Dolores Fonzi: “Hay que estar a favor del fomento cultural porque si no, nos quedamos sin alma”

La Dolores Fonzi actriz es una presencia fundamental de los últimos 20 años del cine nacional; pero ahora, adelanta el diálogo con EL DIA, esa presencia pasará al otro lado de la cámara: Fonzi se encuentra preparando todo para el rodaje de su primera película, una comedia sobre una madre joven y algo díscola y un hijo también joven y demasiado maduro para su edad.

Es, de alguna forma, un punto de llegada lógico para una actriz que, confiesa, ha sentido un amor por el cine desde que el cine se enamoró de ella: “Hay algo de la pantalla, de la imagen proyectada, que me parece hermoso. Me encanta el cine, hay algo que me atrae muchísimo de solo ver en pantalla ese trabajo atravesado por lo cinematográfico: es un poco como ese cliché de la bolsa de ‘Belleza americana’, cualquier objeto registrado ya genera una fascinación, porque deja de ser el objeto, pasa a ser otra cosa, lo que uno interpreta en ese momento. Todo se vuelve más poético, el cine embellece cualquier realidad, aunque sea cruda”, reflexiona Fonzi.

“Me gusta la comedia y me siento identificada: no me imagino haciendo una versión de “Medea”. Poder reírse de la realidad tiene que ver con la comedia, para mí”

Ese romance con el cine tiene fecha de elaboración, algo que relata en el podcast sobre su experiencia en el cine que grabó junto a Julieta Venegas para la plataforma Mubi, lanzado el pasado miércoles: “Empecé a actuar a los 17, a los 19 estaba haciendo ‘Verano’ y conocí a Luis”, cuenta. Luis es Ortega, quien sería su pareja y con quien pasaban los días jugando a filmarse, experimentos que terminaron en “Caja negra”, ópera prima del realizador.

Esos 19 son un momento clave para Fonzi, que abandonaba por entonces “Verano del 98” para rodar “Plata quemada” y “Esperando al mesías”, justo cuando junto a Ortega y otros amigos de la cultura comenzaban a vivir noches largas de cine, noches de obligado paso por el Cine Cosmos, noches “buscando cines pequeños en lugares, metiéndome en cines en el extranjero aunque no entendiera el idioma… Es algo me gusta mucho, es uno de los mejores planes para mí”.

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“Me parece triste la situación de los cines, me gustaría que haya más cines abiertos, pero eso no va a volver, ha cambiado todo…”

Antes de ese momento iniciático, Fonzi confiesa que “iba poco al cine”. Pero desde esos 19 “empecé a ver muchas películas, empezó a entrarme el mundo del cine, y empezó un momento que tenía eso de que veías la película, hablabas con tus amigos de la película, se teorizaba…” En aquellos momentos descubrió, cuenta, a Tarkovsky, a Kubrick, a varias figuras emblemáticas del cine. Pero un momento que recuerda especialmente es cuando fue a ver “Happy Together”, la película de Wong Kar Wai filmada en San Telmo, a pasos de su casa.

“Era una película pequeña, independiente, que se había filmado muy cerca: ver ese mundo dentro del clima de la película…”, comienza, y se queda sin palabras. “Ir al Cosmos a ver Happy Together fue una de las experiencias más inspiradoras”, completa.

- Esos años de descubrir cines de distintos países, ¿fueron formativos también como actriz para vos, ibas descubriendo distintas formas de trabajar?

- Si… pero creo que todo te va a inspirando, todo lo que hacés, todo lo que vivís. El tono de la realidad, según lo que vas viendo, te va cambiando, vas jugando con eso de distintas maneras, te trae objetos nuevos que pueden ser películas, un cuadro, una canción. Todo contribuye a que uno tenga una experiencia distinta, y supongo que cada vez mejor… pero no me voy a olvidar cuando actuaba a los 19, de todo lo que me pasaba cuando conectaba con la escena.

- ¿Y en esos momentos ya aparecía el deseo de dirigir, o apareció ahora?

- No hubo un momento. La verdad, ya estamos grandes, mis amigos, la gente que tengo cerca, escribe o dirige o actúa, entonces empieza a pasar que presentás a dos amigas y empiezan a escribir juntas, empieza a moverse una red de gente, y Santiago (el director Santiago Mitre), mi compañero, también es mucho de armar esas redes, y de armar cosas para hacer porque sino… qué hacemos. Así que la verdad, no es que apareció algo que tenía la necesidad imperiosa de contar: fue fomentado por Santiago, y a partir de ahí seguí el jueguito del cine. Primero escribís con alguien, pulís el guión, te gusta el guión, empezás a mostrarlo, tenés una reunión donde te va bien, se va armando, pensás en el equipo, y de repente estás preparando una película y ya pensás 24/7 en eso. Algo que no pensé que me iba a pasar nunca: evidentemente soy alguien que no sabía que era, nunca pensé que iba a mantener algo en el tiempo, tanto tiempo, y que me interese.

