Buscan que la industria tenga más peso en la formación de las escuelas técnicas

“Estoy haciendo la práctica en Peugeot. Y me han asesorado sobre cómo encarar una reparación desde la casa central de París. Eso no se consigue ni en la mejor escuela”. El testimonio de Agustín Pérez Masio, estudiante de 7º año del Albert Thomas a punto de graduarse como Técnico en Automotores, es más que elocuente sobre la importancia de la industria en el proceso formativo de los alumnos de escuelas técnicas.

Con el objetivo de aumentar la cantidad de convenios entre empresas y colegios, lo cual beneficiará a los más de 3 mil estudiantes de escuelas técnicas de la Región, la cartera educativa nacional hizo un acuerdo con la de Trabajo y la AFIP que permitirá a las Pymes y grandes firmas dar de alta a los practicantes, asegurarlos bajo sus condiciones (hoy la cobertura la brinda casi siempre el ministerio), hacerlos partícipes de beneficios a la par de sus trabajadores (transporte, comedor, tiempo de descanso, entre otros) y, fundamentalmente, contratarlos al finalizar la práctica -si así lo desean- casi en forma automática.

“Este fue el año que tuvimos más vacantes en empresas desde que comenzaron las prácticas profesionalizantes”, dijo Ludmila Suárez, quien “por un problema físico” no puede estar en el taller de la empresa Walter (embrague, suspensión, frenos). “Pero estoy en el área administrativa y hoy conozco autos que no sabía que existían, así como el detalle y funcionamiento de cada pieza”. A su lado, Carlos Balbuena coincidió en que 2019 fue el ciclo lectivo con más prácticas en empresas, aunque sostuvo, en coincidencia con el resto de sus compañeros y compañeras, que “falta mucho, porque la mitad las hacemos en el sector privado y la otra mitad en la escuela”.

Es que, cuando arrancó el 7º año de prácticas profesionalizantes, en 2010, no pocas firmas del sector privado se mostraron reacias a tomar alumnos. “Todo lo nuevo genera temor. Este proceso será largo”, dijeron en ese momento directivos y profesores. Y lo fue. Y aún falta. Por ello, el convenio entre Educación, Trabajo y la AFIP aparece, a priori, como un buen paso.

“La medida viene a resolver una vieja demanda de los empresarios, quienes siempre manifestaron su necesidad de reconocer y registrar a los estudiantes-practicantes de acuerdo a lo establecido en la ley laboral vigente”, apuntó el titular del INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica), Leandro Goroyesky. “Con este paso apostamos fuertemente a que más empresas y más escuelas den un paso al frente. Necesitamos que los futuros técnicos y profesionales se formen cada vez más en el sector privado”, opinó el funcionario en diálogo con este diario.

“A los chicos y chicas se les facilitaría la inserción en el mundo laboral”, proyectó el director del colegio industrial de 1 y 58, Sergio Figueiredo, para detallar que hoy mantienen convenios con 22 empresas y con grandes hospitales, como el Gutiérrez y el Bollini, entre otros sitios.

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Juan Bautista Puga, alumno de la orientación Electromecánica, es practicante en Biogas. Y fue muy claro a la hora de ejemplificar la importancia de esa experiencia: “Si en el colegio te equivocás, lo hacés de nuevo al otro día y listo. Si te equivocás en la empresa, eso significa pérdida de plata”.

Sebastián Omentari está en el área Repuestos de Renault. “Somos los que nos ocupamos de los pedidos de todo el país. La responsabilidad que eso implica sólo la aprendés en una empresa. Así como a organizarte, porque los services se planifican unos días antes, y cuando entra el vehículo tiene que estar todo listo. Que eso salga bien o mal depende de uno. Por eso, toda la teoría sirve y mucho, pero la práctica es fundamental”, resaltó. Agustina Delle Ville -Peugeot- fue tajante. “Yo sabía cómo eran y para qué servían todas las piezas, pero nunca las había tenido en las manos. La práctica que adquirís; el trabajo diario con la última tecnología, y el currículum que obtenés, no te lo puede dar el colegio”, subrayó, para coincidir con Ludmila sobre el respeto y el trato igualitario que tiene como mujer.

Juan Ignacio Perazzo es practicante en Toyota. “La estructura de trabajo y el orden que tiene la empresa te da una idea sobre cómo trabajan y entienden las cosas los japoneses. Además, son muy cuidadosos con todo lo referente al medio ambiente. Esas cosas te nutren. Te forman”, destacó.

“La teoría es la base. Pero si el día de mañana no tenés en tu currículum equis horas de trabajo en una industria, es muy difícil que te tomen en algún lugar”, acotó Martín Mora (Renault).

De hecho, al egresar, los estudiantes reciben su título de técnicos y “certificaciones” que les entregan las empresas. “Y eso, a la hora de buscar trabajo, los posiciona en un mejor lugar para obtener empleo”, añadió Goroyesky desde el INET.

Vale recordar que la Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058/05 establece que los alumnos, como parte de su formación, tienen la “obligación” de realizar prácticas que les permitan obtener experiencia laboral y vinculación con el mundo del trabajo (artículos 11, 15 y 16). En séptimo de las escuelas técnicas tienen que completar 200 horas como mínimo.

Nahuel Romero, practicante de Renault, y Francisco Molina, de Biogas, también abogaron por más convenios con la industria, porque hoy, en la Región, son 3.043 los chicos y chicas que hacen prácticas profesionalizantes, pero solamente una parte las desarrolla en empresas.

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