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Información General |El rol de los vecinos para que el lugar se conserve sin alteraciones

Verde Mundo, un oasis que resiste al sur de Mar del Plata

En esa codiciada región de La Feliz, donde las principales marcas tienen espectaculares paradores, hay una playa que pelea por seguir siendo pública y silvestre

Verde Mundo, un oasis que resiste al sur de Mar del Plata

Verde mundo, una playa silvestre que se mezcla entre los paradores top del sur de Mardel / R. Acosta

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

26 de Enero de 2020 | 01:49
Edición impresa

ENVIADO ESPECIAL A LA COSTA ATLÁNTICA

 

Al sur del Faro, en medio de los balnearios más ostentosos de Mar del Plata, un oasis: Verde Mundo, una playa pública, al natural, sin paradores top, sin 4x4, sin música a todo volumen ni recitales en vivo, envuelta en dunas y acantilados, protegida por la reserva forestal del Barrio San Jacinto, resiste orgullosa los nuevos tiempos. Y “resiste” es la palabra clave en el asunto: su existencia no se debe a un olvido, una omisión, sino a la lucha a brazo partido de una asamblea de vecinos autoconvocados que evitaron que la playa a la que fueron toda la vida tuviera el mismo destino que sus vecinas y fuera privatizada.

La playa había sido manejada hasta hace una década por una ONG, Green World, pero hace diez años comenzaron los embates para privatizarla, continuando con la tendencia imperante en las playas al sur del Faro. Allí, las principales marcas han instalado sus paradores y ofrecen todo tipo de servicios VIP alejados del mundanal ruido del centro marplatense.

Los balnearios, claro, ocupan con sus carpas y sombrillas buena parte de la costa: durante años, en Mar del Plata tuvo lugar una privatización de hecho, cuando esos balnearios que concesionaban esas playas públicas llegaban hasta el mar con sus sombrillas y carpas, sus bares y piletas.

Pero los vecinos querían defender su espacio natural, su playa silvestre, desprovista de una explotación que conlleva una necesaria exclusión por la vía del bolsillo.

Por eso, se autoconvocaron para impedir por los hechos que alambren el predio y se privatice hace casi una década. Y la lucha siguió luego por vías institucionales, donde descubrieron que se quería privatizar el balneario con un criterio que “no era legítimo”.

Así explica Tomás Isacch, marplatense que estudió Derecho en La Plata y que hizo el curso de guardavidas en nuestra ciudad. Hoy es guardavidas de Verde Mundo, además de ser parte de la asamblea que se enfrenta “al avance de las privatizaciones de las playas del sur”.

La privatización, cuenta, era posible en algunas playas que eran propiedad de una tradicional familia marplatense, fundadora de la ciudad, pero “este balneario siempre había sido público. Y sosteníamos que como lo habíamos conocido nosotros, tenían que recibirlo nuestros hijos, teníamos esa responsabilidad”.

Mantenido por los usuarios

Así se juntó gente de “distintos orígenes”, para forjar un balneario mantenido por los usuarios. “Cada uno hace su aporte”, explica Isacch. “Cada uno se lleva su basura, se encarga de que no se haga fuego”. Además, dan clases de yoga, ofrecen visitas guiadas a la reserva a las escuelas, hay talleres sobre medio ambiente, una escuela de surf barrial. Todo, gratis.

La asamblea lleva ocho años sosteniendo el balneario, uno de los secretos mejor guardados de la costa marplatense. En este tiempo, dice Isacch, soportaron “varios embates del sector privado”: el sur de Mar del Plata es una zona de gran valor, donde se encuentran instaladas marcas de autos y camionetas, de bebidas y hasta boliches.

Zona exclusiva

Codiciada por su amplio frente marítimo, la belleza de sus playas y su lejanía de los balnearios principales, lo cual le da exclusividad a la zona, los privados quisieron incluso “cerrar el predio, vinieron a tirar árboles, pero siempre, afortunadamente, la gente ante esas situaciones activa y frena esos abusos”.

Y así protegieron un espacio al natural en medio de una creciente urbanización y explotación de la costa de La Feliz. Isacch dice que, al descubrir ese oasis en medio de tanto parador top, un debate se da necesariamente “en la cabeza de cada uno de los que viene: cómo esto, siendo algo público, es una experiencia hermosa, sin explotación”.

Y cierra: “Las playas públicas son un derecho natural, pero eso no se respeta en algunos balnearios, que incluso excluyen a la gente. Acá es todo lo contrario”.

 

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