- Y en este momento de preproducción, ¿cómo te llevás con las obligaciones, las responsabilidades de ser directora, tener que manejar todo, agendas, dinero, problemas que surjan?

- Bueno, hay un equipo, hay un asistente de dirección que mira las agendas, la producción soluciona la cuestión del dinero… Sin el equipo no podés hacer nada, lógico, pero es verdad que se multiplican las actividades. Porque además voy a actuar, en la próxima me gustaría dirigirla solamente… Pero al final, siento que ser madre es como dirigir: decidir, guiar, cumplir las demandas de los demás, hacer sentir seguro al otro, poder responder a las preguntas que te hace todo el mundo, comunicarse bien para que el otro te interprete… Esto lo digo porque me encuentro en situaciones donde estoy pensando cosas de la película, contestando mensajes, y a la vez estoy viendo que mi hija llegue a tiempo a algún lado: no es que porque dirija una película deje de ser la que organiza en casa. Así que es barajar mil cosas a la vez, pero es divertido, porque lo que hay que hacer es imaginar, crear y construir.

- ¿Y qué podés adelantar de la película?

- Es una comedia de una madre y un hijo, una madre que lo tuvo joven a él. Viven juntos, ella es como una “Big Lebowski” mujer, fuma cannabis y roba en el supermercado, y él es más maduro que ella: la película es como el retrato de la despedida de esos dos que vivieron toda la vida juntos y ahora se separan, entonces los dos tienen que afrontar una adultez que no habían afrontado.

- La comedia es un género complejo para abordar, y en una primera película…

- Me gusta la comedia, me divierto. Y me siento identificada: no me imagino haciendo una versión de “Medea”. Poder reírse de la realidad tiene que ver con la comedia, para mí. De todos modos, hay dolor, hay cosas que pasan, pero de base es una comedia. Y creo que yo de madre de un pibe de 25 ya es gracioso.

CINES Y PANTALLAS

Fonzi, que viene de protagonizar “Distancia de rescate”, basada en una novela de Samanta Schweblin, para Netflix, prepara su primera película como directora para una plataforma, por lo cual es consciente que tendrá un tiempito en pantalla, la ya famosa ventana para salas de una o dos semanas, y luego de que un puñado de espectadores accedan a ella en la pantalla grande, pasará para siempre a la pequeña pantalla de la tevé o, a menudo, del celular.

Y, se lamenta, “me parece tristón: en esa época de la que hablábamos cuando tenía 20 años, buscábamos las películas nuevas por los cines, y ver las nuevas del cine argentino, y todo eso no existe más”. Sin embargo, dice, “hay que adaptarse”.

- Las plataformas, de todos modos, aparecieron también como una alternativa para la producción argentina que corría riesgo de extinción, sobre todo la televisiva. Aunque por otro lado suponen un debate en torno a la pérdida de la pantalla grande… ¿Lo ves como una desventaja o como una ventaja?

- Yo tengo este guión escrito desde 2017, y recién ahora se vislumbra un futuro próspero, así que, la verdad, agradezco poder filmar la película, es una primera película y me parece importante poder hacerla. Claro que me da pena que en el macrismo por los recursos que le sacaron a las primeras películas y a las películas pequeñas, yo no hubiera podido filmar con el Instituto. Y me gustaría, desde ya, que haya más cines abiertos, pero eso no va a volver, ha cambiado todo… y hay que adaptarse de alguna manera a la época.

- Ese cambio de época implica menos espectadores para el cine nacional, salas copadas por Marvel y demás. ¿Cómo ves el futuro del cine nacional en esas circunstancias, sobre todo teniendo en cuenta el conflicto con el INCAA y el fondo de fomento?

“Siento que ser madre es como dirigir: decidir, guiar, cumplir las demandas de los demás, hacer sentir seguro al otro, poder responder a las preguntas que te hace todo el mundo, comunicarse bien”

- Ahora está fatal todo, lo sabemos. Hubo represión en la última marcha del INCAA, hay gente diciendo que dependemos de los impuestos de la gente cuando el cine se paga solo… Los medios de comunicación distorsionan todo, entierran los conceptos, aunque eso pasa en todos los temas. Esa parte es muy triste, porque todo el cine del mundo se hace así, en España, en Estados Unidos… El arte y la cultura son tan fundamentales para el desarrollo de una sociedad como la educación y la salud: más urgentes son la salud y la educación, obviamente, pero la cultura envuelve eso, y hace a una sociedad sana. Hay que estar a favor del fomento cultural porque si no nos quedamos sin alma. Yo mi película no la hago por vía del Instituto, la hago con una plataforma, pero está complicado hacer cine en general, es un momento triste, muy tenso y muy triste. Y un poco pensás: ‘¿yo, filmando, que nunca filmé una película, con todos los problemas que hay?’ Pero como me decía la directora de arte, todos hacemos la película, laburamos, con eso sostenemos a nuestras familias.