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Espectáculos |Rockero, escritor y, ahora, hombre de teatro

Andy Chango: “El humor es una herramienta revolucionaria para mover un poquito las piezas”

El multifacético artista llega a la Ciudad esta noche con su unipersonal, “El hombre nada”, donde convierte en risa sus preocupaciones

Andy Chango: “El humor es una herramienta revolucionaria para mover un poquito las piezas”

Andy llega esta noche a la Ciudad / web

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

19 de Abril de 2018 | 04:29
Edición impresa

El inclasificable Andy Chango está de vuelta en el país: el rockero y provocador televisivo mostrará esta noche, desde las 21 en Brothers -55 entre 10 y 11-, una nueva faceta al pararse en el escenario y ensayar un unipersonal con música que ha dado en llamar “El hombre nada”.

¿Por qué? “Cuando emigraron mis abuelos, un funcionario de aduanas escribió mal el apellido: mi abuelo dijo ‘Fireman’, que es un apellido clásico que quiere decir bombero, y él anotó ‘Fejerman’. Ese flaco me convirtió en ‘el hombre Fejer’, es decir ‘El hombre nada’”, revela Andrés Fejerman, el hombre detrás del alias, y cuenta en diálogo con EL DIA que la historia del título del show también “tiene que ver con mi presente: estoy en un momento de la vida donde no anhelo nada, solo que no me hinchen las pelotas, y me defino más por lo que no soy que lo que soy. Ya no me siento ni músico, ni actor, ni mediático, ni argentino ni español, ya no me siento de River, de Boca. Creo que estoy encontrando lo que soy a través de lo que no soy: lo que queda dejando de lado todas esas tonterías que tienen que ver con el tiempo, el espacio, la cultura, es lo que creo que es mi ser individual, que es lo que estoy buscando. ‘El hombre nada’”.

Chango aclara que “no es un stand up” (“no me gusta la palabra: la asocio con un flaco canchero con dientes blancos, una botella de agua mineral y un taburete”) sino un espectáculo más teatral, donde “mi filosofía de vida, si es que la tengo, está absolutamente plasmada”. El show se compone de una serie de monólogos y números musicales (incluye una “cumbia existencial”) donde da sus punzantes pareceres “de Dios, del sexo, del Alzheimer, de la policía, del alcohol y la droga, del trastorno bipolar... Todo burlándome de mí mismo. Lo bueno del espectáculo es que a diferencia de la experiencia televisiva, donde me pagaban por burlarme de los demás, acá me río de mi mismo, lo que considero una forma de humor mucho más digna, e incluso más graciosa”-

“Hablo de cosas que mucha gente pensará que son políticamente incorrectas, pero que yo considero que son políticamente súper correctas”, agrega Andy, “porque lo que es incorrecto es la política, la policía, la Justicia, las religiones, los pederastas, cosas que no puedo creer que sigan existiendo”: esa veta inconformista es lo que provocó el auge, en un tiempo remoto que él ya olvidó, del personaje televisivo también llamado Andy Chango. Apareció en TV defendiendo la legalización de la droga, lo que el denomina “sólo el principio” de algo que desarrollaría en una defensa de todas las libertades, porque “de la piel para adentro manda uno, como dijo Escohotado”.

Así, el espectáculo se pasea por temas “densos”, pero siempre desde la lógica del humor. “El humor es todo para mi”, dice. “”Es una herramienta revolucionaria, para mover un poquito las piezas, dentro de lo que se puede en el mundo en el que vivimos; y también es catársis pura para mi. Los temas que trato son los que me angustian: convertirlos en humor en vez de en drama me parece fundamental”.

