Cepo al gol

Sin goles, y con muy poco juego, casi nada, pasó ayer el primero de los tres superclásicos diagramados en el marco del campeonato oficial de Primera y la Copa Libertadores, respectivamente. El Monumental fue el epicentro del primero de los referidos cruces, por Superliga, que mostró a un River más protagonista, pero a un Boca consiguiendo su cometido.

Volvieron a encontrarse después de la gran final por la Copa Libertadores 2018, que terminó de jugarse en Madrid, y con la cabeza puesta en otro enfrentamiento copero eliminatorio, diagramado por la Conmebol para el mes que viene, en este caso semifinales, jugaron casi para cumplir, porque la idea central fue no perder.

En este verdadero prólogo de los dos superclásicos más significativos del año, River dispuso de las mejores chances para alcanzar la victoria, aunque no pudo quebrar la paridad que Boca hizo todo lo posible para sostener a partir de un planteo en extremo cauteloso, el cual le permitió generar una situación de peligro cierto con el final a la vista, cuando Carlos Tevez dispuso de un tiro libre en la puerta del área.

En este marco, el choque más importante del fútbol argentino entregó en la víspera una versión completamente deslucida del juego. Con un predominio casi total a cargo del conjunto dirigido por Marcelo Gallardo, que agotó sus energías en el último cuarto de hora, cuando seguramente el esfuerzo desplegado el jueves en Asunción, contra Cerro Porteño, le pasó factura, a favor de la formación dispuesta por Gustavo Alfaro, que a esa altura de la tarde arriesgó más en ataque con los ingresos de Sebastián Villa, Emanuel Reynoso y Carlos Tevez.

Boca, desde que la pelota comenzó a correr, se cerró en la última línea y River, más fresco, por lo menos desde la intención, no pudo romper esa resistencia. La idea Xeneize fue clara desde comienzo, con un 4-1-4-1 como cerrojo para el arco de Esteban Andrada, que prolongó su largo invicto.

Con este panorama, rápido quedó expuesta la idea de una formación local dispuesta a jugar en velocidad, generalmente a un toque, lo cual no prosperó porque la mayoría de las veces esas jugadas se vieron interrumpidas por faltas. Enzo Pérez fue el encargado de mover los hilos ante un rival que apostó justamente al corte y a las réplicas diagramadas desde la pelota parada y el pelotazo largo.

LE PUEDE INTERESAR

Gimnasia analiza a fondo la elección del DT, sin margen de error: Maradona responde en una semana

LE PUEDE INTERESAR

Después de mucho tiempo Estudiantes pelea en la zona baja

Con Ignacio Fernández como principal referente en los metros finales, porque Rafael Santos Borré y Lucas Pratto fueron borrados por los centrales, River desarrolló un par de situaciones que lejos estuvieron de comprometer la seguridad de un arquero que pronto se apoderó del récord histórico en lo referido a la valla invicta.

Recién en el tramo final, Boca pudo moverse con mayor comodidad, sin que eso significara un adelantamiento sobre el terreno de juego, y la tendencia inicial se repitió en la segunda etapa, cuando se sucedieron situaciones de mediano riesgo a cargo de Ezequiel Palacios, Lucas Martínez Quarta.

¿Boca? Poquito, casi nada. Mostró algún tipo de presencia en ataque cuando se animó a pegarle Alexis Mac Allister y sobre la hora, cuando el empate sin goles estaba sellado a fuego, con un tiro libre de Tevez, el tercer cambio pensado por Alfaro, quien primero había mandado a la cancha al colombiano Villa y después a Reynoso.

En definitiva, el equipo de Alfaro nunca se salió del libreto, ni siquiera cuando el nombrado Reynoso, un jugador de creación, entró por el italiano Daniele De Rossi, quien lejos estuvo de repetir el protagonismo alcanzado en las presentaciones anteriores.

Las modificaciones en el equipo boquense, que se completaron con Villa y Tevez, permitieron suponer en un momento que considerando el desgaste de River en el viaje de la semana a Paraguay, para jugar contra Ferro, podía favorecer un despliegue final, pero el juego lo desmintió. La apuesta por el 0 a 0 no se alteró, y como River se quedó sin energía, quebrar la paridad no le fue posible, lo cual le causó cierta decepción.

Tevez quedó afuera del equipo, y fue la tercera modificación dispuesta por Alfaro en el Monumental

Los hinchas de River utilizaron el partido para mofarse del rival de toda la vida en el primer Superclásico tras la final histórica en Madrid y en algunos pasajes se enojaron con Fernando Rapallini, el árbitro al que le cuestionaron una infracción “para expulsión” del venezolano Jan Hurtado.

Volviendo entonces al punto de partida: la antesala de los cruces por Copa Libertadores en semifinales entre River y Boca dejaron con ganas de ver algo de fútbol ayer en Nuñez. La tarde superclásica esta vez solo encontró marca y las emociones quedaron de lado, pues el único que propuso no alcanzó a exhibir los argumentos suficientes como para imponer condiciones.

En la presente Superliga, los Millonarios llevan ahora dos partidos sin ganar, porque en el anterior cayeron de locales frente a Talleres, y con ocho puntos perdieron contacto con el único puntero de la competencia: San Lorenzo, 13 unidades.

El Xeneize, que venía de ganarle con angustia a Banfield, mantuvo la condición de invicto, aunque perdió la punta, ya que la cosecha de 11 puntos lo deja como escolta de los azulgranas en una competencia que de todos modos está en sus primeros capítulos.

Si mostraron o no ayer todas las cartas en el Monumental, o por el contrario los cañones apuntaron a la eliminatoria por el pasaje a la final de la Copa Libertadores, se verá posiblemente en su momento, cuando vuelvan a encontrarse el encuentros de ida y vuelta.

River-Boca se volverán a ver el martes 1 de octubre, a las 21:30, en el Monumental, por el partido de ida, y el martes 22, a la misma hora, en la Bombonera, por la revancha. Es lo que se viene después de un aperitivo que ayer no dejó casi nada para rescatar, porque la cabeza de ambos equipos, y hasta de su gente, estaba en otra cosa.