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Policiales |DROGAS Y PROSTITUCIÓN

Investigan si una red de trata recluta menores vulnerables en plaza Italia

La historia de una adolescente de 16 años desencadenó la pesquisa. Apuntan contra un grupo de dominicanos que operaría en la Ciudad para trasladarlas luego al barrio porteño de Constitución, donde serían explotadas

Investigan si una red de trata recluta menores vulnerables en plaza Italia

La zona de plaza Italia, donde habría comenzado la pesadilla para la chica de 16 años/Demian Alday

Marcelo Carignano

Marcelo Carignano
mcarignano@eldia.com

2 de Junio de 2019 | 02:51
Edición impresa

El 28 de junio de 2018, Micaela se escapó de la Casa de Abrigo de 41 entre 10 y 11. Cobijada allí desde principios de año, la joven de 16 años lo hizo con anterioridad en dos oportunidades, pero en esta ocasión el desenlace de su huida fue distinto. Para regresar, casi un mes después, se comunicó con los responsables de la institución y pidió que “la fueran a buscar”. Había llegado a duras penas a la vivienda de una amiga y le dolía mucho la cabeza “por los golpes” que aseguró haber recibido horas antes, en medio de una nueva fuga, apresurada y violenta.

Sus primeras palabras al reencontrarse con una de las coordinadoras del hogar, darían un indicio del ultraje al que fue sometida durante esos días de ausencia: “No me quiero ir más”. El nombre elegido para la protagonista (que no es la única) de esta historia es ficticio. La historia, en lo que concierne a la Justicia y a quienes investigan el caso, es real. Las tres veces en que eligió dejar su “refugio”, tuvieron un mismo motivo, el de ir a ver a su madre. En cada una se chocó con el rechazo de su progenitora, contaron distintas fuentes.

Esta crónica consta de ciertas palabras claves como vulnerabilidad, marginalidad, explotación sexual, drogadicción, facilitadores y carencia; que son mencionadas ahora con el objetivo de que sean recordadas en la lectura de cada párrafo. Solo así podrán entenderse -o al menos comprender- las elecciones y las motivaciones de cada intérprete.

Cuando Micaela se escabulló, las autoridades de la Casa de Abrigo denunciaron el hecho al instante. Lo mismo hicieron en el momento en que apareció, el 17 de julio de 2018. No obstante, el 3 de agosto siguiente la carátula de su caso sufrió una modificación y pasó de “averiguación de paradero” a “trata de personas menores de 18 años”.

Muchas veces, las chicas explotadas terminan siendo “facilitadoras” de nuevas víctimas

 

El cambio, obligado, se vio determinado tras su comparecencia ante la fiscal Cecilia Corfield (UFI Nº 15) y los detalles que refirió sobre su desaparición parcial y la posterior permanencia en dos lugares del barrio porteño de Constitución: el bar “Boca Chica” y una villa cercana. En ambas locaciones, conforme declaró, la menor fue obligada a prostituirse, a consumir y a vender estupefacientes.

UN LARGO CAMINO A CASA

El mundo de las drogas y la trata tiene una particularidad que no se observa en muchos otros ecosistemas de la delincuencia. El consumo de la primera esclaviza, y la repetición de actos habitúa. Esta circunstancia provoca en muchas de las víctimas una dependencia hacia su captor y a la vez las transforma en herramientas de éste. Clara (otro nombre inventado que pertenece a una persona real) es una joven que supo pasar algunos días en la Casa de la calle 41. En más de una ocasión, Clara invitó a las otras chicas a unirse a ella “para trabajar juntas”.

De acuerdo a lo inferido por los pesquisas, ejerce la prostitución en la zona de Congreso, en capital federal, y fue ella quien puso en contacto a Micaela con “un grupo de dominicanos que frecuentan el sector de 7 y 44”. Ese rol, quizás consciente o quizás no, lleva una denominación: la de “facilitadora”.

Ese es el primer lugar al que fue apenas se escapó del programa “Autonomía Joven”, llevado a cabo por el Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia en 68 entre 8 y 9. Llegó a plaza Italia a pie y se encontró con tres sujetos, a quienes conocía por un intercambio anterior. Les pidió una SUBE para poder movilizarse por la ciudad, habida cuenta de que estaba sin dinero. Los “dominicanos” accedieron, y uno de ellos (el mismo que le prestó la tarjeta para viajar) la invitó a su hogar en Abasto. Antes de emprender ese trayecto, Micaela pasó por la casa de una amiga en Villa Ponsati, figura en la causa.

