Gimnasia se mostró recuperado en un empate que bien pudo ser victoria

Con un empate lleno de emociones, que lo dejó bien parado, Gimnasia volvió a escena después de la final por la Copa Argentina contra Central, en Mendoza, y lo hizo de local, en el Bosque, frente a Huracán, por la fecha 15 del campeonato oficial de Primera. La definición de la Copa Libertadores, a cargo de River-Boca, en Madrid, determinó una postergación en el inicio, por cuestiones ligadas a la televisación, y bajo una intensa lluvia los equipos entraron a la cancha para darle lugar a una larga serie de saludos cruzados.

Los aplausos que bajaron desde las tribunas para el Lobo, y que se repitieron al término del 2-2, como premio a lo realizado el jueves en el estadio Malvinas Argentinas mendocino, que a la vez se repitieron cuando Pedro Troglio, su entrenador, caminó en dirección al banco de los suplentes, todavía parecían escucharse en 60 y 118, cuando la pelota empezó a rodar, y en la primera llegada a fondo, Carlos Auzqui puso en ventaja al equipo de Parque de los Patricios.

Mal Germán Guiffrey al resolver un centro servido por Walter Pérez desde la izquierda, tanto que regaló la apertura, y para el Lobo, verdaderamente, fue como salir perdiendo desde el vestuario. ¿Que hizo a partir de esta situación? Volvió a interpretar el rol de equipo combativo que dejó ver en la Copa Argentina, y esa búsqueda desembocó en un rápido empate de Santiago Silva, el uruguayo que cumplió 38 años y los festejó entrándole de cabeza a una asistencia de Víctor Ayala.

A propósito del paraguayo: la presencia de Ezequiel Bonifacio en el lateral derecho de la defensa, hizo que se adelantara para incorporarse a la línea de medios, donde ganó protagonismo a partir del manejo de la pelota, y en especial, con la pegada en forma de centro para la cabeza de Silva. Como en ocasión de la jugada del 1-1.

Rápido el partido, y entretenido, porque la pelota fue de un arco al otro. Gimnasia dispuso de la pelota en mayor proporción, aunque sin la claridad necesaria para imponer condiciones sobre un rival como Huracán, que se siente cómodo en este cuadro de situación. Asustó entonces el Lobo un par de veces, pero atención porque de contra, el visitante, también inquietó y pudo aumentar.

Con estos matices, el conjunto Tripero, golpeado por el reciente empate-derrota, se puso también a la altura de uno de los protagonistas centrales de la presente Superliga, pues Huracán aparece como una de las amenazas más serias que a esta altura de la temporada tiene el puntero Racing. Lo que no es poco para el cuadro que dirige Pedro Troglio, que tras el receso de fin de año deberá retomar la competencia con la necesidad de sumar puntos para alimentar su bajo promedio, en parte producto de la desatención que significó su gran campaña en el “más federal de los torneos”.

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Para este volver a empezar, en la escuadra albiazul se produjo la salida de Lucas Licht, que en Mendoza se movió como volante, y en su lugar ingresó Bonifacio, para darle mayor tránsito a la pelota sobre el carril derecho, permitiendo a la vez el adelantamiento de Ayala, a quien su buena reaparición en la Copa Argentina le devolvió el protagonismo que había perdido tras un comienzo en el cual, básicamente, no respondió desde el punto de vista físico.

El paraguayo se repartió el ancho del campo de juego con Lorenzo Faravelli, Maximiliano Comba y Fabián Rinaudo, que por momentos impusieron condiciones, y hasta consiguieron desbordar a la estructura defensiva que esperaba. Pero eso no ocurrió todo el tiempo, ya que en otros pasajes fueron superados en las salidas rápidas de un Huracán que cruzó con velocidad esa franja, y causó desacoples en la última línea albiazul.

Auzqui, Israel Damonte e Iván Rossi fueron los medios de Huracán, con tantos altibajos como sus colegas Triperos, con quienes compartieron aciertos y errores, no obstante lo cual, en este caso, las aperturas para Walter Pérez y Andrés Chávez, quien debió ser reemplazado por una lesión muscular, sacudieron a los que esperaban, porque Lucas Gamba resultó otro objetivo difícil de neutralizar.

Gimnasia volvió a ser un equipo todo corazón, que del esfuerzo hizo su bandera, y desgastado por un muy intenso cierre de año, fue igual por todo, contra un equipo sólido, que continuó esperando en terreno propio para salir rápido y agarrar por lo general mal parada a una defensa que cambió de fisonomía cuando antes del primer cuarto de hora del segundo tiempo Lucas Licht ingresó por Bonifacio.

Con el Bochi en cancha, el Lobo fue el mismo que comenzó la final contra Central, porque la posición de lateral derecho volvió a corresponderle a Ayala, y la idea de Troglio obviamente fue la de alcanzar el equilibrio perdido, porque muy temprano, el partido quedó inmerso en un peligroso ida y vuelta, abierto para cualquiera.

La segunda movida en Gimnasia fue el ingreso de Jan Carlos Hurtado, y el venezolano, que había dejado una buena imagen contra River, en la anterior presentación por la Superliga, más los minutos que sumó contra Central, por la Copa Argentina, también le rompió el orden a la defensa del Globo, que pronto zafó cuando el venezolano le entró a un tiro libre cruzado por abajo por quién? Por Víctor Ayala, obvio, el dueño de cada jugada de pelota parada.

Al tramo final llegaron sin un formato definido de juego, ambos, y en ese golpe por golpe, Huracán sacó ventaja en una réplica que mostró como imagen final a Patricio Toranzo apareciendo libre de marca por la izquierda, y prácticamente a la vuelta, a lo guapo, Silva buscó a Hurtado por el medio, Marcos Díaz tapó abajo, la pelota levantó vuelo y Maximiliano Comba completó de cabeza.

¿Basta? No, nada que ver, ninguno se conformó con el empate, y físicamente disminuidos, en particular el Lobo, continuaron ese partido de un arco al otro, tan al alcance de uno como del otro. Con poco resto, apurados, equivocándose, pero con tantas ganas, que el empate pareció ser un premio menor a semejante despliegue.

Para Gimnasia fue darle continuidad al crédito que su gente le transmitió ni bien asomó en la cancha, y lo despidió con la esperanza de reanudar en 2019 este buen final de año, a la vez que interrumpió también, en la Superliga, una serie de cuatro derrotas, que fueron las sufridas contra Belgrano, Racing, San Martín de San Juan y River, en este caso con una formación alternativa, tras haber eliminado a los Millonarios en semifinales de la Copa Argentina.

A propósito de aquel cruce con River en Mar del Plata, este 2-2 contra Huracán tuvo puntos de coincidencia con aquel encuentro, empezando por el resultado final y la progresión, siempre con el rival sacando ventaja. Un detalle más para calificar con un aprobado a un Lobo que superó rápido el dolor propio de la final que pasó.