. El flagelo también azotaba al albañil, quien había sufrido varios robos últimamente según le contaron a este diario en el vecindario.

El caso se encamina así a engrosar la lista de crímenes en la Región. Las muertes derivadas de la violencia y los robos subirá a 41 en lo que va del año. Eso representa más que el doble de lo registrado un año atrás. A esta altura de 2019 se sumaban 18 asesinatos.

Más datos sobre este baño de sangre: hubo un asesinato en cada uno de los tres días del fin de semana. El viernes, fue ejecutado Javier Zarza, de 17 años, mientras bebía con un amigo en 152 entre 75 y 76. Ese crimen ya tiene un detenido (ver pag. 19). El sábado por la noche fue baleada Lucía Correa Arena (25) en una vivienda de una quinta situada en Etceverry y por el crimen quedó detenido el hombre con quien convivía.

El asesinato de Alfonso habría ocurrido entre la noche del domingo y la madrugada de ayer. El cadáver fue hallado ayer, temprano, por su hermano, al pasarlo a buscar por la casa para ir juntos hacia una obra. Al notar que no respondía a los llamados decidió ingresar a la casa.

Lo encontró muerto en su cama y muy golpeado, señaló una fuente de la investigación.

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Ante el cuadro y en medio de una fuerte conmoción entre los vecinos, con quien el albañil tenía un trato cotidiano y afable, los investigadores de la Policía y la Justicia comenzaron a buscar indicios que expliquen la muerte.

El fiscal penal en turno, Martín Almirón se presentó en la vivienda y supervisó esas tareas, en las que participó también personal de la Dirección de Investigaciones (DDI) de la Policía.

Mientras se aguarda el resultado de la autopsia al cuerpo, que ordenó el fiscal, algunos indicios permitieron sacar conclusiones provisorias.

El cadáver presentaba lesiones en la cabeza compatibles con golpes. Se descartó entonces la posibilidad de que tuviera un accidente doméstico.

El móvil del robo, planteado en función de la problemática barrial no consiguió indicios claros todavía. Según le contaron a este diario diversas fuentes de la pesquisa, en los ambientes no se detectaron faltantes de objetos de valor.

La casa presentaba desorden, pero no en una magnitud que le indicara a los investigadores que alguien estuvo revolviendo con la finalidad de encontrar algo de valor.

No obstante eso, no se daba por descartada esa posibilidad, que debería ir acompañada por rastros de la presencia de otras personas en la vivienda.

De esto último no surgieron pruebas. Tampoco versiones de testigos que hubieran visto un ingreso a la casa bordeada en el frente -que da a dos calles- por un frondoso ligustro.

“No se puede decir que hubiera una puerta o ventana forzada”, apuntó uno de los investigadores que consultó este diario.

En el vecindario calculaban que los delincuentes habrían accedido al escalar una medianera. También que el castigo mortal pudo darse una vez que Alfonso reconoció a los intrusos.

En el barrio contaron que la víctima había sido en los últimos tiempos víctima de robos por parte de ladrones que suelen actuar en la zona. Esa escalada de delitos fue objeto de denuncias y reclamos a la policía por parte de los vecinos.

Uno de esos casos: a mediados de julio, en la cuadra de 4 entre 494 y 495 fue arrestado un joven de 18 años bajo la acusación de liderar una banda dedicada a la venta de drogas. Ese operativo derivó de una pesquisa que coincidió con denuncias de vecinos por continuos hechos de violencia en la cuadra. El joven había escapado de la Policía cuando allanó su casa una semana antes. Entonces, cayó un presunto cómplice de 21 años.