A las 13,30 del 8 de octubre de 1967, en la Quebrada
del Yuro, en Bolivia, el Che Guevara comenzaba su último combate. Tenía
39 años y peleó con el coraje de siempre, cubriendo a su ya diezmada tropa,
en primera línea de fuego, defendiendo a sus heridos y posibilitando la
retirada de los que sobrevivieron a su fracasado intento de crear un Vietnam
en Sudamérica. Antes del anochecer, con una pierna atravesada por un balazo
que le impedía caminar, su fusil destruido por un disparo y sin proyectil
para su pistola, el Che cayó prisionero del ejército boliviano. Lo llevaron
a una escuela abandonada de La Higuera en donde lo mantuvieron prisionero
por unas horas. Lo ejecutaron en las primeras horas del 9 de octubre dando
nacimiento a uno de los mitos más fuertes y perdurables del siglo XX.
Ernesto Guevara de la Serna nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, en
el seno de una familia acomodada pero de pensamiento progresista. Con
su familia vivió en Córdoba y en la capital federal, estudió medicina
y libró un conmovedor combate contra el asma exigiéndose en los deportes
más fuertes, como el rugby. Diego Bonadeo cuenta que siendo un chico su
función era guardar el inhalador. Cada 15 minutos él corría hasta donde
estaba el juez de línea, él le daba el inhalador, aspiraba y seguía corriendo.
Siempre se esforzó por superar los límites. A los 12 años recorrió el
país a dedo con un amigo. A los 23 recorrió Sudamérica, se topó con una
realidad que desconocía y que despertó en él inquietudes sociales y políticas.
Volvió al país para recibirse de médico y con el título volvió a partir
en busca de aportar desde una medicina social y de buscar respuesta a
las injusticias sociales. Recorrió los países del Pacífico y en 1953 arribó
a la Guatemala de Jacobo Arbenz, presidente progresista que mantuvo un
enfrentamiento con la política de los Estados Unidos en plena guerra fría,
que derivó en su derrocamiento por un golpe de Estado. Ernesto Guevara
había adherido totalmente al gobierno de Arbenz y se había vinculado con
algunos jóvenes militantes con los que quiso armar una resistencia. Fracasó
en su intento y marchó a México y allí cambió su historia.
En la capital mexicana conoció a sobrevivientes del ataque al cuartel
de Moncada, operativo en el que cayó prisionero Fidel Castro. En esas
reuniones empezó a escuchar hablar del abogado cubano que enfrentaba con
un puñado de jóvenes a la poderosa dictadura de Batista. Se casó en México
con Hilda Gadea, una economista marxista peruana a la que había conocido
en Guatemala. En México para vivir trabajó de fotógrafo ambulante hasta
que pudo ejercer su profesión. Realizó investigaciones sobre alergia y
sobre políticas sanitarias y hasta presentó un trabajo en el Congreso
Mexicano de Alergia sobre alimentos semidigeridos que se leyó y fue publicado
en una revista científica. En 1955 sus amigos cubanos le presentan a Raúl
Castro y éste a su hermano Fidel que lo describiría más tarde: "Era un
estudioso del marxismo, autodidacta, muy estudioso, era un convencido".
El 25 de noviembre de 1956 junto a un grupo de cubanos, partió en el Granma
desembarcando en las playas de la provincia de Oriente, el 2 de diciembre.
La aventura épica que se llamaría revolución cubana y que influenciara
a los jóvenes de todo el mundo, había comenzado. Pelearon en situaciones
adversas desde que pusieron pie en Cuba, fueron bombardeados, carecían
de armas apropiadas. El Che fue herido gravemente. Sin embargo, la lenta
lucha de aquel puñado de jóvenes que sobrevivieron al feroz recibimiento,
culminó exitosamente y fue seguida con simpatía por todo el mundo. Incluso
la estadounidense revista Life, caracterizada por su fidelidad a las políticas
norteamericanas, les dedicó un número y catapultó a la fama a aquellos
jóvenes barbudos y desaliñados, de pelo largo, que combatían contra un
dictador. El Che participó en numerosos combates, siempre en el frente
de batalla, como los de La Plata (17 de enero de 1957), El Uvero (28 de
mayo), Bueycito (31 de mayo), El Hombrito (30 de agosto), Mar Verde (29
de noviembre), Altos de Conrado (8 de diciembre), Pino de Agua (16 de
febrero de 1958). El Che, como se lo empieza a denominar, ya es comandante
y desarrolla múltiples tareas. Dirige una de las columnas que va liberando
poblaciones y librando combates por toda la isla. Veintiún combates se
incluyen en su historia militar en Cuba en donde sobresalió por su valentía
temeraria, voluntad, sacrificio e inteligencia para plantear el combate.
Lo demás es historia conocida. Lideró la reforma agraria e industrial
en Cuba, fue ministro, manejó el Banco de Cuba, representó a su gobierno
en recordadas conferencias internacionales, como la realizada en Punta
del Este. Según cuentan, discrepó con Castro por su relación con la Unión
Soviética. Guevara pretendía -se afirma- una Cuba alineada con los países
del Tercer Mundo y no con los polos que confrontaban en la guerra fría.
Eran los años 60, tiempos de liberación de las colonias, de las teorías
de Fannon. Un tiempo en donde ser realista era pensar en lo imposible,
como se escribió en el mayo francés. En donde los sueños eran esencialmente
plurales y no individuales. Se alejó de Cuba y tejió la idea de crear
cientos de Vietnam. Anidó en Bolivia y allí lo dejaron solo. Murió peleando
y defendiendo sus ideas. Como escribió a sus padres en la despedida (ver
"Las tres cartas de despedida"),
"muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente,
y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades". Lo enterraron
en una fosa común que permaneció en secreto hasta hace 5 años.
El cuerpo del Che, como fue exhibido por los militares bolivianos. A la
izquierda, un grupo de antropólogos trabajando para hallar su cadáver.
Entre ellos, el platense Alejandro Incháurregui
Para comentar suscribite haciendo click aquí