El show, cuenta, nació cuando otro Andy Chango, el escritor, escribió “Indianápolis”, su libro de crónica de viajes que evocaba el “periodismo gonzo” y que le permitió “soltar la pluma” y lanzarse a escribir sus propios monólogos y crear una nueva encarnación de su infinita personalidad. ¿Hace lo que se le da la gana? “No en el sentido infantil... porque en ese sentido no haría nada”, afirma, y advierte que “si hiciera solo lo que me da la gana, estaría todo el día chupando y pasándola bien. Intento hacer cosas y pertenecer a este mundo, porque mi hija y mis seres queridos están en este mundo: entonces hay que insertarse, lamentablemente, en esta penosa construcción que se llama la realidad. Y dentro de eso, trato de hacer lo que me gusta”.

También, acepta, “soy muy curioso... y me aburro fácil”, lo que ha incidido notablemente en su ecléctica y siempre hilarante trayectoria. “El rock hace 20 años que me aburre, y eso no quiere decir que no disfrute de una canción de Lou Reed, o de juntar a la banda y tocar. Pero no me siento rockero, no me interesa”, dice. Además, cuenta, “la escritura fue un esfuerzo muy grande para un beneficio pequeño. Y la televisión me quemó la cabeza”.

LA TELEVISIÓN

“Lo interesante de la tele es la popularidad que te da para luego hacer otra cosa: en general, cuando trabajás en televisión sos un muñeco. Son todos muñecos. El productor que me contrató me dijo: ‘La televisión es una picadora de carne’. Yo no entendía lo que me decía. Dos años más tarde me había convertido en una hamburguesa de 61 kilos”, se ríe del pasado, donde, además, le tocó quedar encasillado políticamente de un lado de la grieta por trabajar en un canal entonces oficialista. “Fue un triste malentendido”, dice, cada vez más apesadumbrado al recordar su paso por la caja boba. “Yo tengo mis opiniones políticas forjadas de la Antigua Roma: para mi todos los políticos son una basura”, afirma contundente, habla de “ciclos eternos de corrupción y tiranía” y de “círculos de poder”, y aunque acepta que algunos gobiernos “me caen más simpáticos que otros”, “no tiene nada que ver con pertenecer, como voy a pertenecer yo a un movimiento político cuando considero que son todos mentirosos. La política es el arte de la mentira, no hay posibilidad de conseguir un cargo importante sin haber mentido durante toda tu juventud”.

“Me cago en todos los políticos, pero las causas concretas las defiendo, me comprometo con causas que considero dignas en un mundo donde no hay Justicia. Pero eso no tiene nada que ver con ponerse una camiseta”, agrega, y dice que si bien esto de las grietas es una tendencia mundial, “en Argentina es más exagerado: a veces te da la sensación de que acá se vive en un micromundo, están todos volviéndose locos, si sos K, si no sos K. Están tan atrapados con la grieta que se olvidan que en el mundo pasan otras cosas: lo noto cuando vuelvo España y veo el cambio climático, los misiles que tira el de Corea, las cosas que dice Trump... Mientras acá se matan a puteadas por la cosa interna, el mundo se está yendo a la mierda y acá a nadie le importa”.

¿Se arrepiente Andy de su paso por la tele? “Para mi fue una etapa: evidentemente, cuando trabajé en la tele ejercí cierta forma de prostitución, pero eso lo hacemos todos. Cualquier persona que pone su cuerpo al servicio de un jefe se está prostituyendo, no entiendo la diferencia entre la prostitución tradicional y la prostitución mental o corporal, que ejercemos todos los ciudadanos. Yo trato de hacerlo lo menos posible, pero esos dos años en la tele fueron claramente de prostitución. Prostitución alegre, bien acompañado y con bastante libertad”, lanza.

Tras la música que ya lo aburre aunque siempre vuelve, tras la tele y los libros, “ahora estoy probando con el unipersonal, un formato muy agradable, estoy solo, escribo mis textos, tengo el vestuario en una maleta, voy con mi teclado a pilas. Me siento absolutamente independiente”, revela Chango, que viene de mostrar “El hombre nada” en España y que emprenderá ahora una gira por Argentina.

 

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