La historia de Adrián Suar y Julieta Díaz, en la costa

"El año que viene a la misma hora", la comedia que protagonizaron con éxito en el invierno porteño Adrián Suar y Julieta Díaz, fue reestrenada en el remodelado teatro Roxy de Mar del Plata y llevó a la costa todo el romanticismo, con mucho humor y algo de dramatismo, de una historia que gira en torno al único encuentro que anualmente tienen dos amantes furtivos.

La sala del Roxy, imponente y con su millar de butacas ocupadas, estalló en un gran aplauso cuando los protagonistas salieron para el saludo final desde el gran escenario en el que lució durante toda la obra una sola pero bien lograda escenografía que recrea una cálida cabaña a orillas del océano.

A 30 kilómetros de Mar del Plata, en Chapadmalal, allí se desarrolla la historia en varios actos que representan, cada uno de ellos, sucesivos encuentros de esta extraña pareja de amantes conformada por un contador meticuloso, algo timorato y estructurado, y una ama de casa común y corriente.

Cada acto se separa con la proyección, sobre la pantalla-telón gigante que ocupa todo el ancho del escenario, de imágenes de personajes y sucesos que marcaron la historia del país, acompañada por la música adecuada para dar la sensación del paso de los años.

Y los años también van marcando a los amantes, transformándolos, a veces para bien y otras no tanto; cambiándolos como cambian sus vidas durante el año menos dos días en que no se ven.

Pero más allá de las sorpresas que depara cada nuevo encuentro, el amor y la pasión permanecen invariables al igual que ese lejano horizonte marino que se ve desde la ventana de la cabaña. También se observó en este estreno estival la buena química entre el actor y la actriz, reforzada por las varias funciones que desde junio vienen realizando en el porteño teatro Maipo, puesto en valor por el productor Lino Patalano, quien también dirigió la recuperación del Roxy marplatense.

Un sonido impecable, rubro que generalmente requiere ajustes tras la primera función, sobre todo en una sala de dimensiones importantes, y adecuada iluminación, también respaldaron este bello producto dirigido por Marcos Carnevale, quien también lo adaptó junto a Lily Ann Martin a partir del texto del estadounidense Bernard Slade.

El vestuario propuesto por Pablo Ramírez también es importante para marcar el paso de los años y cómo el tiempo y los sucesos van moldeando la personalidad de Juan y Doris. La propuesta, además de hacer reír y emocionar, plantea interrogantes sobre el amor y la pasión, la culpa y los remordimientos, pero sobre todo a la fidelidad: ¿Ser fiel al cónyuge puede significar ser infiel con nuestros más profundos sentimientos?