De la ficción bíblica al cine biográfico: la transformación de Petronio Gontijo

Aarón está entre nosotros: Petronio Gontijo, el actor que interpretó al hermano de Moisés en el exitosísimo culebrón religioso emitido por Telefé, “Moisés y los Diez Mandamientos”, regresó al país para presentar su nuevo filme, la biopic sobre Edir Macedo titulada “Nada que perder”, luego de visitar Argentina en ocasión del final de temporada de la telenovela, celebrado en el Luna Park.

Entonces, la tribuna enfervorecida del Luna coreó el nombre de su personaje, uno de los más queridos de la ficción, y uno de los momentos que marcó su carrera, explica Gontijo.

“Es todo lo que un actor quiere, porque sin público no vivimos. Trabajamos para el público, sin público el actor no existe, porque somos comunicadores, comunicamos ideas, sentimientos”, cuenta en diálogo con EL DIA el actor brasileño, nacido hace 49 años en Varginha y que en su nuevo filme volverá al universo religioso para encarnar a Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios.

Macedo tiene millones de seguidores en Brasil y Argentina, y a partir de ese fervor ha construido un verdadero imperio mediático que se ha peleado durante años con el poder establecido: su canal, Rede Record, es la principal competencia de la señal que lidera históricamente la tevé del vecino país, O Globo, y responsable de la producción de “Moisés” y también de “Josué y la Tierra Prometida”, ficciones que lideraron el rating de las últimas dos temporadas en nuestro país.

Pero a pesar de que Gontijo ha encarnado en sus dos últimos proyectos a figuras ligadas con la religión, él afirma que, al menos en el sentido tradicional, no es religioso: fue criado católico, pero tras su juventud estudió la Cábala y “aprecio todas las religiones, tengo interés por estudiarlas y conocerlas. Y creo que la religión es algo personal, cada uno se expresa a partir de los preceptos de cada religión. Me interesa en ese sentido el modo en que el ser humano comprende el mundo a través de las herramientas religiosas”.

“Moisés”, eso sí, fue un trabajo transformador para Gontijo en un nivel profundo: fue el primer gran éxito internacional para el actor, ya consagrado en su país de origen hace años, pero además “influenció mi propia búsqueda espiritual”.

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“Creo que el trabajo del actor es terapéutico. Podés bucear en otras profesiones, otras comprensiones, otros mundos, y a partir de eso, te ponés al servicio del personaje: entonces, el personaje pasa por el filtro de lo personal y a partir de eso, uno no puede no ser influenciado, creo yo”, explica Gontijo, a quien “interpretar a un personaje humillado, esclavo, que pasa a tener una fe descomunal a través de un contacto con un poder superior, me ayudó mucho en mi propia búsqueda. Fui muy feliz haciendo ese personaje”,

Fue parte de un proceso que, señala, ya se venía produciendo hacia adentro: “Siento que estoy mucho más accesible al otro, comprendiendo la importancia del otro, por encima de mi propia importancia, he encontrado respuestas del otro mucho más que de mi mismo”, revela Gontijo. “Ese fue un cambio muy grande en los últimos años de mi vida: cuando puedes dejar de lado las dificultades personales diarias con las que tenemos que convivir, y puedes ver al otro”.

El paso por “Moisés” fue transformador, pero tras aquel personaje enfrentó un nuevo y más difícil desafío: “Siento que en mi carrera cada personaje que apareció ha sido cada vez más difícil, exige más de mi, exige dedicación integral: no son 12 horas, son 24 horas, duermo y como viviendo y pensando en el personaje”, cuenta Gontijo, que sabía muy poco de Macedo cuando lo convocaron para “Nada que perder”, y que tras leer los tres libros de Macedo “me preocupé: ¿iba a poder conseguir hacerlo, conociendo mis límites como actor? Es un hombre que está intensamente en los medios, todos los días hay nuevos videos de él en YouTube, las personas lo conocen... Y somos muy diferentes, físicamente incluso”.

Pero el actor brasileño charló con Macedo y recibió su aval para trabajar el personaje con total libertad. Ahora restaba algo más difícil aún: ponerse en la piel del religioso, transformar el físico para parecerse, lo que implicó un esfuerzo sobrehumano para Gontijo: filmó con los dedos pegados y prótesis en las manos para gesticular de la misma manera que Macedo, “adelgacé 10 kilos, porque venía de hacer a Aarón, un personaje que cargaba piedras, era esclavo: tuve que perder 10 kilos de masa muscular para hacer a Edir”, y además tuvo que transformar la postura y el timbre vocal.

“Y además de eso, tenía que estar vivo dentro de esa composición: fue esa la mayor dificultad”, cuenta Gontijo. “Fueron dos meses de preparación intensos, doce horas por día, porque cuando entrás en el set para filmar el tiempo es dinero, tenés que estar listo”. El esfuerzo dejó sus secuelas: Gontijo todavía está reeducando la postura tras interpretar a Macedo durante un año en los sets de filmación.

La cinta, primera parte de dos que contarán la historia, vendió 4 millones de boletos en preventa en Brasil y en Argentina ya superó los 130 mil tickets expendidos antes de su estreno, el jueves. Para Gontijo, “hay un núcleo religioso” detrás del éxito de la preventa, pero también un interés “del público por conocer cómo hizo Edir para superar tantas adversidades”. En este sentido, para el actor no se trata de una película para el público religioso sino que puede interesar al público general: “Es un filme sobre la superación, creo yo. Un filme sobre las adversidades y cómo él hizo para superarlas”, explica Gontijo sobre su personaje. “Y paralelamente”, promete, “hay una gran historia de amor de Edir y Esther, diferente a todo lo que estamos acostumbrados a ver, pero una historia real y sincera”.