Promesa del ballet: es platense, tiene 12 y entró al Colón con puntaje perfecto

Su orgullosa mamá, Aldana, repasa de arriba a abajo la fototeca de su teléfono para buscar los registros que prueban que Gerónimo Gael Mitre Mercuri, su hijo menor, el que desde febrero será parte de la carrera de Danza Clásica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, ya tenía aptitudes para el baile. A pesar de que lo encuentra, y muestra entre risas un video en el que el nene, que recién comenzaba a caminar, se movía con el ritmo que muchos otros no logran conseguir en toda la vida, ya demuestra a los 12 años el porte, la presencia y el andar de un verdadero bailarín clásico.

Las pruebas de admisión fueron semanas atrás en el Teatro Colón, durante toda una jornada, en la que en varias etapas una mesa examinadora le hizo una especie de “autopsia en vida”, entre estudios físicos, exámenes audio rítmicos e improvisaciones... Pensó, Gerónimo, que le había ido mal. Lloró de angustia, incluso. Sin embargo, esa espera que le pareció eterna, en la que masticó ilusiones, nervios y reproches por las piruetas que pensó podría haber hecho mejor, valió la pena: aprobó con el voto unánime del jurado (100%).

El Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISATC), prestigiosa institución que funciona desde la década del 60, y del que han salido grandes figuras como Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Paloma Herrera, Marianela Núñez, Ludmila Pagliero y nuestro Iñaki Urlezaga, funciona como una escuela paralela, de la mañana hasta el mediodía, de lunes a viernes. Por eso será tanto para Gerónimo, como para su familia, todo un esfuerzo.

Oriundo de Los Hornos, el nene acaba de terminar la primaria en el Colegio Agustín Roscelli con el orgullo de haber portado, en el último acto escolar, la bandera Bonaerense, por elección de sus compañeros. Es Gerónimo, que también ha probado suerte en deportes como la natación y el básquet (la disciplina de su hermano mayor y referente, Lenel), querido en el aula y en la escuela aunque hubo un tiempo en el que no la pasó bien.

“Le costó al principio”, cuenta su mamá, “por el tema que la actividad que eligió, algunos nenes no estaban acostumbrados, y sufrió bastante”. Padeció lo que antes llamábamos cargadas, y ahora se denomina bullying. Hasta que, en un acto de fin de año, una maestra le ofreció ayudarle en la coreografía de un acto escolar y su primer maestro y mentor, Marcelo Blanco, lo ayudó a montar un cuadro artístico que él protagonizó y que dejó a todos con la boca cerrado. Desde ese momento, todos cambiaron la actitud y la opinión con respecto a él.

Identificado con la historia de la película “Billy Elliot”, entre sus ballets preferidos está “La Bayadera” y entre sus mayores virtudes está en entrechat, el primer salto que aprendió y el que, seguramente, le abrirá varias puertas.

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De pocas pero certeras palabras, “Nimo”, como lo llaman los cercanos, cuenta que el año pasado quiso hacer la prueba de admisión para el Colón pero quedó en eso: un deseo. “Sentía que no estaba preparado y no me anoté”, confiesa, en diálogo con EL DIA, y cuenta que se preparó durante todo este 2018 que ya se acaba con la certeza de que la siguiente vez lo iba a lograr. “Estaba convencido que iba a entrar”, admite. Y así fue.

Todavía Aldana, que está al frente de su “familia de tres”, no sabe cómo se van a organizar. El esfuerzo será grande, con madrugones diarios, varias horas de viaje, las clases en el Colón y, después, las materias del secundario. Quizás pueda convenir una modalidad de cursada reducida -porque el Colón va de 7.30 a 12.30- o, como hacen muchos, apelar a un plan libre. Ella está convencida de que apoyarlo vale la pena porque ve en su hijo menor algo que le dice que sí, que vale la pena intentarlo.

“Empezó de muy chico con esa idea de ser ‘bailarino’, como decía él. Además de su poder de decisión y de su seguridad, lo que veo es que luchó por sus sueños. A pesar de muchas cosas que sufrió, y que lo han hecho sentir vergüenza y miedos, así y todo el dijo ‘yo voy a bailar igual’. Y siguió. Persiste en lo que quiere”, lo elogia Aldana.

“Les diría que se animen a hacer lo que les gusta, que no les importe lo que digan los demás, que los sueños se cumplen”

Gerónimo Mitre Mercuri

Durante los últimos tres años, Gerónimo fue alumno del Instituto de Arte y Ballet La Plata de Lilian Giovine, la tía de Iñaki Urlezaga, donde tomó clases con Lilian y Romina Miguel. Aunque antes, también estuvo otros tres en el estudio Your Dance que dirige el ya mencionado Marcelo Blanco, quien lo preparó para las pruebas del Colón.

De los 250 chicos que audicionaron por un lugar en el ISATC sólo ingresaron 16, entre ellos, Gerónimo. Sólo tres son varones.

Pero, ¿de dónde nació esa pasión por la danza? Su mamá no se lo explica. No hay, en su familia “de campo”, antecedentes artísticos ni, mucho menos, relacionados con la danza o con la música clásica. Pero el nene recuerda un momento: “Estaba un día en una plaza mirando una banda, con mi papá y mi hermano, me subí al escenario y empecé a bailar”. No llegaba a los tres años y, desde entonces, baila.

Para llegar al clásico pasó antes por otros ritmos: salsa, comedia musical, jazz. Pero encontró en el ballet, lo que buscaba. Le gusta el desafío que este género le propone a su menudito cuerpo. La flexibilidad que está logrando.

Es consciente el nene que está embarcado en una carrera muy exigente y disciplinada. De hecho, estos tres últimos años, en los que salía del colegio, se cambiaba en el auto, y se iba a practicar durante más de tres horas, fueron intensos. Pero felices. Está convencido de que este es el camino que quiere seguir.

“Me imagino bailando en un teatro de Francia”, se proyecta Gero, que desde niño tiene un idilio con la encantadora París, la ciudad que sueña con conocer.

A semanas de la despedida de la danza de Iñaki, el mayor referente de la danza a nivel local, una nueva promesa en el universo de las zapatillas de punta nace. ¿Será Gerónimo el nuevo Urlezaga? La carrera de quien fuera primer bailarín del Royal Ballet de Londres es su norte y el hecho de que haya pasado por ISATC le genera esperanzas. Sea lo que sea, el pequeño está encantado con esta posibilidad. No todos los días alguien recibe una oportunidad así, y por eso hay noches en la que le cuesta dormirse.

“Vivo todo esto como un regalo. No puedo creer tener un fin de año tan especial”, analiza Gerónimo, y pide cerrar la nota con un mensaje para todos aquellos nenes a los que, como a él alguna vez, les quisieron hacer creer que estaban equivocados en sus aspiraciones: “Les diría que se animen a hacer lo que les gusta, que no les importe lo que les digan los demás, y que los sueños se cumplen”.