Poco después del mediodía, se tomó el Oeste que la dejó en la avenida 520 y caminó los metros restantes hasta el domicilio al que había sido convidada. Permaneció allí lo que restaba de la tarde y al caer la noche, con la cena puesta en la mesa, decidió quedarse un poco más. Según consta en la investigación, luego de comer se durmió.

Cuando despertó, iba en viaje a bordo de “un auto de color azul oscuro, con los vidrios polarizados”. Manejaba el mismo dominicano que le cedió la SUBE, la invitó a su hogar y le dio de cenar.

Aturdida, Micaela recuerda haber sido conducida del brazo por una calle de tierra y “depositada en una habitación extraña”. De las sombras aparecieron dos adolescentes, menores como ella, a quienes conocía de otra de que compartieron. La más chica se hallaba bajo los efectos de algún estupefaciente, reveló.

La investigación en curso indica que a las tres las obligaron a ir a “Boca Chica” a “trabajar”, a veces en la venta de droga y otras como esclavas sexuales. El menudeo lo hacían en el barrio y la prostitución dentro del local, en las habitaciones del primer piso. Al “amigo” que la hospedó no lo volvió a ver durante esas semanas en las que fue explotada. Sí pudo comunicarse a escondidas con una de las trabajadoras de la Casa, a quien le dijo que “quería volver” porque le hacían “cosas feas”.

Sin embargo, no pudo decir con certeza dónde se encontraba. Entre tanto, a través de las paredes del precario cuarto en el que la mantuvieron encerrada, llegó a escuchar los gritos desesperados de otras mujeres cautivas, denunció.

El 15 de julio, en medio del traslado hacia el bar, Micaela logró deshacerse de sus captores. La golpearon, pero no pudieron detenerla. En su poder tenía la SUBE que le prestara el dominicano.

Arribó a Quilmes en un colectivo y de ahí subió al tren Roca, que la dejó en La Plata. Caminó hasta lo de una amiga y se comunicó con la Casa de Abrigo para que la fueran a buscar.

Lastimada, sucia y con imágenes imborrables en la memoria, regresó al único lugar en el que recibió algo de afecto.

cómo sigue la investigación

Tal cual se destacó al inicio de la crónica, tanto la fiscalía como los policías que llevan adelante la investigación, creen en la historia de Micaela. A ese fin y para brindarle correcta asistencia, se le asignó un psicólogo y le realizaron chequeos médicos.

En tanto, en el bar, que conforme a la pesquisa estaría regenteado por un sujeto oriundo de República Dominicana, fue allanado, con resultado negativo. Dos de los sospechosos identificados borraron sus perfiles de las redes sociales y lo mismo hicieron algunas de las chicas involucradas en la trama, se informó. Además, se elevó un pedido al Ministerio de Transporte de Nación para peritar la tarjeta de viajes, para saber en qué lugares fue utilizada y quién la pidió en primera instancia. Por ahora no hay detenidos.

Por otra parte, esperan contar con las grabaciones de las cámaras de seguridad del municipio platense para reconocer a los tres “dominicanos”, particularmente a quien habría trasladado a Micaela a la fuerza. En ese sentido, desde la Comuna informaron que “hoy las grabaciones se guardan, como mínimo, 60 días. Y cuando hay una causa judicial en medio, ese lapso se extiende hasta donde sea necesario”.

Con todo, un portavoz oficial aseguró que la causa no está caída. “No encontramos nada en el lugar, pero creemos en el relato que hizo” la menor, aseveró un vocero judicial.

 

511
Son las víctimas rescatadas por trata laboral y sexual en la provincia de Buenos Aires desde enero de 2018 al 23 de mayo de 2019. Esos son los casos en los que toma intervención el Ministerio de Justicia bonaerense.
193
Son los casos abordados en 2018 por explotación sexual o laboral de menores en territorio bonaerense. Del total, 50 fueron por presunción de trata,42 de mujeres y ocho de hombres. Además, hay otros 20 de 2017 en seguimiento.

 

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La zona de plaza Italia, donde habría comenzado la pesadilla para la chica de 16 años/Demian Alday

El interior del bar señalado como aguantadero de la explotación sexual

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