Vacaciones “agresivas”: se denunciaron 24 casos de violencia familiar por día en el receso invernal

Mientras que para algunas familias las vacaciones de invierno fueron sinónimo de paseos compartidos y más tiempo libre para disfrutar, para otras constituyeron un escenario de especial vulnerabilidad. Así lo reflejan las estadísticas de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que durante el receso por la feria judicial de julio registró un promedio de 24 denuncias diarias por violencia familiar, acaso la punta del iceberg de un fenómeno cuya escala resulta difícil de dimensionar.

Como detalla el informe de ese organismo -creado por el máximo tribunal en 2006 para facilitar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia doméstica-, entre el 15 y el 29 de julio se recibieron 336 denuncias, entre las cuales “ocho de cada diez” fueron realizadas por “mujeres o niñas” y apuntaban a un hombre como el agresor.

Aunque este dato recurrente en la estadística asemeja la violencia doméstica a la de género, se trata de dos categorizaciones distintas. Mientras que por ésta última se entiende a la violencia ejercida contra una persona sobre la base de su orientación sexual, identidad de género o sexo, se considera “violencia doméstica” a toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder.

La violencia doméstica abarca tanto agresiones físicas y abuso sexual como maltrato psicólogico y violencia económica. Y esta última incluye a su vez la negación a cubrir necesidades alimentarias para los hijos o gastos básicos para la supervivencia del núcleo familiar conviviente, así como el control de gastos o ingresos.

En su multiplicidad de facetas, no siempre reconocidas y generalmente invisibilizadas, la violencia doméstica constituye un fenómeno que muchas veces, como muestra el informe del Observatorio de la Corte, tiene por víctimas a niños, adolescentes y personas de edad, pero que además parece haberse disparado tras la pandemia de Covid.

EFECTO PANDÉMICO

Acaso por efecto de las medidas de confinamiento y la crisis económica agudizada en muchas familias por la pandemia de Covid, durante el año pasado las denuncias por violencia doméstica aumentaron 18% en relación con el año anterior, según los registros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

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De las 16.080 personas que se contactaron el año pasado con la Oficina de Violencia Doméstica del máximo tribunal, 7.339 lo hicieron para asesorarse sobre situaciones puntuales y 8.741 presentaron denuncias formales que, en un 77% fueron contra agresores varones y un 23% contra mujeres.

En el grueso de los casos (el 97%) estuvo presente la violencia psicológica; en el 55% la simbólica en el 55%; en el 52% la física en el 52%; en el 33% la de tipo ambiental; en el 30% la económica y patrimonial; en el 13% la social 13%, y en el 10% de los casos, la sexual.

En cuanto al vínculo entre las personas afectadas y las denuncias, el informe muestra que de pareja fue el más usual (49%), seguido por el de tipo filial (34%). A su vez, dentro del vínculo de pareja, el 67% de los casos correspondió a ex parejas, 17% a convivientes, 13% a cónyuges y 3% a novias y novios.

Si bien, como muestra el informe de la Corte, la violencia doméstica no distingue sexos en la primera infancia (0 a 10 años), registrándose proporciones similares de niñas y niños afectados; no así en el caso de la adultez. La relación de mujeres afectadas por cada varón aumenta considerablemente a medida que van creciendo, llegando a una proporción máxima de casi 14 a 1 en la franja etaria de 22 a 29 años.

A partir de entonces, esta proporción decrece: entre los 40 y los 49 años la relación es de 8 mujeres afectadas por cada varón y, para las adultas mayores, es de aproximadamente 3 a 1, señaló el texto. En promedio, a lo largo de la vida, hay 3,5 mujeres afectadas por violencia doméstica por cada varón.

VÍCTIMAS MAYORES

Entre las principales víctimas de violencia doméstica se encuentra la población mayor. Casi un tercio de las víctimas de hechos denunciados tienen más de 60 años -en su gran mayoría (el 69%) mujeres-, que sufren maltratos de distinto tipo por parte de sus hijos, hijas, yernos, nueras y nietos con quienes cohabitan.

“El maltrato psicológico se presenta como una de las modalidades más frecuentes a través de gritos, descalificaciones, agravios, humillaciones y amenazas de institucionalización. Pero también es muy común que las personas mayores sufran abuso económico: situaciones en las que son despojadas de sus recursos e incluso víctimas del uso ilegal o inapropiado de las propiedades o el dinero de su jubilación”, cuenta Sergio Costantino, secretario de Integración Social para Personas Mayores.

Otra forma recurrente de violencia doméstica sufrida por la población mayor es el desamparo intencional. “Es común observar falta de cuidados, de asistencia a las necesidades básicas vinculadas a la salud, la alimentación, la higiene, entre otras, por parte un familiar que se supone que está a cargo de ese responsabilidad. Las estadísticas indican que los miembros de la familia que permanecen más frecuentemente en contacto con la persona mayor son los principales perpetradores de este tipo de violencia, particularmente los hijos y los cónyuges”, menciona el especialista.

NIÑOS QUE DENUNCIAN

Como muestran las estadísticas de la Corte, casi un tercio de las denuncias por violencia doméstica (el 31%) tiene por víctima a un niño o una niña, un fenómeno muchas veces invisibilizado por la propia sociedad. Y es que si bien la mayoría de las familias argentinas considera que no debe usarse el castigo físico como forma de disciplina contra los niños, gran cantidad de padres y madres siguen recurriendo al maltrato físico o verbal como forma de educar. Y los chicos muchas veces callan por miedo, culpa e impotencia.

“La violencia contra los niños está invisibilizada por un lado y naturalizada por otro. Muchos madres o padres nos dicen que “no ejercen violencia sobre sus hijos, cuando los zamarrean o les pegan una bofetada o los insultan, nos dicen que no los pueden corregir sin esa práctica”, explica la Defensora de la Niñez, Marisa Graham, para quien la violencia contra los niños sigue ejerciendo en forma extendida “como algo cultural”.

Con todo, en los últimos años y a raíz de la difusión de distintas líneas de asistencia telefónicas y canales de WhatsApp, cada vez son más los niños que “se animan” a denunciar los abusos y el maltrato a que son sometidos, “La recepción de denuncias al 102 por parte de los propios niños afectados a sus hermanos es cada vez mayor”, reconocen desde la Secretaria de la Niñez, , Adolescencia y Familia, organismo a cargo de este servicio gratuito y confidencial de atención especializada ante situaciones de amenaza, vulneración de derechos o necesidad información.

Se trata de la punta de iceberg de un fenómeno cuya escala resulta difícil de dimensionar

A lo largo de la vida hay 3,5 mujeres afectadas por violencia doméstica por cada varón